Diario Córdoba

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REPORTAJE

Pasado y futuro de los Baños de San Pedro

El monumento, de origen previo a la reconquista y declarado Bien de Interés Cultural, sigue su proceso de adecuación museológica para abrir sus puertas a los visitantes en el año 2024

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Los Baños de San Pedro de Córdoba A.J.González

Quizá el lector no sepa que Córdoba es la ciudad de Andalucía con más baños árabes, aunque el dato resulta revelador para expertos en la materia como Francisco Riobóo Camacho, jefe del departamento de Conservación del Patrimonio Histórico de la Delegación de Cultura de la Junta en Córdoba, quien ahora pasa más tiempo entre ruinas para coordinar el proyecto de conservación museológico y museográfico de los Baños Árabes de San Pedro, que en dos años pasarán a ser un destino visitable.

Una puerta metálica situada en la calle Carlos Rubio, sobre una fachada que podría ser cualquiera del casco histórico, esconde un viaje privilegiado al pasado de Al-Ándalus. Lo que ahora es un conjunto ruinoso, húmedo, donde anidan las palomas, fue hace siglos un oasis para la reunión, la socialización y el disfrute. Fueron un invento romano, pero la cultura de intercambio de ideas en torno al agua resultó atractiva en la época islámica, cuando también se asoció a la purificación antes de la entrada a las mezquitas. «Era un componente importante de la vida pública de la ciudad y el hecho de que en Córdoba haya tantos baños árabes resulta significativo», explica Francisco Riobóo. Además de los Baños Árabes de San Pedro, la ciudad cuenta con varios de estos vestigios de esplendor arquitectónico.

El Conjunto Arqueológico Medinat al-Zahara cuenta con restos de baños. Otro de estos puntos significativos está en el Campo Santo de los Mártires, donde también se ubican unos baños califales. El Alcázar de los Reyes Cristianos conserva restos de los baños del complejo. No pueden quedar atrás los Baños Árabes de Santa María, en la calle Velázquez Bosco, y los Baños de la Pescadería, situados en la calle Cara. Pero la incorporación de los Baños de San Pedro a la lista tiene una importancia especial, según Riobóo, ya que su buen estado previo de conservación los convierte en un ejemplo ideal para conocer de cerca el modo en el que funcionaban y se estructuraban estos espacios.

Valor histórico del conjunto

Cuesta imaginar que en el siglo XII la ingeniería y la arquitectura estuvieran tan avanzadas como para combinarse con el ingenio que demuestra el sistema hidráulico de los Baños de San Pedro. Además de los restos de las fuentes que había repartidas por las estancias, con sus sistemas, se observan con claridad las hendiduras por donde pasaban las tuberías de cerámica, ahora al descubierto. Durante las excavaciones, además, se descubrió un cota superior, situada sobre la cubierta de los baños. Allí había instalado un pozo conectado con una noria y, junto a estos, una rampa conectada con la calle facilitaba el acceso de los burros, cargados con leña, a la zona de noria y de cuadras.

Capitel y columnas de la sala templada, datados del siglo XII, y conservados en buen estado A.J. GONZÁLEZ

Para obtener el agua caliente se seguía un proceso de inercia. La noria llevaba el agua a los depósitos y de estos pasaba a la zona de calderas o a la parte destinada al suministro de agua fría. Lo más impactante es el gran espacio que ahora habita el subsuelo y donde se situaba la caldera. El agua caliente llegaba a la estancia correspondiente mientras el vapor viajaba por la infraestructura hasta cumplir su función: servir como suelo radiante, al estilo que se conoce en la calefacción actual.

Para generar una imagen mental más clara de lo que eran los baños, cabe explicar que toda la infraestructura ocupa los números 8, 10 y 12 de la calle Carlos Rubio. El número 8 corresponde a la zona de servidumbre y de apoyo al funcionamiento del sistema hidráulico ya mencionado, mientras que los números 10 y 12 corresponden con las estancias de los baños propiamente dichas. Se accedía, en primer lugar, por lo que ahora se conoce como zona fría, donde los usuarios podían cambiarse y asearse en las fuentes. Acto seguido, pasaban a la zona templada con el suelo caliente y el ambiente caldeado gracias al vapor que emanaba de las calderas. Dicha estancia también disponía de dos bañeras. Finalmente, se accedía a la zona caliente.

Estas estancias están bien delimitadas y definidas, incluso conservan restos del suelo de pizarra original, de modo que ahora casi puede sentirse ese calor o hasta imaginarse los espectros de los antiguos cargos públicos almorávides deambular por allí. A esto contribuyen los detalles casi intactos de los capiteles sobre columnas que recuerdan a las de la Mezquita-Catedral al ser cada una de un material muy distinto. «Era algo habitual de la época, aprovechar columnas que procedían de otras construcciones o fabricarlas según la disponibilidad del tipo de piedra», explica el jefe del departamento de Conservación, más entusiasmado con otros aspectos arquitectónicos determinantes para reconstruir la vida de los baños.

