Diario Córdoba

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CRÓNICA

Una 'Fiesta de verdad' con Volpina y Mteörik en el Ambigú de la Axerquía

Las bandas de pop rock y Krautrock llenan la sala en la presentación de sus nuevos trabajos

Mteörik presenta su nuevo EP en el Ambigú P.M.

Llevar un grupo a buen puerto en los tiempos que corren, cuando el éxito depende en gran parte del azar o del comportamiento de un público cada vez más heterogéneo, parece algo de otro universo. Más aún cuando la industria todavía se recupera de la sacudida de un parón global. En el caso de Yonka Zarco y Migue Pérez, líderes de Mteörik y Volpina, la experiencia es una carta a favor para lograr el ambiente que se vivió este sábado en el Ambigú de la Axerquía, convertido en una casi multitudinaria y salvaje reunión primitiva como demostración del poder exorcizador de la música.

El ambiente llamó al ambiente, ese que persigue una escena cada vez más cohesionada en la ciudad en torno a la música alternativa; un recordatorio de la movida que pudo vivirse en Córdoba en los 80 y que ahora reivindican con aires renovados quienes la protagonizaron. Como perro viejo, Yonka Zarco vino a manifestar junto a José Luis Cabezas, a la batería, y Paco Núñez, a la guitarra, el poder lúdico de los sintetizadores, los efectos sonoros extraños, sobre bases rítmicas pegadizas junto a letras repetitivas, con cierto aire reivindicativo. Un paseo por el Kraut rock o rock experimental alemán de los 60 pero llevado a los dos mil a modo de juego para este frontman, músico y compositor vasco, antiguo integrante de bandas como Corazones Estrangulados y quien ahora solo busca divertirse, provocar el mismo efecto en el oyente.

Los integrantes de Volpina tocaron en primer lugar y adelantaron los temas del disco que sacarán este abril P.M.

De ahí temas como Una fiesta de verdad, en la que no falte de ná, reza la letra, sin bandera ni autoridad, memorable y que no se pueda contar aunque estuvieras allí, que sonó mientras los cuerpos se pegaban unos a otros, enloquecidos y cada vez más ebrios bañando conversaciones sin sentido impulsadas por la felicidad. Pero también ese himno liberador que es En tu cabeza, compuesto durante la pandemia al igual que gran parte de este nuevo EP. Sin pasar por alto ese Soy un zombie, en la que Zarco asegura que la acelerada vida del rock and roll le mató y Veo Zombies, como una crítica lúdica del atontamiento colectivo por las redes sociales. Incluso hubo referencia a la precariedad laboral- Nos quieren devolver al XIX, que invocó el cantante- también sobre un ritmo pegadizo, como queriendo demostrar que lo más subversivo, llegados a un punto de no retorno, es bailar y retorcerse hasta el amanecer con los tuyos.

Pues en esencia, lo que asomaba anoche entre viejos colegas, pesados de barra, reencuentros estelares, bailes sudorosos y pillerías era la diversión al ir un poco a la contra. Qué más queda sino un espacio de libertad conquistado de noche, donde miedos y alegrías caminan de la mano. Pero antes de que Mteörik convirtiese la sala en un antro alemán moderno a la española, los integrantes de Volpina desataron la nostalgia. La batería de Mario Cano, la guitarra solista de Ismael Delgado y la guitarra rítmica de David Paz agruparon a Migue Pérez a la voz y al bajo. Este músico apasionado, antiguo líder de Los Esclavos, vuelca en su nueva formación sus mejores recuerdos de una vida en Granada. Amor, como en la canción San Miguel Alto, que recientemente estrenó videoclip, o desamor irónico No vas a saber de mí en una semana, que reza la letra de otro tema.

Este ejercicio de pop rock indie fue la antesala del primer disco de la banda, que saldrá este abril. Mientras, marcan su sello dentro del vinilo recopilatorio Explosión Colectiva Vol. 01, iniciativa de El Colectivo, del que también forma parte Mteörik. Con el tema, Harrison vino a verme, resultado de lo que Migue Pérez asegura fue un encuentro en sueños con el antiguo componente de los Beatles, la formación creó melodías que se expandieron por el ambiente para hacer retroceder en el tiempo a los que se balanceaban en las primeras filas, siempre cerveza en mano. Con la barra atestada de cuerpos que se extendían desde la pista, hasta las escaleras e incluso las zonas exteriores, la conclusión inmediata a la que se llegaba era que se había acudido a una cita con una forma de entender la creación. "Vamos, seguid tocando", parecían decir los rostros implorantes, "hasta que no recordemos nada de anoche". Una actitud juvenil que defendieron correctamente ambos grupos frente a un público que siempre acude a su llamada.

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