El tenis español luce en Londres, con Juan Carlos Ferrero y Feliciano López incrustados entre los 16 últimos de este Grand Slam y con ambiciones de sobra para proseguir su aventura en las praderas inglesas.
Son los únicos que han logrado unir sus nombres en Wimbledon, donde se ha necesitado casi 40 años para que dos españoles llegaran a la vez a los octavos (Manuel Santana y José Luis Arilla en 1963 y 1964). Ferrero ha entrado en esta última parte del torneo por primera vez. Pero su ambición por conquistar el puesto de número uno es tan grande que ni el cansancio acumulado, ni la falta de preparación parecen haber mermado la calidad que demostró en París.
Tras dejar en la cuneta a los franceses Jean Rene Lisnard y Nicolas Escudé, y luego al armenio Sargis Sargsian, ya ha mejorado su actuación del año pasado. Lleva diez victorias consecutivas y cada vez más su juego en la hierba se va adaptando a sus golpes precisos desde el fondo. Ahora le sale al paso el francés Sebastien Grosjean, de juego rápido y una gran derecha para estas pistas.
Para Feliciano López figurar en octavos no es nada nuevo. Ya lo hizo el pasado año donde se dio cuenta que su juego de saque-red y su condición de zurdo hace mucho daño aquí. Ha ganado tres partidos, al estadounidense Robert Kendrick, al ruso Mijail Yuznhy y al brasileño Flavio Saretta y no ha cedido un solo set.