María Teresa Rivero acaba de abandonar la presidencia del Rayo Vallecano, y su hijo Alvaro Ruiz Mateos lo hace público en los medios de comunicación en una mañana en la que la ya ex presidenta recuerda cada momento feliz que ha pasado en los últimos diez años e intenta borrar de su mente los graves insultos que provocan un inesperado adiós. Teresa Rivero atiende con un tono triste en su voz. Sin saber bien si hablar o guardar silencio. Dolida. Pero sobre todo apenada por una escena que no puede olvidar. La ocurrida cuando desde las gradas sonaban más fuerte que nunca insultos graves contra su persona, y ella se giró en un palco repleto de familiares y cruzó miradas con sus nietos.

¿Cómo se encuentra?

--Estoy destrozada. Me parece mentira que después de tantos años luchando por el presente y el futuro del Rayo Vallecano tenga que acabar mi presidencia de esta forma.

¿Qué le ha llevado a tomar una decisión tan drástica?

--Los insultos de ayer son la gota que colma el vaso. La afición se pasó todo el partido cantando "Teresa hija de puta", y esto no se puede aguantar. Se acabó. Tengo que hacerme a la idea de que es lo mejor que me podía pasar.

¿Cómo ha decidido tomar una decisión tan importante en su vida?

--Me cuesta mucho porque siempre he dicho que el Rayo es mi vida, pero salí muy disgustada del estadio y al llegar a casa tanto mis hijos como mi marido estaban furiosos y me hicieron ver que es lo mejor para mí.

¿Y por qué esos insultos tan graves de una de las peñas importantes del Rayo?

--Eso me pregunto yo, ¿qué culpa tendré yo de que al equipo no le estén saliendo las cosas?. El fútbol es así de injusto y de ingrato. Nadie valora lo que la familia Ruiz Mateos ha hecho por el Rayo. Al revés, encima nos acusan y nos insultan. Es increíble.

En más de una ocasión tanto usted como José María Ruiz Mateos o sus hijos han dejado entrever su marcha del club, ¿es esta ocasión una más?

--No, nunca ha ocurrido algo tan grave. Ya la temporada pasada comenzaron con los insultos cuando el equipo no reaccionaba y parecía que iba a descender, pero nunca tan fuerte como en el último partido. Así no podemos seguir.

Entonces, ¿no hay posibilidad de que dé marcha atrás?

--No lo sé. Estoy viviendo algo muy duro para mi, porque quiero mucho al Rayo. Estoy triste porque tengo mucho dolor. En todo caso la palabra ahora la tiene la afición. Tendrían que manifestarse para demostrar que quieren que me quede.

Si las cosas siguen su curso, ¿es el siguiente paso el adiós definitivo de la familia al Rayo Vallecano?

--Por el momento he dejado la presidencia y no sé lo que va a pasar, si se nombrará otro presidente en mi lugar, nos iremos del club, aparecerá algún comprador o nos quedaremos.

Fue el de ayer su día más triste?

--Sin duda, para una persona que vive luchando cada día al máximo por el Rayo y que ve como su familia se desvive.