Durante un total de diecisiete años ha estado en lo más alto del motociclismo internacional de primer nivel. Su mirada transmite la experiencia y sabiduría acumulada durante cerca de dos décadas de frenadas, virajes y adelantamientos y su cuerpo --especialmente algunas zonas de su piel-- es la huella palpable de que siempre derrochó hasta la última gota de esfuerzo sobre los circuitos de todo el mundo. Ahora, Alex Crivillé parece haber cambiado las dos ruedas por las cuatro patas, el más de centenar de caballos que tiraban de su moto por tan sólo uno aunque, a ser posible, un árabe o un pura raza española. Y, como muestra, el piloto catalán --con una serenidad e intimidad posible gracias a su lejanía de los circuitos profesionales-- se ha desplazado hasta la ciudad para tomar parte en el XV Raid Sierra Morena que organiza, entre otros, la asociación Córdoba Ecuestre, con la intención de divertirse en contacto con la naturaleza.

¿Es nueva la afición que tiene usted por los caballos?

--Que va. Hace aproximadamente doce años que comencé a tener relación con el mundo equino. Entonces compré un pura raza española, concretamente un cartujano, que montaba cuando tenía tiempo entre carrera y carrera. Luego adquirí a Twi , un ejemplar árabe con buenas condiciones físicas.

Realmente, ¿cuándo decidió montar en competiciones?

--Sólo me lo puede plantear al abandonar el motociclismo profesional. Aún así, me lo tomo como una afición y no me he volcado a tope en ello, simplemente he hecho algunas promociones en Cataluña de entre 60 y 80 kilómetros.

Entonces, ¿le llena?

--Fundamentalmente, me divierte y me relaja. Me encanta la naturaleza y montar me permite estar en contacto con ella. Además, el caballo siempre me ha evadido de la presión de competir en la élite.

Ya que habla de motociclismo... ¿lo echa de menos?

--La verdad es que sí. He tardado en superar esa especie de dependencia de las motos pero lo he conseguido. Ahora apenas me subo sobre las máquinas de dos ruedas; no obstante, añoro competir en las pistas.

¿Volvería?

Como piloto lo veo prácticamente imposible. Atesoro muy buenos recuerdos de mi época de competición, pero después de estar arriba, todo lo que no sea ganar no sirve de nada. Asumo que llegó mi momento de dejarlo. Sin embargo, no descarto vincularme al motociclismo más adelante, por ejemplo, en la búsqueda de jóvenes pilotos para categoría GP en países poco fructíferos ahora, caso de Alemania o Gran Bretaña.

Parece que descubre alguno de sus futuros proyectos, ¿no?

--No tengo nada concretado. A corto plazo sólo me planteo vivir la vida a tope y disfrutar de mi mujer y mi hijo Alex.

¿Qué tal aquí en Córdoba?

--Muy bien. En el Sur siempre tengo buenas experiencias y siento que es el lugar donde más me quiere la gente. Es un cariño especial con el que encanta salir a correr.

¿Y qué espera de la carrera?

--Es la primera vez que voy a correr tantos kilómetros. Voy a salir a ver qué tal se da la jornada sin forzar demasiado. En estas pruebas hay que saber tratar al caballo, le tengo bastante respeto al animal y quiero cuidarlo.