El pulgar del César al término del espectáculo dará la vida o la muerte a los gladiadores blanquiverdes. Tras deambular por la arena movediza hasta caer a la fosa que indica el camino hacia la Segunda División B, el Córdoba ha llegado hasta el circo de Mendizorroza, en el que recibirá el empujón del Alavés hacia la vida o la peregrinación moribunda por lo más bajo del estrato clasificatorio.

La semana no ha sido la más propicia para la concentración de los actores principales. La directiva del Córdoba dirimió la expulsión del entrenador, que a su vez no fue arropado por el seno de su plantilla... y la historia puede volver a repetirse si hoy no salen victoriosos ante el Alavés. El pueblo está expectante y ansía en que se produzca el milagro, ya que si la semana no ha sido beneficiosa para afrontar el encuentro de hoy, la historia ha querido que los blanquiverdes visiten tierras vascas, donde el Córdoba sólo ha ganado un partido de sus 29 visitas. Es más; de los seis partidos que ha jugado en Mendizorroza ha perdido cuatro y sólo ha sacado un punto. A esto hay que unirle que en esta temporada los blanquiverdes no saben aún lo que es la victoria, mientras que el Alavés, de los cuatro partidos jugados en casa ha ganado tres y ha empatado uno, por lo que no ha perdido todavía ante su público.

Para romper con la historia y comenzar a levantar el vuelo, Fernando Castro Santos no podrá contar con López Ramos, pero recupera a Berruet, lesionado, y Soria, sancionado, con respecto al último partido. Así Ocaña y Angel se han quedado en Córdoba por decisión técnica. Durante la semana el entrenador ensayó con el 5-3-2 que le dio buen resultado en la Copa, pero finalmente, como él mismo reconoció, la baja de López Ramos le ha hecho volver a confiar en el 4-2-3-1 que lleva empleando habitualmente en la Liga. Se ha dicho que el Córdoba no ha sido inferior a ningún equipo y hoy sobre el papel lo es, por lo que se espera que la suerte cambie de bando y se alíe al fin con el Córdoba.