Feria del Libro de Córdoba | Isabel Bono Escritora
Isabel Bono en Córdoba: "Me gusta escribir de lo que nadie habla, de vida, de muerte, de locura"
La poeta malagueña presenta en la Feria del Libro su último poemario, 'Frío polar', que surge a raíz de la muerte del poeta y amigo Antonio Muñoz Quintana

Presentación de 'Frío Polar', de Isabel Bono, en la Feria del Libro de Córdoba. / Chencho Martínez
La poeta y escritora Isabel Bono (Málaga 1964) es una poeta que fluye, cuya obra va ligada a lo que ve cuando mira a su alrededor. Su último libro es un poemario que habla del rastro sin tristeza de la muerte, desde la observación de un hecho tan natural como la vida misma.
-¿Fue difícil abordar un tema como este desde la poesía?
-No habla de la muerte sino de cómo se queda uno cuando muere un ser querido aunque no es un libro triste, es un libro en el que me quise escribir los poemas que a Antonio no le había dado tiempo a hacer y acabé hablando de mi relación con él, de cómo es la vida sin él. La pena es que yo me quedé sin el amigo, pero el mundo se quedó sin el poeta.
-¿De dónde viene el título?
-De una broma que teníamos nosotros. Yo soy muy friolera y aunque en málaga nunca hace frío, no hay invierno, cuando bajaba un gradito la temperatura, yo le decía a Antonio. "Qué frío hace" y él me miraba y me decía; "Sí, un frío polar". Era muy caluroso, siempre estaba sudando, hubiera sido feliz viviendo en el norte. El título viene de ahí y de la última vez que lo vi en casa. Estaba muy cansado porque ya el corazón no iba bien y le pregunté que cómo estaba y me contestó: "Estoy en un país muy frío y estoy solo". Yo me quedé muerta y le dije que ahí tenía una frase para empezar un libro, ya fuera de poemas o una novela, y que por favorlo escribiera. Al poco tiempo murió, así que pensé que se había dejado sin escribir ese libro e intenté escribirlo por él. No me salió porque solo escribí un poema, pero bueno, ahí está.
-Ese poema cierra el libro, aunque fue el primero que escribió.
-Sí, y ya no me salieron más. Los demás llegaron después, los ordené alfabéticamente, porque soy muy comodona, y cerré el libro con ese poema que es el más largo. No es tanto mi voz, sino la voz de Antonio que yo tomo para que él hable. Los versos que vienen en cursiva son suyos.
-¿Por qué nos cuesta tanto hablar de la muerte?
-Porque nos da miedo. La muerte no es algo agradable para nadie, nos duele y no hablamos casi nunca de ella, aunque yo creo que cada vez se habla más, igual que del suicidio, que es el tema de mi segunda novela en la que el protagonista es un suicida. A mí me gusta escribir de estos temas de los que nadie habla, no me interesa hablar de pajaritos, mariposas ni nenúfares, me interesa la vida, la muerte, la locura.
-¿Qué conclusión ha sacado sobre la vida y la muerte mientras escribía el libro? ¿Alguna revelación?
-Revelación ninguna. Yo he asumido la muerte desde siempre, con naturaldad, con dolor, pero con naturalidad, sin dramatismo, como la vida. Ya han muerto varios amigos y también me moriré yo. La única conclusión que saco es que mucha gente no se toma con naturalidad ni a la muerte ni a los muertos, les llevan flores o piensan que están en otro sitio porque no son capaces de admitir que no están. A mí me interesa mucho ese tema de por qué cuesta tanto afrontar que nos morimos y desaparecemos. Para mí, este libro es una forma de que Antonio no desaparezca del todo porque once años después de su muerte seguimos hablando de él y de su poesía. Yo espero que quienes no lo conocieran como poeta lo lean, porque será una forma de seguir dándole vida.
El libro ha tardado diez años en salir porque nunca tengo prisa por publicar, publicar me aporta muy poco
-Once años son muchos años. ¿Por qué ha esperado tanto y cuándo supo que era el momento?
-El libro lo escribí en un momento, cuando murió, en octubre de 2014. Salió prácticamente del tirón y lo guardé. Ha tardado diez años en salir porque nunca tengo prisa por publicar, publicar me aporta muy poco. Lo que yo quería es que fuera en un sitio especial, estaba esperando una edición bonita y de repente, un día surgió sacarlo en Tusquets y me pareció una maravilla. A él le hubiera encantado, hubiera disfrutado más que yo de todo lo que me ha pasado después de su muerte, él tampoco supo que escribiría novela, se quedó sin saberlo todo, sin enterarse de nada y eso me araña un montón.
