El británico David Millar, del equipo Cofidis, se adjudicó la decimoséptima etapa de la Vuelta disputada entre Granada y Córdoba después de un despliegue de clase que le permitió afrontar en solitario los últimos 15 kilómetros y resistir el empuje de un grupo de cuatro perseguidores, mientras que el líder Isidro Nozal, arrancó con tranquilidad otra hoja del calendario.

Millar, un consumado especialista en la contrarreloj --segundo en las de Zaragoza y Albacete--, tenía marcada esta etapa para apuntarla en su palmarés, pero según explicó, tuvo dudas sobre dónde atacar. Lo hizo en pleno ascenso al Alto de San Jerónimo, a unos 15 kilómetros de meta y acertó.

El ciclista escocés, de 26 años, coronó en cabeza y se lanzó como un cohete hacia la meta cordobesa, sin dar la más mínima opción a los otros cuatro componentes de la escapada buena del día desde los primeros metros del único puerto de la jornada.

Fue aumentando su ventaja para presentarse vencedor con un tiempo de 3 horas 58 minutos y 02 segundos, con 36 segundos de ventaja sobre Alberto Martínez, Sevilla, Rasmussen y Unai Osa. El pelotón se presentó en un puñado de segundos con Zabel al frente.

La general no registró cambio alguno con el líder más cerca de alcanzar su sueño en Madrid. Los favoritos pasaron otra página en espera de las etapas en la sierra madrileña y sobre todo de la cronoescalada de Abantos.

Nozal, Igor González y Roberto Heras siguieron ocupando por este orden los puestos del podio.

La etapa ofreció mucho calor y ritmo elevado desde el banderazo de salida, con constantes intentos de fuga. El Phonak de Alvaro Pino no incluyó corredor alguno en el primwe corte corte y se vio obligado a espabilar al pelotón con un ritmo muy elevado que permitió de nuevo la unión en el kilómetro 120.

El pelotón rodaba con más de treinta minutos de adelanto, a una media superior a los 45 kms/hora. Había prisa por terminar para arreglarse y tomar el AVE rumbo a Madrid.

El ascenso al Alto de San Jerónimo descartó al italiano rey del esprint Alessandro Petacchi, incapaz de afrontar las cuestas de un pequeño puerto de tercera. Allí David Millar metió el turbo a tres kilómetros de la cima dejando la compañía de Sevilla, Mercado, Alberto Martínez, Unai Osa y Rasmussen. En solitario y con la meta a 12 kilómetros, se inició el juego de la persecución.

En el descenso del puerto Mercado se dejó caer a un pelotón que marchaba a 39 segundos de Millar, donde el Milaneza trabajaba a destajo para la llegada de Edo y Zabel sudaba cada pedalada cada vez más lejos del grupo principal. El escocés ofreció una lección de descenso, arriesgando la piel en cada curva rodando como si se estuviese jugando una contrarreloj del Tour.

Resultó imposible alcanzar a Millar, disparado como un bólido hacia la meta de Córdoba.