ENTREVISTA | Joaquín Perez Azaústre Escritor

«El misterio de Manolete radica en la fascinación que provocó en gente muy opuesta»

«Mi propósito era acercarme al hombre que latía detrás de la fotografía», indica

Joaquín Pérez Azaústre, en una imagen en la antigua casa de Manolete.

Joaquín Pérez Azaústre, en una imagen en la antigua casa de Manolete. / Francisco González

«Feliz, agradecido y sorprendido». Así se muestra el escritor cordobés Joaquín Pérez Azaústre ante el éxito de sus dos últimas novelas. Con La larga noche, que gira en torno a las últimas horas de Manuel Rodríguez Sánchez Manolete y que presentará este lunes, a las 20.00 horas en el salón de actos de BBK Cajasur, ha obtenido el Premio Jaén de Novela hace apenas un mes y esta semana ha sido premiado con el Málaga de Novela por la obra El querido hermano, que pronto verá publicada y que gira en torno al viaje de Manuel Machado a la tumba de su hermano Antonio. No es la primera vez que Azaústre se adentra en la vida del torero más famoso de Córdoba, aunque esta vez lo hace desde una madurez necesaria para entender los misterios que siempre han rodeado al personaje.   

¿Qué le atrae de Manolete para centrar en él una novela?

Lo que siempre me ha atraído de Manolete ha sido la profundidad de su mirada, como cuando miras los cuadros de Romero de Torres, que parece que está sucediendo algo que no se sabe muy bien qué es. Por otro lado, cuando yo era pequeño paseaba mucho con mi abuela paterna por el barrio de San Agustín y Santa Marina, y el monumento que luce allí me parecía entonces muy evocador. Después, no he parado en encontrarme fotografías de Manolete y siempre me ha parecido que al otro lado de sus ojos latía un misterio. Las fotografías, su historia, la austeridad de su toreo, ese pundonor, el respeto a sus compañeros…. Y también su relación con Lupe Sino, con su madre, y cómo cuidó de su familia. 

En esta novela ha perseguido al hombre que hay detrás del mito. ¿Cree que lLo ha conseguido?

Estoy convencido de que sí. Mi propósito era acercarme al hombre que latía detrás de la fotografía. Hay muchos toreros que tienen una gran presencia, pero, de pronto, surge alguien que tiene un carisma especial y eso late en el fondo de un hombre al que yo quería encontrar.  

¿En qué radica el misterio que rodea a Manolete?

En la fascinación que despertó en gente muy opuesta. Para la España franquista de vencedores y vencidos, Manolete se convierte en una pequeña ilusión para mucha gente, y cuando va a México, los republicanos en el exilio no ven llegar a un torero de la España franquista, ven llegar a España.  

Se ha escrito mucho sobre el torero. ¿Se ha encontrado muchas sorpresas?

He encontrado mini relatos fascinantes que han corroborado la imagen que yo tenía de él. 

La novela comienza con la cornada que acabó con su vida. ¿Cuántos errores se cometieron aquella madrugada?

Creo que se hicieron muchas cosas bien, y todo el mundo actuó con la mejor voluntad. Los doctores Garrido y Corzo hacen un gran trabajo ligando y reconstruyendo la vena femoral, que está completamente destrozada. Todo ello en una enfermería llena de gente fumando, con olor a sudor, con la policía impidiendo que entrase más gente y los chavales mirando por las ventanas. Al principio todo indicaba que habría que amputar la pierna. La opción de llevarlo a Madrid en coche ni se plantea y cuando lo llevan al hospital de Linares lo hacen a hombros. A partir de ahí, sin plasma noruego alguno, como se dijo en su día, cuando el torero ya estaba estabilizado, Garrido y Corzo decidieron no hacer una tercera transfusión sanguínea porque empezó a rechazarla. Pero cuando llegó de Madrid el médico de Manolete, el doctor Jiménez Guinea, al parecer decide hacer esa transfusión pese a la advertencia de los otros dos médicos. En ese momento el torero estaba muy débil pero estable, fumaba un cigarrillo y hablaba, pero cuando empieza a hacerse la transfusión dice la famosa frase ‘doctor, no veo’. Cuando intentan retroceder, muere. Creo que en un principio se salvó una situación muy difícil, y he contrastado muchos testimonios para llegar aquí.

Gracias a ese recorrido por la vida del torero también conocemos a un curioso grupo de personajes, entre ellos la madre de torero.

Se han escrito muchas barbaridades de la relación de Manolete con su madre, como que tenía complejo de Edipo o que había un triángulo amoroso con Lupe Sino. Lo que he podido contrastar es que se querían muchísimo y cada vez que llegaba de viaje charlaba toda la noche con ella, se tenían mucha confianza. 

