ENTREVISTA | Antonio Ruz Bailarín y coreógrafo cordobés
«Pretendo colocar a Córdoba en el panorama de la danza»

El bailarín y coreógrafo cordobés Antonio Ruz / CÓRDOBA
Durante toda su carrera, el bailarín cordobés Antonio Ruz no ha dejado de aprender, nutrirse de todas las artes y absorber distintas culturas desde que, con apenas 16 años, salió de su ciudad para formarse en la danza. Y todo ello es lo que se refleja en los montajes de este coreógrafo consolidado que, pese a su larga trayectoria, reconoce que se enfrenta como un niño a cada uno de sus proyectos. El riesgo, la belleza y la reflexión forman parte de los espectáculos que Ruz crea, en los que habla de perfección, diversidad, integración y conexión entre personas. Creador versátil galardonado, entre otros reconocimientos, con el Premio Nacional de Danza, juega con su cuerpo en movimiento para mostrar un universo propio. Esta semana su nombre ha saltado a los periódicos locales debido al proyecto que actualmente negocia con el Ayuntamiento de Córdoba para ubicar un centro de danza en la ciudad y la sede de su compañía. «Pretendo colocar a Córdoba en el panorama de la danza», dice el bailarín, que asegura que «aún no hay nada cerrado» respecto a este proyecto, pero siente que «hay ganas». A la espera de la culminación de la iniciativa, Ruz se muestra feliz ante el reto que supone empezar de nuevo en una ciudad donde la escena de danza contemporánea «es muy frágil».
Acabamos de conocer la posibilidad de ubicar en Córdoba un centro de artistas de la danza y la sede de su compañía. ¿Es una apuesta por su ciudad?
Mis inicios fueron en Córdoba, pero a los 16 años me fui a Madrid, donde me terminé de formar. He tenido una carrera en Europa como bailarín y como coreógrafo llevo 13 años con mi compañía. Y llega una edad, o madurez, en la que uno necesita que su trabajo, su disciplina, tenga un poco más de impacto en la sociedad y no estar siempre con la maleta de un lado a otro, aunque esto último no creo que acabe. De alguna manera, me refiero a dejar este aspecto nómada de mi vida. No me siento de ningún sitio, no tengo un fuerte arraigo, pero Córdoba es una ciudad que siempre me ha tratado bien, desde que empecé con mi compañía he presentado casi todos mis trabajos en sus distintos escenarios. Después de toda esta experiencia, me parecía importante no solo mostrar en mi ciudad mis espectáculos, sino producir obras en ella, que es compatible con otros trabajos que seguiré haciendo.
¿Cómo va la negociación?
El proyecto ahora mismo no está cerrado, ha habido pasos importantes, y aunque se ha contemplado un presupuesto para el próximo año aun no está firmado el acuerdo, aunque creo que hay muchas ganas. Tampoco sé cuál será el espacio en el que se ubicaría este centro, que no será una residencia de artistas como se ha dicho. Es un proyecto que no tiene un carácter lucrativo, sino todo lo contrario, es un proyecto público para la ciudadanía, para la comunidad de la danza local, andaluza, nacional e internacional. Es un reto que supone empezar de nuevo en una ciudad donde la escena de danza actual, no me gusta llamarla contemporánea, es muy frágil.
«Es importante no solo mostrar mis montajes en mi ciudad, sino producirlos en ella»
¿En qué consiste el proyecto y cuáles son sus objetivos?
Me gustaría tener un lugar donde recibir e invitar a artistas, un lugar de encuentro para producir, crear e investigar los trabajos propios, además de que tenga un carácter formativo, de apertura de procesos de otros artistas a través de la danza, que es la disciplina en la que yo me expreso.
¿Qué puede suponer para Córdoba esta iniciativa?
Lo que pretendo es posicionar a Córdoba en el panorama nacional e internacional de la danza y que se fortalezca la posición de la ciudad como un lugar destacado para la creación coreográfica. Sabemos que es una ciudad patrimonial maravillosa, pero a nivel de danza, excepto el flamenco, no hay tejido creativo, ni sector que produzca o cree en Córdoba. El reto es poner al servicio de mi ciudad mi experiencia, trayectoria y conocimientos adquiridos en Europa.

Antonio Ruz, bailarín y coreógrafo cordobés. / CÓRDOBA
Recientemente interpretó en la Caja Negra del C3A ‘Recreo’, un montaje en el que contó con un grupo de alumnas del Conservatorio Profesional de Danza Luis del Río. ¿Cómo fue la experiencia?
Llevo bastante tiempo trabajando entre lo pedagógico y lo profesional. Me parece muy importante que coreógrafos como yo colaboren con el tejido formativo. La pieza Recreo es ya casi el inicio de este proyecto en Córdoba, tiene todo ese carácter de mediación ya que se trata de trabajar con el territorio y conociendo las necesidades de la ciudad. Fue muy emocionante.
¿Cómo ve el ambiente cultural cordobés?
Creo que está evolucionando y cada vez hay más iniciativas, no solo desde el sector institucional, sino también desde lo alternativo y underground. Estoy viendo muchos festivales e iniciativas que dialogarían con este proyecto creando sinergias con el IMAE, por ejemplo, porque necesitamos espacios escénicos. En definitiva, un proyecto abierto que dialogue con la ciudad.
