ANIVERSARIO DE UN HITO HISTÓRICO

30 años del ‘Carriyng’, la acción con la que Pepe Espaliú sacó el sida a la calle

El artista cordobés consiguió sensibilizar sobre la enfermedad que él padecía, estigmatizada en 1992

Pepe Espaliú es portado por dos voluntarios en el 'Carrying' , celebrado el 1 de diciembre de 1992 en Madrid.

Pepe Espaliú es portado por dos voluntarios en el 'Carrying' , celebrado el 1 de diciembre de 1992 en Madrid. / CÓRDOBA

Hace 30 años, un día como hoy el artista cordobés Pepe Espaliúsaltó a las portadas de los periódicos con una acción artística en la que, bajo el título de Carrying (en español «que lleva»), el creador se valió de su cuerpo enfermo de sida para luchar contra la estigmatización de esa enfermedad, que en 1992 estaba rodeada de prejuicios y, sobre todo, de desconocimiento.

Las cosas han cambiado mucho en estas tres décadas en cuanto a la percepción que genera el VIH en la sociedad, y para entender esa evolución hay que echar la vista atrás hasta llegar a ese 1 de diciembre de 1992, en el que el artista cordobés puso en marcha esta iniciativa, que consistía en una hilera kilométrica de personas voluntarias que por parejas y sin dejar que el artista (ya enfermo a causa del sida) tocase el suelo en ningún momento se lo pasaban de unos a otros en brazos desde el principio hasta el final del trayecto, aunando así arte, política y humanidad.

AJGonzález Córdoba Museo Pepe Espaliu Carrying

Una de las piezas de 'Carrying' en el Museo Pepe Espaliú de Córdoba. / AJGONZALEZ

«Espaliú hace su primer Carrying en septiembre de ese año en San Sebastián, una acción colectiva que nació de un taller realizado en Arteleku durante el verano de ese año», indica el cordobés Jesús Alcaide, crítico de arte y experto en la obra del artista, que recuerda que hasta ese momento en España, donde la enfermedad se empezó a conocer en 1982, «apenas había campañas de prevención, estaba estigmatizada y se le denominada el síndrome de las cuatro haches debido a los colectivos especialmente sensibles a este virus misterioso: homosexuales, heroinómanos, hemofílicos y haitianos». Debido al éxito e impacto que tuvo esta acción, Espaliú volvió a repetirla en Madrid desde la puerta del Congreso de los Diputados hasta los alrededores del Museo Reina Sofía. En esta segunda acción participaron algunos rostros notables como Carmen Romero, mujer del entonces presidente del Gobierno Felipe González, y otros artistas como Pedro Almodóvar o la actriz Marisa Paredes, conociéndose esta acción como el Carriyng de los famosos.

Llamar la atención

«Es el primer artista que saca a la calle el sida, que lo nombra, con la intención de reclamar a las instituciones la investigación de la enfermedad y el apoyo a los afectados» aprovechando su fama -«él ya era un artista reconocido»- y la de personajes populares, no para ampliar su carrera, sino para estar en las todas las portadas de los periódicos, continúa Alcaide, que asegura que con esta acción estaba imitando la estrategia de los activistas neoyorquinos, «usar los medios de comunicación y que en ellos apareciera la palabra sida, eso era muy importante».

Aquella iniciativa, según valora Alcaide, sirvió «para lo que se pretendía, que era llamar la atención de los medios y, de paso, de la sociedad» y, a partir de ahí, por ejemplo, Espaliú consigue la apertura en Córdoba del colectivo Convhida, una asociación que fue creada con el objetivo de que la ciudadanía se solidarizara con los enfermos de sida.

Otro de los objetivos del artista con esta acción fue el de «sensibilizar y crear conciencias» y que «la lucha contra el sida debía comenzar en ese momento, cuando morían enfermos todas las semanas», prosigue el experto, que señala que no está seguro de que el artista fuera consciente de su final. «Quizá pensaba que algún tratamiento lo salvaría, como señaló en una de sus últimas entrevistas, precisamente en Diario CÓRDOBA, pero su vida se apagó poco menos de un año después de aquella acción», continúa Alcaide, que asegura que esta enfermedad «le devuelve a la realidad después de mucho tiempo sumergido en el arte y su belleza». Por último, el crítico lamenta que «no se valore suficientemente en Córdoba al artista y su obra» y, en cuanto al centro de arte que lleva su nombre, anima a «revalorizarlo con una programación continuada, exposiciones y una labor de divulgación sobre el artista».

Y precisamente en este centro hay dos piezas de las diez que hizo Espaliú sobre el Carriyng, que también se pueden ver en el Museo de Arte Reina Sofía, que ha dedicado una sala exclusivamente a esta acción del creador cordobés, «algo que no tiene ningún artista», concluye el crítico de arte.

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