ARTE | COMPLEJO MONTAJE de 'Cambio de era. Córdoba y el mediterráneo cristiano'

La trastienda de una gran exposición

Intenso trabajo en las tres sedes de la muestra, que se abre el próximo día 16

Desembalaje en el C3A de una reproducción del Santo Sepulcro fechada en el siglo V, procedente del Museo de Narbona.

Desembalaje en el C3A de una reproducción del Santo Sepulcro fechada en el siglo V, procedente del Museo de Narbona. / CÓRDOBA

Cuando apenas falta una semana para la inauguración de la exposición Cambio de Era. Córdoba y el Mediterráneo Cristiano, uno de los proyectos culturales más importantes de los próximos años en Córdoba, las distintas sedes donde se albergarán las más de 200 piezas que componen esta muestra viven estos días un enorme trajín de plásticos de embalajes y cajas de cartón llegadas con tesoros de importantes museos y centros de arte nacionales e internacionales que han cedido obras para esta exposición, con la que se quiere arrojar luz a un periodo muy desconocido de la historia de la ciudad, que engloba desde el siglo IV al VI. «El montaje va muy bien, aunque es una muestra muy compleja por la cantidad de obras arqueológicas de las que se compone, algunas de ellas de un tamaño enorme», señala Alexandra Chavarría, comisaria de la muestra, que se refiere, por ejemplo, a uno de los sarcófagos que se podrá ver y que pesa dos toneladas y media.

Por otro lado, la división en tres sedes -la sala Vimcorsa, el Centro de Creación Contemporánea de Andalucía (C3A) y la Mezquita-Catedral-, que el alcalde ha visitado estos días para conocer de primera mano los trabajos, también dificulta el montaje y actualmente no cesa en ellas la entrada de correos (nombre que recibe el técnico o conservador de museo que acompaña a la obra y verifica su desembalaje y posterior montaje).

Fragmento del sarcófago de Jonás que ha cedido para la exposición el Museo Arqueológico de Elda.

Fragmento del sarcófago de Jonás que ha cedido para la exposición el Museo Arqueológico de Elda. / CÓRDOBA

En este sentido, los técnicos del Museo Arqueológico de Córdoba, que cede el 25% de las piezas de la muestra, trabajan sin parar estos días para cumplir con los protocolos de seguridad para proteger las obras, entre ellas fragmentos del sarcófago de Daniel en el Pozo de los Leones, varios importantes elementos decorativos como arquerías, capiteles o piezas que servían para separar los distintos ambientes donde se celebraba la liturgia dentro de las basílicas, y también llamará la atención un conjunto de metales y bronces de uso litúrgico y un grupo de joyas de oro y piedras preciosas pertenecientes al tesoro de Torredonjimeno, así como del anillo del obispo Sansón hallado en Cercadilla.

Un equipo interdisciplinar

Además de estos correos, un equipo interdisciplinar de unos 25 profesionales se ocupa de este montaje, entre operarios, arquitectos que han concebido la musealización y expertos en trabajos audiovisuales, sin olvidar a los dibujantes, a quien se acude para ayudar a la representación de algunas obras. En este último aspecto, la comisaria destaca que «lo más original de esta exposición es que combina piezas arqueológicas con dibujos y reproducciones artísticas», lo que la hace «muy didáctica».

Mientras Chavarría habla de la complejidad de este montaje, se comienza a desembalar en el C3A una reproducción a tamaño natural del Santo Sepulcro de Jesucristo, fechada en el siglo V y que llega del Museo de Narbona. Junto a esta pieza se sitúa el fragmento del sarcófago de Jonás, que ha llegado esta semana desde el Museo Arqueológico de Elda (Alicante) y supone una de las piezas paleocristianas más antiguas de España. Esta obra representa el pasaje de la Biblia de Jonás y se observa cómo es tirado por la borda por los marineros para intentar aplacar la tormenta, ya que creían que Jonás había desobedecido los mandatos de Dios. Una ballena se lo traga y tras rezar a Dios en el estómago del cetáceo es vomitado a los tres días junto a la costa.

Dos operarios sacan cuidadosamente una obra de su caja.

Dos operarios sacan cuidadosamente una obra de su caja. / CÓRDOBA

Ambas obras se verán acompañadas por otros sarcófagos del Museo de Santa Cruz de Toledo o el del Museo Arqueológico de Cádiz y relieves con escenas del Antiguo Testamento, en las que también se trabaja actualmente en su montaje. Según explica Chavarría, la joya arqueológica más difícil de instalar es un monumental mosaico que cede para esta exposición el Museo Nacional de Cartago, en Túnez, y que decoraba el pavimento de una iglesia. «Es tan grande que hemos tenido muchos problemas con su transporte, hasta el punto de que por su tamaño no se podrá exponer en Vimcorsa, donde estaba previsto, y pasará al C3A». Se trata de un mosaico, continúa la comisaria, muy original con una iconografía sumamente extraña, pero donde se ve una de las primeras representaciones de un ángel. «He intentado limitar el número de los objetos, pero son todos icónicos de la época cristiana», prosigue Chavarría, que también destaca la estatua de Cristo sentado llegada del Museo Nacional de Roma y una de las pocas y más antiguas representaciones de Jesucristo. Y del Vaticano ha venido a Córdoba la primera inscripción que se conoce en todo el mundo de un difunto cristiano, fechada a finales del siglo III, «una pieza históricamente muy importante porque nos demuestra que había ya cristianos que se representaban como tales mucho antes del emperador Constantino».

Así, desde el próximo día 16 y hasta el 5 de marzo, y a través de esta exposición, Córdoba tiene el reto y la oportunidad de reivindicar el papel del cristianismo como catalizador cultural tras el Imperio Romano y la importancia que tuvo la ciudad en este proceso de creación de un nuevo orden, la construcción y origen de la sociedad occidental con el cristianismo como eje vertebrador . 

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