ARTE

Juan José Díaz Expósito contrapone el espectador a la finitud en su nueva muestra de pintura

La Sala de Exposiciones de Cajasur acoge 47 cuadros del artista hasta el 30 de junio

El desgaste del mobiliario antiguo, retratos de Marruecos o la tristeza de la vejez en los pueblos son los temas principales de la colección

El pintor Juan José Díaz Expósito vuelve a exponer en Cajasur tras diez años sin mostrar su obra

El pintor Juan José Díaz Expósito vuelve a exponer en Cajasur tras diez años sin mostrar su obra / A.J. GONZÁLEZ

Llevaba más de diez años sin exponer, pero el pintor cordobés Juan José Díaz Expósito necesitaba compartir con el público las reflexiones derivadas de una etapa con mayor tiempo para la mirada. Hoy ha inaugurado en la Sala de Exposiciones de la Fundación Cajasur una muestra sin título como ventana a la jubilación de un artista. "He estado muy dedicado a la enseñanza, pero desde que me jubilé, hace diez años, me he dedicado por fin a recordar; porque el arte, para mí es la vida", ha comentado a este diario.

Algunas de las piezas sobre mobiliario desgastado de la exposición

Algunas de las piezas sobre mobiliario desgastado de la exposición / A.J. GONZÁLEZ

Los 47 óleos de los que se compone la muestra están divididos en dos temáticas. Por un lado, está la experiencia del pintor durante una temporada de vida en Marruecos. Retratos de rostros arrugados, rendidos a las cotidianidad en momentos como la pausa tras la visita al mercado o miradas furtivas hacia el propio artista quien, con cámara en mano, captaba este ejemplo exótico del paso del tiempo. "Me atraían mucho sus vestimentas y las características de sus rostros; por eso me quedé allí un tiempo, pintándolos", comenta Díaz Expósito, quien suele llevarse al estudio las instantáneas para tomarlas como base de lo que será su propia interpretación del momento. "Yo creo que estoy entre el realismo y el impresionismo, porque para mí es fundamental imprimir la obra del sentimiento que me producen esas escenas", apunta.

Los óleos, entre el realismo y el impresionismo, están elaborados a partir de fotografías que el autor tomaba a personas anónimas por las que se interesaba.

Así se observa en la segunda parte, protagonizada por las figuras de ancianos, en actitud campechana, viendo pasar la vida en cualquier rincón de un pueblo español. Sus miradas tristes manifiestan la soledad de su momento vital o tal ves la consciencia de que el final está cada vez más cerca. "No quería blanquear nada y por eso hablaba con ellos, me interesaba por sus historias de vida, para ser capaz de despertar la misma curiosidad en el espectador", incide.

El efecto de la vejez se hace aún más patente en obras que directamente se acercan a las grietas del pozo, la casa en ruinas o los tomos de libros apilados y polvorientos. "Para mí es una forma de decirme a mí mismo aquello de Cómo me ves, te verás", explica el autor, e incita al visitante a hacer lo mismo. Para desmitificar la juventud o, quizá, para animar a su disfrute antes de su ausencia.