TEATRO

'Aligator': la mirada hacia lo marginal de la dramaturga Mariña Prieto

La autora gallega explora las consecuencias feroces del abuso patriarcal en un texto escrito durante su residencia en la Fundación Antonio Gala

Alumnos de la ESAD estrenan la obra este sábado, a las 21.00 horas, en el auditorio del centro

La dramaturga gallega Mariña Prieto, autora de 'Aligator'. / FRANCISCO GONZÁLEZ

Una mujer está sentada en una zona pantanosa del río Misisipi y habla, habla, necesita desahogarse. Sola. No, no está completamente sola. Su interlocutor es un Aligator, una especie de cocodrilo grande y feroz. Ella le confiesa que acaba de matar a su marido, mientras esos ojos inexpresivos están cada vez más cerca. Así empieza Aligator, la última obra teatral de la dramaturga gallega Mariña Prieto, quien escribió el texto durante su estancia en la Fundación Antonio Gala, como parte de esta última promoción de residentes, y que este sábado, a las 21.00, llevan a escena alumnos de último curso de la Escuela Superior de Arte Dramático de Córdoba (Esad), en el mismo auditorio del centro.

"Siempre he sentido mucho interés por los personajes marginales y me preguntaba en qué estado emocional puede estar alguien para llegar a confesarse ante uno de los animales más terroríficos que existen", cuenta la creadora. En este caso la protagonista, Lidia (interpretada por Sara Campaña), dejó todo lo que le era familiar para mudarse con Tomás, un saxofonista de jazz (el personaje de Jesús Pérez) a Nueva Orleans. Una vez allí, el abuso psicológico alcanza niveles tan extremos como para llevar a la protagonista a un estado de psicosis que desemboca en consecuencias trágicas.

El director de la obra, Carlos Alonso, junto a Mariña Prieto y el actor Jesús Pérez (Tomás) y las actrices Sara Campaña (Lidia) y Flavia Ruffa (Carlota) / FRANCISCO GONZÁLEZ

Un amor deteriorado con tintes de thriller

La historia, con tintes de thriller, se desgrana con una estructura fragmentaria, a base de flashbacks, para conocer los momentos en los que el amor de la pareja se va deteriorando. Todo ello en diálogos directos, con palabras sencillas pero de gran carga poética, ya que "no quería caer en manierismos", asegura. Eso sí, advierte que "el espectador no lo va a tener fácil para discernir entre buenos y malos porque se trata de personajes profundos, poliédricos". Así desarrolla su inquietud dramática una escritora que sigue la estela de autoras como Lucía Carballal, quien huye del miedo a escribir sobre mujeres débiles, o de la novela Y eso fue lo que pasó, donde la italiana Natalia Ginzburg relata la confesión desesperada de una mujer harta de soportar infidelidades.

Las orillas pantanosas del río Misisipi sirven de contexto para una historia de asesinato

Por este imaginario creativo también sobrevuela una referencia a La insoportable levedad del ser de Kundera, pues el protagonista de la novela -- comparte nombre con el personaje de Aligator-- divide a las mujeres entre la esposa y la amante, dividiendo su vida entre ambas. Así como está presente la visión "koltesiana", del dramaturgo Bernard-Marie Koltès, sobre unas relaciones amorosas basadas en el interés, el intercambio y no "un amor altruista real", matiza prieto, "porque el interés egoísta existe en las relaciones amorosas por mucho que nos neguemos a verlo".

"Como dramaturga, estoy cansada de la figura de la heroína. Me interesa escribir sobre personajes femeninos que no sean los más fuertes, ni tampoco las víctimas perfectas (...)"

"Como dramaturga, estoy cansada de la figura de la heroína. Me interesa escribir sobre personajes femeninos que no sean los más fuertes, ni tampoco las víctimas perfectas; hay que entender que las mujeres también pueden representar la complejidad de la condición humana y no solo los hombres, como ocurre normalmente", incide Mariña Prieto, consciente de lo arriesgado de su planteamiento. "Puede haber un público que al verla no esté de acuerdo y pueda sentirse ofendido; crean haber visto simplemente la historia de una loca, cuento con ello. Pero no me dirijo a ellos, sino a quienes se planteen cómo la sociedad patriarcal puede llevar a las mujeres a un estado total de marginalidad", incide, muy consciente de los datos. El número de mujeres que asesinan a sus parejas es ínfimo comparado con el de los hombres. "De ahí la paradoja de un planteamiento en el que la maltratada termina siendo, por desesperación, la asesina". 

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Jesús Pérez y Sara Campaña durante uno de los ensayos de Aligator. / FRANCISCO GONZÁLEZ

No obstante en la convulsa relación de este tándem aparece un tercer personaje, Carlota (Flavia Ruffa se pone en su piel), una vecina que no solo se hace amiga de Lidia, sino quien terminará por tener una relación afectiva y sexual con ella, en una "clara muestra de sororidad que también me interesaba", explica la dramaturga. Asimismo, el texto despertó el interés de Carlos Alonso, profesor de la Esad con más de 50 montajes en su trayectoria y quien también se encargó de seleccionar a los alumnos que mejor encajaban para los papeles. Se trata de la primera puesta en escena de su currículum y, tras el estreno en Córdoba, los actores a viajarán a Madrid para llevar por salas esta radiografía íntima del dolor.

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