Tener una compañía independiente de danza es complicado y muy pocos se atreven. ¿A qué problemas se enfrenta un artista que valora por encima de todo su libertad creativa?
Uno de los principales problemas es el tema de las ayudas a la creación, una compañía no sobrevive con sus actuaciones. Para que sea sostenible y estable, que en España solo hay dos (el Ballet Nacional y la Compañía Nacional de Danza), necesitan del apoyo de la Administración pública. Solicitamos esas ayudas, pero no tienen continuidad, y eso hace que no se puede construir un horizonte de tres o cuatro años. Tampoco se tiene en cuenta la investigación. Yo he estado a punto de tirar la toalla varias veces en los últimos años. Por otro lado, están los espacios, y la danza necesita unas condiciones concretas. No hay espacios para la danza, por eso es tan importante este proyecto. Respecto a Europa, estamos a años luz. Cualquier coreógrafo de mi experiencia tendría su espacio, y aquí te miran con asombro cuando lo pides.
¿El bailarín español se tiene que exiliar para avanzar en su carrera?
El arista debe viajar, debe estar en contacto con otras culturas, otros idiomas y pensamientos. Aunque es cierto que si en España hubiera compañías, algunos se podrían quedar, pero es que no pueden.
En qué momento diría que está ahora tras ese recorrido desde que en 2009, con apenas tres bailarines, creara una pequeña obra hasta producir ‘Pharsalia’?
Estoy en un momento muy dulce y bonito, me siento realizado, pero la frustración y la impotencia ante cosas con las que tienes que luchar a diario muchas veces mancha esa dulzura. Sigo aprendiendo, cada proyecto que abordo lo hago como un niño pequeño, con ingenuidad y riesgo. Mis colegas me miraron con cara de estupor cuando les dije que iba a hacer Pharsalia.
En sus montajes traslada ideas muy íntimas. ¿Qué busca que sienta el espectador?
Son ideas íntimas, pero universales. Lo importante es que el espectador, sin forzarlo, se sienta identificado, darle las herramientas para que se conmueva a través de su propio imaginario. La misión es que la gente salga transformada, o incluso incómoda, del teatro.
«Ha habido pasos importantes, pero aun no está firmado el acuerdo» con el Ayuntamiento
Cuenta con una formación muy ecléctica: flamenco, danza española, clásica, contemporánea..., y todo ello lo ha llevado a sus montajes. Se puede decir que es un coreógrafo todoterreno. ¿Le gusta ser un bailarín inclasificable?
Ha salido así, no hay una intención directa para que no me pongan etiquetas. He tenido una formación muy variada y mucha curiosidad. Me interesan muchas expresiones artísticas e intento contagiar a mi equipo de esa libertad creativa. Huyo de repetir una fórmula que haya funcionado.
El baile flamenco se está alejando de encorsetamientos, algo que no a todos gusta. ¿Qué piensa de esa evolución?
En el arte jondo se han mezclado estilos, épocas y vanguardias desde que empezó. Es un arte que está vivo y los flamencos han sido innovadores desde que empezaron. No me escandaliza que el arte flamenco esté dialogando con otras disciplinas, otros tipos de música, otras formas de trabajar la voz y el movimiento. Todo lo enriquece. Quien considere que el flamenco es puro está muy equivocado, es un arte completamente bastardo que se ha hecho con el diálogo con otras expresiones y culturas. Muchos bailaores y bailaores triunfan en el extranjero porque están arriesgando con su arte.
También ha realizado trabajos audiovisuales en escenarios muy especiales. ¿Le gustaría hacer más cine?
Sí, es una parte importante de mi discurso coreográfico, que es cómo la danza sale de la caja escénica y dialoga con otros espacios no convencionales y arquitectónicos que no están hechos para ella. Hay que recordar que se empezó a bailar en la naturaleza, en palacios, en salones, en romerías...
¿Que es lo que más le gusta de Córdoba?
Lo primero, mi familia, es lo que me conecta con Córdoba. Pero me encanta perderme en la Judería, ese olor a pueblo, a leña, a chimenea, en barrios como San Agustín y Santa Marina. Me fascina y la vendo muchísimo. Si todo sale bien, pasaré más tiempo en Córdoba y siento la responsabilidad de ser embajador de la danza, lo que vivo con mucha ilusión.
Suscríbete para seguir leyendo
- Primeras palabras de Fernando Alonso tras la pérdida, un comunicado en redes: 'Descansa en paz, hermano
- Alfonso, Miguel y Beatriz: los tres estudiantes con las mejores notas de Selectividad en Córdoba
- Los tres mejores expedientes del MIR en Córdoba escogen el hospital Reina Sofía para formarse
- El Ayuntamiento de Córdoba conecta los dos caminos principales de El Patriarca con un nuevo sendero
- El socialista cordobés Cristian Corvillo, en las conversaciones entre Santos Cerdán y Koldo: 'Lo está jodiendo en Córdoba
- El dermatólogo cordobés Pedro Gómez: 'Apreciamos un aumento de la 'cosmeticorexia' a edades cada vez más tempranas
- En Las Palmeras no se rinde nadie: el barrio homenajea a catorce estudiantes por terminar la ESO y FP
- Adiós a la sombrilla: el nuevo invento que da sombra a cuatro personas llega a las playas españolas