nuevo concierto de la temporada de abono

La Orquesta de Córdoba interpreta obras de Mendelssohn y Schreker prohibidas durante el régimen nazi

La formación musical pondrá en atril esa música, hoy jueves, a las 20.00 horas, en el Gran Teatro

Curro Crespo

Hans Severus Ziegler (1893-1978), el comisario, pivotó toda su vida como un satélite más alrededor del embrujo del círculo de Bayreuth. Su abuela materna, Mary Francis Schirmer, mantuvo una relación de proximidad con Cosima Wagner, famosa por convertir la villa familiar, devenida en santuario, en un epicentro internacional del antisemitismo más radical a mayor gloria de su difunto esposo. El propio Ziegler, tras la Segunda Guerra Mundial, acabaría formando parte de la camarilla particular de Winifred Wagner, apartada del foco público por sus hijos Wieland y Wolfgang para que no afloraran a la luz pública sus simpatías filonazis y, de paso, echar un velo de olvido a la relación de profunda intimidad de su madre con Adolf Hitler en los gloriosos años treinta.

El comisario trabajó de periodista, gerente teatral, o profesor. Ingresó voluntariamente en el partido nazi en 1925. Para entonces ya compartía el radical ideario. Una perla de su sofisticado ingenio al servicio de la causa fue idear el nombre de las Juventudes Hitlerianas. Con el ascenso del nazismo al poder, Ziegler entró a formar parte de la Cámara de la Música del Reich, creada para velar por la pureza e integridad de «la más alemana de las artes», en palabras del ministro Goebbels. En 1937 recibió el encargo de comisariar una exposición sobre aquellas músicas abyectas que socavaban los valores de la gran música germana. Música de judíos, de bolcheviques, de negros. El 24 de mayo de 1938 se inauguraba la Entartete Musik, Música degenerada, en Düsseldorf, exposición hermana de la Entartete Kunst, Arte degenerado, que el año anterior hizo lo mismo con el arte plástico más aberrante. Ziegler organizó la exposición en siete secciones temáticas, que, leídas con ojos contemporáneos, no dejan de ser una exquisita selección de lo más valioso de la cultura del momento: El influjo del judaísmo en la música (donde se incluía Mendelssohn, Schoenberg, Kurt Weill y Ernst Krenek), Los bolcheviques menores (Franz Schreker y otros modernistas postwagnerianos), Leo Kestenberg, Hindemith e Igor Stravinsky.

El trabajo del comisario consistió en reunir toda la música experimental y de vanguardia, rebelde frente a la gran tradición alemana o detestable en virtud al origen racial de su autor. Más que una exposición se trató de una operación de denuncia. Pero, ¿hasta qué punto el comisario era un agente independiente al margen de lo social (un visionario, un descubridor) o alguien capaz de producir una síntesis crítica sobre algo en el marco de una cultura imperante? Rastrear las raíces nos hace descubrir calificativos de Lutero hacia los judíos como «abyectos y despreciables», de Wagner como «repulsivos», o alertas de Heidegger sobre «el peligro del judaísmo internacional». Nuestro comisario estaba siendo la voz encarnada de los demonios más negros del alma europea. La Orquesta de Córdoba pondrá en atril esa música, hoy jueves, a las 20.00 horas, en el Gran Teatro