Homenaje en Málaga

Carlos Saura: el tributo a un genio lúcido hasta el final

"Mi padre fue una bella persona, aunque hubo un Saura atormentado y que tenía mucho egoísmo creativo", dice Antonio Saura

Anna Saura, Eulalia Ramón, Antonio Saura y Mónica Randall.

Anna Saura, Eulalia Ramón, Antonio Saura y Mónica Randall. / Gregorio Marrero

Chaima Laghrissi

La llama de Carlos Saura aún no se ha apagado. A pesar de su reciente muerte, el mundo del cine sigue recordando a uno de los grandes cineastas españoles, que fue clave en la historia cinematográfica del país. Hace justo un año Saura recibía la Biznaga de Honor del Festival de Cine de Málaga, un galardón en el que el cineasta aragonés hacía gala de su humor: «Tengo 90 años y 3 meses, 7 hijos y 50 películas».

Ahora el Festival llora su muerte y por ello recuerda y homenajea la figura del director fallecido hace poco más de un mes. Porque «hablar de Carlos Saura es hablar de un nombre en mayúsculas de nuestra cinematografía», afirmó ayer Juan Antonio Vigar, director del Festival de Málaga, durante el homenaje que el certamen le brindó y al que asistieron dos de los siete hijos del genial director, Anna Antonio; su viuda, Eulalia Ramón, y la actriz Mónica Randall, que colaboró con el cineasta en Cría cuervos.

Vigar quiso recordar al cineasta: «Sé que vivió de una manera muy especial su homenaje el año pasado. Él se dio cuenta de la influencia real que había tenido en los jóvenes, de que su obra había sido de gran influencia en la cultura», recalca.

«Mi padre se fue trabajando hasta el último día», recordaron los familiares del director. Y también «lúcido y clarividente», hasta el final. Sus últimos días de vida fueron muy especiales: el autor, reacio a expresar y compartir sentimientos, «vio a unas cuantas personas especiales» que «pudieron comprobar que decía cosas que nunca había dicho», según Ramón.

Un momento del encuentro de familiares y compañeros de Carlos Saura

Un momento del encuentro de familiares y compañeros de Carlos Saura. / Gregorio Marrero

La viuda apuntó que «veinticuatro horas antes, Carlos no pensaba que se fuera a morir». «Una semana antes estaba preocupado por que le renováramos el carné del Abono Transporte, que para él era la vida», recordó la viuda. Y rememoró: «Antes de morir, le pregunté: ¿Vas a dar ese último giro de guión? Sentí que estaba rodando su último plano».

A la familia aún no le ha dado tiempo de asimilar pérdida de Carlos Saura, ya que las continuas muestras de cariño «a veces son abrumadoras»: «Murió y vinieron los Goya y numerosos homenajes... No me ha dado tiempo de llorar aún», dice su hijo Antonio.

Randall se emocionaba al recordar el día en el que se enteró del fallecimiento de su amigo: «Me sentí desubicada, quería estar ahí para haberle dicho adiós. Tuve la enorme suerte de formar parte de su familia. Cuando Saura se fijaba en ti sabías que tu carrera iba a cambiar», destacó la intérprete.

El Festival le dedica un adiós íntimo y familiar a Saura. Dos hijos del genio aragonés, Anna y Antonio Saura, y su viuda, Eulalia Ramón, acudieron al festival para recordar los últimos días, "lúcidos y clarividentes", del director y compartir algunos aspectos humanos

El Festival le dedica un adiós íntimo y familiar a Saura. Dos hijos del genio aragonés, Anna y Antonio Saura, y su viuda, Eulalia Ramón, acudieron al festival para recordar los últimos días, "lúcidos y clarividentes", del director y compartir algunos aspectos humanos / Gregorio Marrero

Espíritu libre

Por su parte, Eulalia Ramón quiso compartir con los asistentes al homenaje lo qué más le gustaba del cineasta aragonés, de su marido: «Su espíritu libre y divertido, le gustaba jugar todo el rato». Y confesó ante el público: «Siento que de alguna manera aún sigo dirigida por él, que siempre pensaba que todo era una película».

Antonio Saura resumió que su padre fue «una bella persona», aunque reconoció que «había un Saura atormentado y que tenía mucho egoísmo creativo en el buen sentido». «A él le enfadaría que dijeses solo las cosas buenas, me estaría regañando ahora», bromeó la viuda del genial director.

El broche de oro a este tributo lo puso la proyección de su documental Las paredes hablan, su última obra en vida, un retrato de la evolución y relación del arte con la pared como lienzo de creación desde las primeras revoluciones gráficas en las cuevas prehistóricas hasta las expresiones más vanguardistas del arte urbano.