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Francisco García-Calabrés publica 'Mi vecino es negro: Los retos de la diversidad'

El profesor y abogado cordobés concluye en su ensayo sobre la diversidad que el mundo avanza hacia sociedades mestizas

Francisco García-Calabrés.

Francisco García-Calabrés. / Rafa Alcaide / Efe

Álvaro Vega (EFE)

Un ensayo del profesor y abogado cordobés Francisco García-Calabrés, en el que analiza los retos de la diversidad, concluye que "caminamos hacia sociedades mestizas" como consecuencia del proceso de migraciones y del hecho de que "de cada diez personas que nacen hoy en el mundo (solo) una es de raza blanca".

En 'Mi vecino es negro: Los retos de la diversidad' (Ánfora Nova, 2023), García-Calabrés (Priego de Córdoba, 1955), expone que se trata de un proceso irreversible al existir mil millones de personas inmigradas.

El 3,6 % de la población mundial ha migrado internacionalmente, cerca de 300 millones de personas ha migrado fuera de sus países y 750 millones lo ha hecho dentro de sus propios países, según los datos que ofrece en la obra.

En una entrevista con Efe, el autor, durante diez años profesor de la Universidad de Córdoba y que desde hace siete ejerce la docencia en la Loyola Andalucía, ha afirmado que "caminamos hacia esa realidad por la presión migratoria, por la necesidad de mano de obra, por la falta de natalidad".

Gestionar a través de la interculturalidad

Se trata de una situación que cree que hay que gestionar a través de la "interculturalidad" y para la que hay, ha subrayado, "todo un diseño de política de inclusión porque es una realidad que se nos avecina".

Entre los instrumentos que cita en el libro están lo que recoge la Agenda 2030, la Agenda 21-27 de inclusión de la Unión Europea y, con anterioridad, el derecho a la interculturalidad que aprobó el Foro de Túnez en 2013.

De todas formas, se ha mostrado partidario de "incorporar también al catálogo de derechos el derecho a la convivencia intercultural", desde el punto de vista del "carácter evolutivo" de los derechos fundamentales aprobados en 1948, la Declaración Universal de los Derechos Humanos de Naciones Unidas, al igual, quizás, ha precisado, que "entonces no existía Internet y hoy tendríamos un derecho de acceso presuntamente a las redes y a los medios informáticos".

El profesor y abogado Francisco García-Calabrés.

El profesor y abogado Francisco García-Calabrés. / FRANCISCO GONZÁLEZ

Comunidad de derechos y obligaciones

García-Calabrés, vinculado al mundo de la inmigración desde 1993 a través de Córdoba Acoge y de la Comisión de Derecho de Extranjería del Colegio de la Abogacía de Córdoba, ha apostado por "dar derechos políticos" y "construir una comunidad de derechos y de obligaciones, pero en términos de igualdad" con la inmigración.

Así, ha puesto de manifiesto la incoherencia que, a su juicio, supone que en las pasadas elecciones municipales pudiera "votar solamente la población europea registrada en España", mientras que "un señor marroquí y que lleva treinta años viviendo en España que tenga tres chiquillos, tres negocios y pague sus impuestos, no puede votar en las elecciones españolas, ni en autonómicas, ni en municipales y en generales".

Al mismo tiempo, ha apostado por "trabajar ese discurso contra el miedo, contra el bulo, contra la xenofobia" y, de hecho, dedica un espacio en su libro "a desmentir diez bulos populares", con datos, como el que los chinos no pagan impuestos, que la inmigración no aporta a la economía, que los extranjeros deben venir "todos con contratos como nosotros fuimos al extranjero, lo que es falso porque en Suiza había 300.000 españoles que estaban allí sin contrato y en Alemania había 900.000 españoles sin contrato", o que los extranjeros nos quitan el trabajo.

De hecho, expone en su trabajo que el 3,1 % de la población laboral en Europa está desierta, es decir, "necesita mano de obra extranjera", que en el caso de Alemania supone la necesidad de 200.000 personas y que "ya hay planes para incorporar 500.000 personas al año en Canadá de trabajadores extranjeros".

La acogida, en el ADN español

En su opinión, la acogida está "en el ADN de la cultura y la sociedad española porque lo hemos hecho durante siglos con las culturas que han venido, porque nosotros cuando hemos salido al exterior nos hemos mezclado donde hemos estado".

Además, cree necesario "aprovechar las singularidades, porque aquí no tenemos la centralización administrativa del asimilacionismo" y sí "las peculiaridades de las comunidades autónomas, los estudios y las políticas sociales por cada territorio, que eso es mucho más permeable, más flexible" a la hora de la integración.

De todas formas, ha reconocido que "es verdad que hay algunas reacciones muy identitarias, muy nacionalistas, muy localistas que están en contra de la Unión Europea,en contra de la globalización, de lo que hace ya cincuenta años McLuhan, el sociólogo norteamericano, acuñó como la aldea global, pero son fenómenos irreversibles y nos va la convivencia en ello".