A pesar de que el cambio de estilo llegará en algunas jornadas, empiezan a verse movimientos claros en torno al nuevo equipo que prepara desde esta semana Miguel Angel Portugal. Aunque es normal que el burgalés aproveche el trabajo que había hecho, también lo es que el actual técnico del Córdoba dé un giro no sólo psicológico, sino también sobre el césped en busca de un revulsivo tras nueve semanas sin triunfos. Ayer lo hizo en ambos sentidos. Porque no sólo dedicó buena parte de las más de dos horas y media de entrenamiento a puerta cerrada para actuar como psicólogo del grupo, sino también porque ensayó con un once titular con futbolistas que estaban acostumbrados últimamente a un segundo plano, como George, Angel y Olivera, entre otros, que o bien actuaban de apagafuegos entre lesionados, o bien se tenían que contentar con jugar los partidos de casa. Pero esto siempre ocurre en los relevos de banquillo. Buenos para unos, no tanto para otros. Y es que Miguel Angel Portugal quiere aprovechar el efecto recambio, que suele dinamizar las mentes colectivas, para retomar el rumbo. Y en tres sesiones hay cambios. Portugal apuesta más por el diálogo, por el toque, por el juego ofensivo, como se ha visto en los primeros contactos, pero también por el trabajo mental. Ayer, el equipo analizó en video al Algeciras, próximo rival este domingo a las cinco, y saltó a El Arcángel para probar nuevas variantes del 4-4-2. El Córdoba ha cambiado el corsé por el rondo, pero lo único que vale es ganar.