Diario Córdoba

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Crítica de 'Sota, caballo y reina'

Marco Flores y la exaltación del jondismo

El público se rinde ante el montaje con el que el bailaor hace un tributo al concurso flamenco de Granada de 1922

Una imagen del espectáculo. A.J. GONZÁLEZ

Qué duda cabe que el mítico Concurso de Granada del año 1922, organizado entre otros por Falla y García Lorca, se presta a una gran complejidad de escenificaciones que tratan de resaltar la importancia de aquel legendario evento que significó la exaltación del jondismo, aunque esa misión se viera algo incompleta al no concurrir los artistas profesionales de la época que entonces habían trasladado sus reales a los núcleos urbanos donde la competencia era un elemento imprescindible para sobrevivir y, de paso, mostrar el perfil de la compleja nomina de artistas que tuvieron en el flamenco el asidero de su supervivencia

En el planteamiento de Marco Flores, uno de los mejores bailaores y coreógrafos de este tiempo que asumió el peso del extraordinario montaje Sota, caballo y reina, recayó en él como figura principal y secundado por un elenco de contrastada calidad que enalteció las coplas recogidas por García Lorca que, como tarjeta de presentación, comenzaron  con unas sevillanas de aquella época que popularizó la Niña de los Peines, continuando con el conocido repertorio el gran poeta granadino, donde no podía faltar el zoronjo, las alegrías, la caña, y así hasta completar el rico mosaico que enardeció a un publico entregado y consciente de este planteamiento magistral comandado por este gaditano de Arcos de la Frontera.

La aportación al baile de Marina Valiente y Claudia Cruz, el cante de El Quini, Manuel de la Nina y Remaches, las guitarras de José Tomás y Francis Gómez y la brillante intervención del jerezano Jesús Mendez, que entre otros cantes, reseñamos una soleá para el recuerdo.

El recuerdo de este centenario del Concurso no pudo tener mejor planteamiento que el de este montaje de gran calibre salido del talento de Marco Flores, que hizo un alegato sobrecogedor contra la locura de los horrores de la guerra que tan desgraciadamente muestra su peor rostro en estos momentos tan críticos para nuestra civilización.

Una reverencia para esta escenificación, que hay que incluirla en el contexto que exige este tiempo.

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