Para Zambrano no hay nada imposible. Sería capaz de movilizar a la Brigada Córdoba desde Kosovo en un tiempo récord si el destino es Madrid. Ayer, algún jugador con mucho arte dijo que el viaje lo había planificado el Racing de Ferrol, próximo rival de los blanquiverdes. Y motivos no le sobraban. Lo que más les molestó a muchos cuando llegaron a las seis de la mañana a Barajas fue constatar el por qué del plan de viaje. Algunos ya estaban en casa. A todos los demás les quedaba llegar a Atocha, a Córdoba, a Sevilla... Y eso que una de las opciones que descartó el técnico --con la reserva hecha-- fue viajar desde Tenerife a Sevilla ayer, lunes, a las diez, con llegada a la una del mediodía a la capital andaluza. Quizás un punto más intermedio para todos. No hasta el foro.

EN RUTA

La odisea con destino al hogar comenzó después del partido. Hasta las 2.30 de la madrugada, hora peninsular, los blanquiverdes, cruzados de brazos, aguardaron en el vestíbulo del hotel --no había ya reserva de habitaciones-- hasta la hora de la salida del vuelo. Después, ruta en autobús hacia el aeropuerto canario y vuelo de dos horas hasta la capital. Ya en Barajas, alrededor de la seis de la mañana, y sin dormir, el equipo técnico y el director general se despidieron de la plantilla, que tuvieron que esperar a las ocho y media hasta coger el AVE a Córdoba. Alguno, entre bromas, decía que no reservaría jamás sus vacaciones a la agencia Zambrano. Salvo si tenía que ir a Madrid.