Pero nunca habló con su madre de su relación con Lupe Sino.

Al parecer, no. Toda la información que le llega a la madre sobre esa relación es a través de intermediarios, amigos cercanos que son conservadores para lo que les interesa y le hablan mal de ella. Algunos se referían a Lupe Sino como la serpiente, y todo porque era una mujer moderna en esa época, trabaja en Chicote…

¿Se hubiera casado con ella?

Según el periodista Antonio Bellón, la noche anterior a la tragedia Manolete le pide que hable con su madre sobre Lupe porque se quiere casar con ella. De hecho, ya la había presentado como su novia. Pero él no quería celebrar esa boda sin su familia. Manolete era Manolete. Si eso le pasa a Dominguín, no hubiera sido así.  

¿Cómo se ha documentado, a qué fuentes ha acudido?

Siempre he querido escribir esta novela y la principal documentación ha sido la propia vida. Cuando tenía 30 años escribir una novela negra como La suite de Manolete era muy seductor. Pero para entonces a mí la vida no me había tocado con todo lo que nos toca a todos, el dolor, el sufrimiento, la muerte… Y ahora tengo otra edad y la vida sí me ha tocado. Y eso es lo que ha ayudado a escribir La larga noche, a entender las complejidades de su vida. Necesitaba vivir más para entender a ese hombre. 

María Angustias era el nombre de su madre; Soledad y Dolores los de sus hermanas. ¿No parece una premonición de su final? 

Más que una premonición, esos nombres recrean una época. La posguerra continúa, hay una España en blanco y negro que es una continuación de la guerra civil, pero creo que su último gran aldabonazo mediático es la muerte de Manolete. Era una época muy oscuray pienso que la gente se ponía esos nombres porque lo vivía así. ¿Por qué cuando muere Manolete rodean el hospital un montón de mujeres vestidas de negro? ¿por el torero? No, llevaban luto por sus padres, sus hermanos, sus hijos, sus maridos… Esa España estaba de luto. 

Lupe Sino, la novia del torero, también es un personaje al dedica su espacio. ¿Cómo vivió ella aquella madrugada y lo que vino después?  

Muy mal. Cuando llegó al hospital la metieron en una habitación en el otro ala del edificio y Cámara le promete que si el torero la llama, la avisarán. Pero Manolete no la llama y, según los amigos del nucleo duro del torero, solo se acuerda de su madre. En realidad, lo que dijo Manolete fue ‘¡Ay, que disgusto le voy a dar a mi madre!’ No estaba delirando ni agonizando, por lo que me pregunto por qué iba a llamar a una persona que no sabe que está allí. Nunca se le dijo. .    

Habla de sus encuentros en México con exiliados republicanos, mientras en España se le colgaba el sambenito de franquista. ¿Entendía de política?

Yo no tengo ningún interés en cómo era su ideología, creo que como mucha gente del mundo del toro era conservador, pero me consta que era un hombre que respetaba a todo el mundo. De hecho, no permitía que se hablara mal de ninguno de sus compañeros, incluso hay testigos de que llegó a corregir a Cámara. Según cuenta Indalecio Prieto, cuando llega a Méjico pide que organicen una comida para reunirse con esos españoles, entre ellos, Prieto, los poetas republicanos Pedro Garfia y Juan Serrano y el diputado por Córdoba Antonio Jaén Morente. De lo que hablaron fue de España, de su país. Eso, para mí, es un antecedente de la España de la reconciliación. 

¿Cree que fue feliz? 

Creo que tuvo momentos de gran felicidad, pero en los últimos años estaba amargado, lo tenían asfixiado, se le exigía mucho. Él le dijo a su madre que se retiraba de los toros porque el torero lo había puesto difícil hasta para sí mismo. Se entregaba en todas las corridas, y había llevado el toreo hasta un punto que ya no había más allá. 

Con esta obra ha ganado el premio Jaén de Novela y acaba de obtener el de Málaga con ‘El querido hermano’. ¿Cómo se siente ante estos galardones?

Estoy muy contento, agradecido y sorprendido porque no es normal que un escritor tenga dos novelas en el cajón, pero hemos pasado dos años en los que no he dejado de escribir.

¿En qué centra esta nueva obra, que próximamente verá publicada?

Narra el viaje de Manuel Machado en 1939 desde Burgos, hasta ida Colliure, en Francia, cuando se entera de que su hermano Antonio ha muerto. Y en ese viaje que yo fabulo va evocando episodios de su vida compartida, porque lejos de lo que se ha querido vender en cuanto a que estaban enfrentados, eran dos hermanos que se querían muchísimo.

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