La página más negra en la historia del Oviedo

"Lo del Oviedo da para escribir dos libros". La frase es de Imanol Argüelles, periodista que sigue al equipo asturiano. Lo malo es que los dos libros serían de terror. También el del Córdoba, puestos a escribirlo. Terror al descenso porque la situación deportiva es insoportable. Y terror a la desaparición porque la deuda de 36 millones de euros (6.000 millones de pesetas) ya no aprieta, ahoga.

El capítulo dedicado a la situación deportiva relataría que, en su segundo año seguido en la categoría de plata, el equipo es un colista incapaz de ganar en su propio estadio durante los últimos nueve meses, encaja goles con una insultante facilidad (es el más goleado con 25 tantos), con un caos táctico de padre y muy señor mío que se acentuó con un relevo de entrenador en la octava jornada (Vicente González Villaamil por Quique Marigil). Y, lo más sangrante, con una plantilla que, a priori, podría aspirar al ascenso: Oli (Betis), Engonga

(Mallorca), Idiakez (Real Sociedad), Losada (Mallorca), Iban Pérez (Osasuna), Fran (Espanyol)...

"Hay que ganar un partido. Eso nos devolvería la confianza", comenta Oli, el capitán. "No me arrepiento de haber cogido al equipo en esta situación. Me veo con capacidad para sacar esto adelante", asegura Villaamil, que fue capitán del Oviedo en los años 70. La esperanza son los refuerzos de diciembre, aun a riesgo de endeudarse más. Ha llegado el central Sarasua (Las Palmas) y se espera otro central y un portero.

Las páginas que explicarían la crisis económica contarían que el club que preside ahora Manuel Lafuente (relevó en julio al histórico Eugenio Prieto) se ha visto obligado a realizar una ampliación de capital de 36 millones de euros para tratar de enjugar la deuda. Comenzó hace una semana y acabará en mayo. Pero la afición (tiene 15.000 socios) no responde porque el equipo no cumple.

Ese segundo volumen recordaría que se salvó del descenso administrativo porque la nueva directiva halló los tres millones de euros que se les debía a la plantilla justo antes de empezar la temporada. Que fue el Principado de Asturias el avalador de un crédito de La Caixa (ninguna entidad asturiana quiso prestar dinero). Y que los jugadores perdonaron parte de la deuda para ayudar al club y asegurarse el cobro.

El problema es que si el equipo desciende, se vería abocado a la desaparición porque no podría hacer frente a los pagos. Llegados a ese punto, el tercer libro sería muy breve. Y aún más terrorífico.