Una pasarela facilitará el acceso de los visitantes a un itinerario a través del que podrán apreciar los detalles A.J. GONZÁLEZ

Del siglo XII a la actualidad

El elemento que dio la clave a los arqueólogos, cuya intervención fue dirigida por Pedro Marfil Ruiz, para datar el monumento fue la aparición durante los trabajos de un capitel almorávide en la columna que sirve de apoyo a los arcos gemelos en la sala caliente. Este constató la fecha de origen y permitió un punto de partida para investigaciones más exhaustivas. Asimismo, permitió relacionar la construcción de los baños con la transformación en mezquita de la antigua basílica de San Pedro. De ahí el nombre de estos baños, próximos al templo.

Los estudios revelan que estas estancias estuvieron en funcionamiento hasta el siglo XVI y que los cristianos siguieron utilizándolas tras la reconquista. Más adelante la caldera se rompe o es trasladada a los Baños de Santa María. A partir de entonces, 60 años después, los baños se transforman en viviendas con la elevación de una planta sobre la planta de azotea de los propios baños. Se trata de un fenómeno que, según Francisco Riobóo, «es muy conocido en Córdoba porque los Baños de la Pescadería, en la calle Cara, sufrieron un proceso muy parecido». El arquitecto asegura que, aunque a priori pueda parecer un proceso muy agresivo para los restos arqueológicos, la parte positiva es que «estas viviendas ayudaron a la conservación de los baños» y arroja un dato incluso más sorprendente: «Las viviendas todavía estaban en pie en el siglo pasado y, de hecho, los baños ya eran una atracción turística entonces, incluso aparecen en las guías de 1920», explica. Claro que entonces no tenían la misma concepción de conservación del patrimonio que impera en la actualidad.

Pozo que suministraba agua a los Baños Árabes y cerca del cual habría instalada una noria. A.J. GONZÁLEZ

A mediados del siglo XX toda la propiedad se transforma, sobre todo los números 10 y 12, para convertirse en un taller de platería. Sobre la planta superior de los baños se instala un solar protegido por una cubierta, por lo que se fabrica una nave dentro de la propia casa. Parte del suelo de la nave sigue hoy intacto junto a la cubierta original, que ahora protege a los Baños de San Pedro de la lluvia y otras inclemencias meteorológicas. La platería estuvo funcionando hasta que la Junta de Andalucía adquirió el inmueble en 1992, que se adscribió a la Consejería de Cultura. A partir de entonces, se llevaron a cabo intervenciones en distintas fases de investigación arqueológica en las que se fueron descubriendo los valores arqueológicos de los restos. Destaca la ya mencionada intervención, del 1 de agosto de 2005 al 8 de febrero de 2006, del arqueólogo Pedro Marfil Ruiz. Una vez datado el conjunto, continuaron las investigaciones y las actuaciones de conservación, limpieza y consolidación de la piedra. Durante dichos procesos se encontraron materiales cerámicos y piezas de importancia que actualmente forman parte de la exposición del Museo Arqueológico de Córdoba. En concreto, destaca un brocal del pozo que conectaba con la noria.

¿Cómo será la exposición?

La restauración, puesta en valor y apertura a la visita pública del monumento lleva en los planes de la Junta desde hace dos años. Con las actuaciones ya definidas, ahora se trabaja en el proyecto exhaustivo de ejecución. Lo que sigue es la contratación y ejecución de la obra. El proyecto completo cuenta con un presupuesto total de 1.600.000 euros, de los que la Junta ya ha invertido casi medio millón. «Toda obra de restauración tiene un proceso lento y el adecentamiento no es fácil», justifica el arquitecto, aunque se atreve a pronosticar que la inauguración al público podría estar lista para finales de 2024.

La singularidad de estos baños radica en lo sofisticado de su sistema hidráulico y de tuberías A.J. GONZÁLEZ

El acceso se hará por la calle Carlos Rubio 8, donde, tras un control de acceso, se pasará a una zona para explicaciones y charlas. Una rampa permitirá el acceso a la planta de arriba, zona explicativa. De arriba se bajará a los baños por una pasarela para hacer el recorrido habitual. Además, se construirá una cubierta única y moderna que cubrirá todo el solar. Se incluirá, asimismo, una exposición con carteles informativos, una zona audiovisual y la cartelería correspondiente durante la ruta de las visitas. Entonces sí, la ciudadanía podrá experimentar un acercamiento a este, «un hito importante para el patrimonio, que será de visita obligada para quienes vengan a conocer Córdoba», asegura Riobóo, animado ante la visión de un nuevo ambiente en el barrio de la Axerquía. Ese que recorre sin descanso las calles para tener una visión más completa de la historia de Córdoba.

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