La semana llega a su punto crítico emparedada entre quienes defienden que el modelo MAP está dando síntomas evidentes de cansancio --su previsibilidad, al menos, roza niveles preocupantes después de los tres últimos encuentros, con un punto de nueve posibles-- y los que piensan, en mayoría dentro del vestuario y aledaños, que dos derrotas seguidas no son nada y que la plantilla ofrece aún argumentos más que suficientes para mirar hacia arriba y salir por tercera vez de una situación difícil.

Lo que vive el Córdoba es un capítulo más de su progresión irregular. Salvo el arranque espectacular tras la llegada de Miguel Angel Portugal al banquillo, con cuatro victorias consecutivas, el equipo ha estado más en la indefinición que en otro sitio. Los blanquiverdes se han comportado a impulsos agónicos. Salieron del primer bache con Castro Santos, después hicieron lo propio con dos victorias seguidas (Ciudad de Murcia y Eibar) tras encadenar cinco jornadas sin vencer (dos puntos de quince posibles) entre el final de la primera vuelta y el principio de la segunda. Y ahora, una vez más, se encuentran con la dificultad de salir de un tercer bache con una diferencia en contra, la distancia con las plazas de descenso, que se ha recortado a tres.

Al menos, los mensajes contradictorios, tan ambiguos como el futuro, se han unificado en la entidad blanquiverde. De nuevo, el objetivo se marca en los 50 puntos que otorgan la permanencia. No obstante, por el bien común, es preferible que su conquista sea rápida y no se alargue mucho más en el tiempo, ya que este año la pelea incluye a muchos equipos y el balance con el Córdoba está en clara ventaja de los que siguen abajo en la tabla.

Es cierto que el Córdoba depende de sí mismo, pero con un estrecho margen de tres puntos más que sus rivales directos, sobre todo Las Palmas, Málaga B y Rayo Vallecano, que junto al Algeciras ocupan las plazas de descenso. La ventaja es mínima teniendo además en cuenta que el equipo tiene perdido de momento el ´goalaverage´ con tres de los cuatro equipos de abajo (Las Palmas, Málaga B y Rayo). Esto en cuanto al balance numérico.

BALANCE DEPORTIVO En lo deportivo la semana ha transcurrido en medio de un fuerte debate entre los que achacan al estado físico del grupo los últimos descalabros, y los que vuelven a mirar al desacierto como único culpable de los males.

Ni Portugal, ni los jugadores, ni el preparador físico, Telmo de Andrés, consideran que la plantilla esté dando síntomas de cansancio. Defienden la tesis señalando que los goles encajados por el Córdoba ante el Almería, Málaga B y Getafe llegaron en el primer cuarto de hora y más por despistes y deméritos propios, que por aciertos del contrario. Y más contundente, Telmo de Andrés, el preparador físico, apuntilló que el equipo estaba en un mismo ciclo físico que cuando obtuvo las dos últimas victorias consecutivas y un empate.

Así pues, sólo queda la excusa del desacierto como nexo de unión. Para más inri, el Córdoba ha demostrado a lo largo de la competición que necesita un plus de ocasiones mayor que el resto para anotar goles. Y si a las pérdidas de concentración se suma que el equipo no ha creado esas oportunidades necesarias para marcar, la cosa es evidente. Al menos, en este aspecto, las opiniones coinciden. Y es que al Córdoba de Portugal le cuesta crear peligro en ataque.

La evidencia del fallo en la parcela atacante se muestra en los continuos vaivenes en las alineaciones. Portugal no encuentra la pareja de extremos idónea --la lesión de Pablo Sierra marcó un antes y un después--, y en el medio sólo la lesión de Fleurquin ha puesto tranquilidad --y del peor modo posible, porque se pierde un puntal defensivo-- al baile de pivotes. Sólo la última línea atacante ha permanecido invariable, pero ha acusado en exceso el esfuerzo de Villa y Pulpo González durante la etapa de la remontada.

Así las cosas, los tres puntos de mañana en El Arcángel son fundamentales. Para reconducir la situación, despejar las actuales dudas en torno al equipo y su filosofía, y para poner puntos de por medio con los otros diez equipos implicados en la permanencia. La única obsesión que debe centrar ahora el trabajo del Córdoba.