PRESENTACIÓN DE SU LIBRO 'JOVEN, NO ME CABREE'

Albert Boadella arremete contra la progresía y la debilidad de los hijos de la democracia

El actor y dramaturgo culpa a su generación de haber eludido la fase de "doma" de su progenie, lo que les ha hecho "necesitar ayuda psicológica y química ante cualquier dificultad"

Albert Boadella, este sábado en la Feria del Libro de Córdob.

Albert Boadella, este sábado en la Feria del Libro de Córdob. / NATALIA ROMÁN

Araceli R. Arjona

Araceli R. Arjona

Es conocido por su verbo ágil y crítico y por su posicionamiento en favor de la libertad, una idea que el actor, director y dramaturgo catalán Albert Boadella asegura ha sido siempre una máxima en su vida y que ha lanzado como consejo a las nuevas generaciones en un momento en que "la sobreinformación y una crianza con demasiados mimos" les está arrastrando, en su opinión, a sucumbir ante lo políticamente correcto. "Mi recomendación a los jóvenes creadores es que sean libres, que defiendan lo que crean y lo que sienten, sin importarles si los demás se enfadan o no", asegura.

Albert Boadella ha estado este sábado en la Feria del Libro de Córdoba, donde ha presentado su último libro, titulado Joven, no me cabree, una obra escrita en forma de diálogo entre un supuesto alumno universitario que hace un doctorado en Ciencias Teatrales y que se entrevista con él. "Ese diálogo está planteado entre un maestro y un alumbro, pero sobre todo, es un diálogo entre la generación de gente joven y la mía (este año cumple 80 años)", explica. La conversación alterna el humor y la rudeza con el fin de reflejar, señala, a "la generación de mis hijos, que ha tenido muchos mimos en casa, en la escuela, de las administraciones del Estado y de la sociedad en su conjunto sin pasar por lo que yo llamo una época de doma, es decir, ciertas durezas que les obliguen a luchar y esforzarse por lo que desean conseguir". En opinión del autor, "los jóvenes tienen mucha información, pero están muy poco entrenados en las dificultades y enseguida necesitan ayuda psicológica o química a punta pala para superar lo que les pasa".

Boadella culpa de ese déficit de fortaleza existencial a su propia generación, la del Mayo del 68, que "abrimos todas las puertas, algunas acertadas y otras no, con pésimas consecuencias". Para el que fuera fundador de la compañía Els Joglars, "se ha perdido el respeto por la autoridad y el conocimiento, al que sabe las cosas, se ha perdido cierta humildad que es necesaria para aprender, porque a los diez minutos ya creen que lo saben todo". En opinión del autor de Joven, no me cabrees, "existe entre los jóvenes un grave desprecio al pasado porque todo lo que no es actual o no está de moda no les interesa nada, lo cual es gravísimo porque todo lo que tenemos está en el pasado y no en el futuro que aún no existe".

En sus diálogos con el alumno, Boadella arremete también contra la progresía, que sitúa tanto a izquierdas como a derechas del espectro político, "una idea que yo ya tuve que sufrir en mis tiempos y que engloba a toda esa gente a la que solo les interesa lo actual, la modernidad y está dispuesta a destruir lo pasado". Para el maestro del libro y para el propio autor, "la consecuencia ha sido crear cantidad de tabúes". Si en la Dictadura, señala, había cuatro o cinco tabúes, "ahora puede ser tabú cualquier cosa, tabúes legislados además, porque existe una exaltación de las ocurrencias legisladas basadas en el supuesto de que todo lo pasado no vale de nada". En su opinión, el Gobierno actual es un claro ejemplo de ello, "aunque si viniera el PP sería exactamente lo mismo".

"El gremio del teatro ha caído en manos del Estado"

Por último, alerta de la deriva de la cultura española. "Una de las cosas que digo en el libro es que mi gremio, el del teatro, ha caído en las manos del Estado, que ha hecho que actualmente sea la cultura de estado la que prevalezca, por una cuestión de subsistencia", critica, "para sobrevivir, hemos acabado siendo funcionarios de los estados, aquí y en Europa, en lugar de defender nuestra libertad por encima de todo".

En cuanto a Cataluña, de donde se resiste a irse en un acto de "rebeldía, pero sobre todo de derecho, porque puedo vivir donde me dé la gana y nadie me va a echar", insiste en que es una región "en franca decadencia" como demuestra en el plano cultural, apostilla, "que se intente imponer el aprendizaje solo del catalán dando de lado al español".

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