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Al margen

‘La deuda’

La película es de las que llegan directas al corazón, emociona y nos deja cavilando después de vapulearnos interiormente

Una escena de 'La deuda'.

Una escena de 'La deuda'. / CÓRDOBA

Manuel Ángel Jiménez

Manuel Ángel Jiménez

Daniel Guzmán vuelve a sus orígenes, al espíritu de su primera película como director, aquella A cambio de nada (2015) que tanto bueno le dio. También aquí se emplea a fondo en la dirección y la interpretación protagonizando un filme con tanto peso social como de suspense, donde no falta la acción y el melodrama. Además, gracias a un montaje ágil no decae el buen pulso narrativo. Si bien, hay quien considera poco creíbles algunas de las situaciones generadas en el guion; sin embargo, pienso que estamos ante una de las propuestas más recomendables del cine español de género de los últimos tiempos y, sobre todo, la mejor hasta ahora de su director.

La película es de las que llegan directas al corazón, emociona y nos deja cavilando después de vapulearnos interiormente. De nuevo, Guzmán vuelve a contar como partenaire con una actriz natural, la nonagenaria Rosario García -fallecida tras el rodaje-, como en su ópera prima (donde fue su abuela quien compartió escena), y acierta de todas con la elección del casting que realizó visitando bastantes residencias de la tercera edad. La relación entre ambos es entrañable. A pesar de estar en una situación dramática, viviendo en un piso que un fondo de inversión amenaza con quitarles para convertir en viviendas turísticas, sin que la banca mueva un dedo para facilitar las cosas, incluso estando bajo mínimos en cuanto a salud y economía saben llevar la vida con optimismo y sentido del humor. Hasta que el protagonista, en medio de la desesperación, buscando una solución por el camino más corto para evitar el desahucio, comete un grave error que desviará la trama hacia otros caminos. También está ahí, excelsa, Susana Abaitua construyendo un personaje encantador.

Este cineasta derrocha honestidad a la hora de contar una historia que te deja noqueado, después de una peripecia cuyo suspense nos mantiene atentos de principio a fin, donde no faltan las persecuciones muy bien filmadas, alguna que otra reflexión acerca de la responsabilidad y la culpa, y con la necesaria crítica razonada a la sociedad en que vivimos.

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