Frío polar puede ayudar a desmitificar la muerte y encontrar algo de calma
-La poesía puede ser un bálsamo. ¿A quién cree que le puede ayudar leer Frío Polar?
-Puede ayudar a desmitificar la muerte y encontrar algo de calma. Es un libro que calma, a mí me calma cuando echo de menos a Antonio y lo leo. Me acuerdo de cuando íbamos cruzando el puente, de cuando volvíamos a casa, pero claro son poemas que he escrito yo con él, para él y desde él. Ojalá pueda servir a alguien que esté pasando por lo mismo.
-¿Para usted qué es la poesía?
-Una vez escribí que la poesía es lo que dejan los necios al margen. Yo creo que ahora eliminamos la poesía de todo, no veo poesía en ningún sitio, enciendo la tele, pongo el telediario y no la veo. Da la sensación de que la hemos eliminado, vamos a lo concreto y a mí me cuesta mucho.
-¿El mundo necesita más poesía, se puede vivir sin poesía?
-Se vive, pero peor. Se puede vivir sin nada, pero se vive peor sin poesía, la poesía te llena la cabeza de pájaros y hace que vayas más ligero. Cuando escribía poemas, yo iba por la calle más feliz, con otra visión sobre las cosas. Ahora que escribo prosa, como que me pesan los pies. Por eso echo tanto de menos la poesía.
-¿Elegir poesía o prosa es una decisión consciente?
-Yo no decido nada. Eso viene por el camino de la intuición o de la inspiración, pero la inspiración depende de cómo estemos. La vida real con tanta guerra y tanto malestar alrededor me vacía, yo no veo poesía por ningún lado. No sé si Balzac o Flaubert decía que las novelas eran la vida reflejada en un espejo, tú ibas andando y veías reflejada la vida. Ahora mismo, no veo poesía en ningún lado, pero ya volverá, en algún momento se cruzará. Pero tiene que llegar, no puedo ir a buscarla.

Isabel Bono, en la presentación de 'Frío polar', con Pablo García Casado. / Chencho Martínez
-¿Quién inculcó el amor a la literatura a una mujer que iba para economista y acabó estudiando diseño de moda?
-De niña, lo que más me gustaba era dibujar y leer cuentos, los leía en la cama con mi padre antes de dormir. Leer cuentos me parecía una maravilla. Yo quería tener ese super poder, quería ser cuentista, pero mi cabeza no es de letras, así que hice económicas para nada porque no me gustó y acabé dedicándome a escribir porque era lo que más me emocionaba. Te sale escribir porque quieres ser como esas personas que admiras.
Mi pantalla es la vida y voy mirándolo todo el rato, dejándome inundar por todo lo que veo
-Da la sensación de que la intuición es su guía.
-Sí, yo me dejo llevar, yo fluyo como se dice ahora. Disfruto de lo bueno y me voy adaptando. La intuición me va llevando. Tengo un blog que se titula Esa piedra me ha llamado por mi nombre y esa es la sensación que tengo en la vida, hay cosas que me llaman por mi nombre.
-A veces no miramos esas cosas que nos llaman.
-Claro, si vas pendiente de la pantallita del móvil... Mi pantalla es la vida y voy mirándolo todo el rato, dejándome inundar por todo lo que veo.
-¿La literatura da para vivir?
-No, como profesión no. Yo soy ama de casa y escribo. A veces das una lectura y te pagan, pero si yo sumara todo lo que me pagan al año no podría vivir, salvo que seas muy espartana y no tengas alquiler ni niños.
-Pablo García Casado le ha acompañado en la presentación. ¿Dígame qué le gusta de su poesía?
-Pues a Pablo lo conocí leyéndolo hace un millón de años cuando publicó Las Afueras, me encantó. Creo que los dos entendemos la poesía con naturalidad. No buscamos palabras raras, contamos lo cotidiano, miramos a nuestro alrededor y contamos lo que vemos.
La rima debería estar prohibida, a mí me estorba siempre
-La rima no es obligatoria en su poesía.
-No, para nada, la rima debería estar prohibida, a mí me estorba siempre. La vida no sucede en rima, la vida es otra cosa, la musicalidad es una cadencia que hace que un verso suene bien. Eso de estar buscando en el diccionario una palabra que rime con otra no tiene ningún sentido. No puedo con eso.
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