Cultura en Córdoba

'El Cristo de la Tabla' de Montilla se exhibe ya en el Museo del Prado

Se expondrá en la pinacoteca madrileña hasta el próximo 2 de marzo dentro de la muestra 'Darse la mano. Escultura y color en el Siglo de Oro'

El historiador Antonio Luis Jiménez y el párroco en Montilla Fernando Suárez, con el Cristo de la Tabla.

El historiador Antonio Luis Jiménez y el párroco en Montilla Fernando Suárez, con el Cristo de la Tabla. / CÓRDOBA

Juan Pablo Bellido

Juan Pablo Bellido

Córdoba

El Cristo de la Tabla de Montilla puede admirarse desde este martes en el Museo del Prado, en el marco de la muestra Darse la mano. Escultura y color en el Siglo de Oro. La directora del Museo Diocesano, María José Muñoz, estuvo presente en la entrega de esta pieza, que fue retirada al culto el pasado 6 de noviembre para ser trasladada por una empresa especializada hasta la principal pinacoteca de España, donde formará parte de una magna exposición que reunirá obras de los cinco continentes.

"El Prado va a aportar un montaje en el que se va a poder percibir que la imagen de Cristo está pintada tanto por el anverso como por el reverso, algo muy curioso", reconoció María José Muñoz, quien indicó que la exposición igualmente mostrará "la singularidad, la iconografía, el valor artístico y devocional, entre otros aspectos, de este Cristo que llegó a procesionar por las calles de Montilla".

El Museo del Prado y la Fundación AXA presentan hasta el 2 de marzo, en las salas A y B del edificio Jerónimos, esta muestra que reflexiona sobre el éxito de la escultura policromada barroca y su complementariedad con la pintura.

Montaje de la obra para su exhibición en El Prado.

Montaje de la obra para su exhibición en El Prado. / CÓRDOBA

Lo hace mediante una espectacular escenografía que acoge casi un centenar de esculturas de grandes maestros como Gaspar Becerra, Alonso Berruguete, Gregorio Fernández, Damián Forment, Juan de Juni, Francisco Salzillo, Juan Martínez Montañés o Luisa Roldán. Junto a ellas, pinturas y grabados que, como en un juego de espejos, las emulan o reproducen, y piezas clásicas que dan testimonio de la importancia del color en la escultura desde la Antigüedad.

Comisariada por Manuel Arias Martínez, jefe del departamento de Escultura del Museo Nacional del Prado, la exposición reivindica la importancia de la escultura policromada para una comprensión integral del arte español y presenta por primera vez al público cinco importantes obras recientemente adquiridas por el museo: Buen y Mal ladrón de Alonso Berruguete, San Juan Bautista de Juan de Mesa y José de Arimatea y Nicodemo, pertenecientes a un Descendimiento castellano bajomedieval.

En la presentación, Manuel Arias, explicó que la unión de pintura y escultura en el barroco español "no solo logró elevadas cotas de excelencia, sino que potenció la eficacia devocional de las imágenes, su capacidad para convencer y emocionar". La corporeidad de la escultura propiciaba una correspondencia directa y natural, y dotaba a lo divino de una apariencia tangible y humana, que se hacía más creíble a través de la gestualidad, apuntó, al tiempo que destacó el esfuerzo realizado para identificar no solo a los escultores de las obras sino, por primera vez, también a los "policromadores", verdaderos artistas que aportaban relevancia, sofisticación y cercanía a las tallas.

Para el director del Prado, Miguel Falomir, incorporar más escultura es un paso más en el esfuerzo que está realizando el museo se trata de "revertir ausencias" para elliminar discriminaciones por sexo, con la inclusión demás artistas mujeres; geográficas, centradas solo en arte europeo, y de materiales, por la que las esculturas solo podían ser de mármol o bronce, y las tallas en madera policromada se consideraban "un arte inferior".

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