ENTREVISTA | Antonio Manuel Músico, compositor y docente

"Hay una necesidad urgente por recuperar la memoria histórica"

Ha sido galardonado con el premio Carmen a mejor canción original por 'Nana a medias', interpretada por Rocío Márquez y Javier Prieto

El músico y poeta ha sido reconocido por su canción ‘Nana a medias’, interpretada por Rocío Márquez y Javier Prieto.

El músico y poeta ha sido reconocido por su canción ‘Nana a medias’, interpretada por Rocío Márquez y Javier Prieto. / FRANCISCO GONZÁLEZ

El escritor, poeta, jurista, profesor universitario y activista Antonio Manuel llevaba sin componer desde su etapa como líder del grupo de indie pop Deneuve; hasta que los directores Remedios Malvárez y Arturo Andújar le encargaron un tema para Pico Reja, el documental sobre la fosa común homónima de un cementerio de Sevilla. De este filme, nominado a los premios Feroz y ganador de reconocimientos nacionales e internacionales en festivales como el Asecan o el de Bogotá, surgió Nana a medias, canción que obtuvo el premio Carmen del cine andaluz a la Mejor Canción Original y que interpretan la voz de la cantaora Rocío Márquez y el hang del músico Javier Prieto.

¿Qué le supone este reconocimiento?

Más allá de lo que suponga en mi trayectoria como músico y poeta, lo importante es el reconocimiento colectivo, a la causa, que la canción y el documental sirvan para que la ciudadanía tome conciencia del enorme problema que tenemos todavía bajo tierra, para que los familiares de los represaliados por el franquismo puedan enterrar dignamente a los suyos.

Usted mismo guarda una conexión familiar con esta causa

Soy descendiente directo de represaliados. Mi padre perdió a su abuelo y sufrió la represión de su tío, Manuel Alba Blanes, quien fue una personalidad importantísima en Almodóvar del Río y un referente vital para mí. Pero es que mi abuelo también lo vivió con sus propios padres. En el caso de mi madre, ella tuvo que sufrir que mataran a su tío y mi abuelo Antonio estuvo preso en el penal de El Puerto, -aunque casualmente logró salvar su vida-. A mí me influyeron las actitudes de mis dos abuelas porque, al estar represaliados los hombres, fueron ellas las que tuvieron que sacar adelante el hogar y enfrentar el estigma de tener un perseguido en la familia. Tengo suerte de conocer mejor ese clima, de haberlo heredado a través de sus memorias. Además, la memoria me ha perseguido siempre. Fui presidente del Ateneo Popular de mi pueblo y organicé las primeras jornadas de memoria democrática de Almodóvar del Río. Entonces tuve la fortuna de rescatar una obra inédita de Manuel Alba Blanes, el último alcalde republicano de Almodóvar y uno de los desaparecidos durante la guerra. Ahora formo parte como miembro asesor del Consejo de la Cátedra de Memoria democrática de la Universidad de Córdoba, pionera en Andalucía y en España.

¿Cómo abordó el proceso de composición de la canción?

Dudaba entre crear una elegía o una nana porque la primera canta a la muerte y la segunda a la vida. Pero lo importante era cantar a quienes todavía están vivos, así que finalmente decidí abordar la nana. Elegí nombrarla Nana a Medias en referencia a esos cantos truncados cuando llegó la guerra. La canción no para de repetir que los elementos inertes de la fosa están vivos y comienza desde muy abajo hasta terminar en lo más alto, como metáfora de los restos que salen a la luz. Rocío decidió que la acompañase el hang de Javier Prieto y me parece un acierto porque el sonido de este instrumento recuerda a las cajas de música tan características de las nanas. También funcionan muy bien los coros al final del tema, como la presencia de una voz colectiva para poner de manifiesto la necesidad de cantar en conjunto. 

"Solo en Andalucía occidental hay más fosas comunes que en las dictaduras chilena y argentina"

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¿Qué tal fue trabajar con Rocío Márquez y Javier Prieto?

La idea de conectarnos a los tres surgió de Remedios Malvárez y Arturo Andújar porque tuvieron la originalidad de pensar en la película como un tríptico. Una parte de ese tríptico corresponde a la memoria viva de los familiares de las víctimas. La segunda parte corresponde a la propia fosa común, que interviene como voz poética. Esas dos partes están rodadas en una Sevilla plomiza, muy gris. La tercera parte corresponde a la evocación que hacemos Rocío Márquez y yo sobre el proceso de la canción. Esto se ambienta en la casa de Rocío, en primavera, con gran cantidad de luz y alegría, porque no queríamos reflejar el enfoque melancólico de una derrota sino la necesidad de la verificación de la utopía y para eso hace falta esa iluminación. Nosotros tres intervenimos como representantes de una generación de nietos que deben mantener viva la memoria desde la visión contemporánea.

¿Qué podemos esperar de las nuevas generaciones?

Hemos sido educados en el olvido y la ignorancia. Durante todo nuestro proceso educativo, a menudo se solapan república y dictadura como si las consecuencias de una república fueran siempre una guerra civil, como si las repúblicas estadounidense o francesa fueran consecuencia de un trauma y nada más lejos de la realidad. La falta de estudio en profundidad de esos periodos históricos es uno de los problemas de España, agravado por la abundancia de fuentes que tergiversan. Olvidamos lo obvio y es que hay una ingente cantidad de víctimas de una guerra que pudieron ser enterradas dignamente. Ningún país tiene tantas fosas comunes como España en el mundo, salvo Camboya. Solo en Andalucía occidental hay más fosas comunes que en la dictadura chilena y argentina juntas. Esa verdad está bajo tierra e ignorada. Así que la canción y el documental no tratan de abrir heridas, confrontar, sino cicatrizarlas. 

¿Hay un interés renovado por la memoria? ¿El documental está ganando al cine en esta reivindicación?

Más que un interés, yo diría que hay necesidad y urgencia por recuperarla porque no se entiende que haya habido este vacío durante tanto tiempo. Creo que la ficción se ha detenido mucho tiempo en el propio conflicto de la Guerra Civil. Se ha hablado en el cine de la posguerra, de las mujeres republicanas o incluso de los conflictos internos. Pero de lo que no se ha hablado a penas es del trauma de los vivos y ese espacio lo está ocupando el documental. Además, este género también tiene un elemento pedagógico.

"En el cine no se ha abordado el trauma de los vivos y ese espacio ya lo ocupa el documental"

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¿Cuánto queda por conquistar en Córdoba?

Mucho. A pesar de los protocolos que se han firmado, siguen sin abrirse las fosas de los cementerios de La Salud y de San Rafael. Estamos hablando de más de cuatro mil víctimas enterradas a las que se está tratando como si fueran yacimientos arqueológicos cuando lo normal, al encontrar un cadáver con un agujero en el cráneo, es que intervengan instancias policiales porque es evidente que se ha tratado de un asesinato. Esta es una ciudad poco dada a reconocer todo lo bueno que tiene. Está asentada la tradición de rendir homenaje a los muertos, pero a cuáles. A pesar de todo, estamos en el camino. Lo importante es darnos cuenta de que lo ocurrido no es de izquierdas o derechas, sino un trauma humanitario.

¿La música puede ser un arma pacífica contra la injusticia?

Sin duda. La música y la poesía son armas de construcción masiva. Llegan más al corazón porque colocan la vida en la garganta. Cuando una canción apela directamente a la sensibilidad es más fácil despertar conciencias. La música y la poesía siempre serán banderas pacifistas de quienes creemos en la esperanza.

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