Diario Córdoba

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ENTREVISTA Luis García Montero Poeta y director del Instituto Cervantes

«Almudena celebraba la vida y su recuerdo me está ayudando a no darme por vencido»

El poeta Luis García Montero recitó este sábado sus versos en la Sala Orive, dentro de Cosmpoética. Luis Rivera

Era inevitable que el recuerdo a Almudena Grandes sobrevolara ayer en la Sala Orive durante la intervención de su marido, el poeta Luis García Montero, que cerró el festival Cosmopoética evocando a su compañera durante treinta años y cuya muerte le ha ayudado a superar la poesía. Un año y tres meses, «un libro muy necesario, pero muy difícil de escribir», es la nueva obra del poeta y director del Instituto Cervantes y en ella recoge los poemas que ha escrito a raíz de la pérdida de su mujer y que ha pretendido alejar de un acto de dolor desatado para convertirlo en una meditación sobre el amor y la muerte. Volver al festival de versos cordobés también ha supuesto un acto de melancolía y recuerdos de íntimos amigos que ya no están, pero ahora se enfrenta a la pérdida de forma diferente y afronta su existencia gracias al recuerdo de una mujer «que celebraba la vida».

De nuevo ha pasado por Córdoba, una ciudad que conoce bien, igual que a sus poetas. ¿Le gusta volver?

Sí, claro. Córdoba es una ciudad que representa mucho en la historia de la poesía y, por tanto, en mi vocación. Además, he participado muchas veces en Cosmopoética, y volver al festival supone también un acto de melancolía y recuerdos de íntimos amigos que ya no están, como Pedro Roso, Pablo García Baena o Nacho Montoto, y sigo teniendo amistad con Juana Castro y poetas jóvenes como Rafael Espejo o Juan Antonio Bernier. Uno mucho la ciudad de Córdoba a mi propia relación con la poesía.

¿Qué diría que es Córdoba a la poesía?

En la historia de la poesía, con la referencia desde Góngora hasta el Grupo Cántico, es una ciudad con un protagonismo muy fuerte. Y después, a principios de siglo, una serie de gente joven ha mantenido el protagonismo de la poesía cordobesa y española contemporánea. Córdoba es una realidad poética.

Cerró ayer el festival Cosmopoética, donde todos esperaban escuchar de su propia voz los versos de ‘Un año y tres meses’, el libro que ha escrito a raíz de la muerte de su esposa, Almudena Grandes. ¿Qué emociones le surgen al recitar esos versos?

Es un libro que para mí fue muy necesario escribir. Desde la adolescencia, he aprendido a pensar en mí mismo y en mis relaciones con el mundo a través de la poesía, es mi vocación profunda y a ella recurro cuando necesito buscarme y la pérdida de Almudena fue para mí una experiencia muy dura. En ese sentido, era un reto porque era un libro muy necesario, pero muy difícil de escribir. Ha sido un diálogo con la tradición poética sobre la muerte, desde el Arcipreste de Hita y Jorge Manrique hasta la poesía más contemporánea, para intentar que mi dolor personal no sea simplemente una expresión espontánea de una coyuntura biográfica personal, sino que sea también una meditación sobre la condición humana, sobre las grandes construcciones de la cultura humana, que es lo que nos diferencia de los animales, y esas construcciones son la muerte y el amor. Lo bueno de la poesía es que te permite encontrar respuestas sobre ti mismo, pero utilizando una gran tradición que tiene que ver con la experiencia humana más que un asunto propio.

«Volver al festival es un acto de melancolía y recuerdos de amigos que ya no están»

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Dicen que es uno de los libros de amor más hermosos. ¿Cómo se ha sentido durante su escritura?

Agradezco la generosidad de esas opiniones. Escribí algunos poemas durante la enfermedad de Almudena, también después de su muerte, y lo que me ha costado más tiempo es corregirlos todos para darles serenidad, para que no fuese un acto de dolor desatado, sino una meditación sobre el amor y la muerte, y en ese sentido creo que la poesía me ha servido para encontrar una luz en medio de la oscuridad. Si alguien sufre por una pérdida es porque ha tenido la suerte de vivir momentos de felicidad muy valiosos, y al final uno acaba comprendiendo también que el amor es una toma de conciencia de que necesitamos cuidar y ser cuidados y que la enfermedad, aunque ha sido dolorosa, también ha posibilitado el privilegio de cuidar a la persona con la que he vivido tres décadas durante un año y tres meses desde que fue afectada por el cáncer.

¿Qué ha aprendido de todo este proceso?

He aprendido que la prepotencia tiene poco que ver con el nosotros, que el nosotros, tanto social como amoroso, tiene que ver con la necesidad de cuidar y de ser cuidado y que es un privilegio el haber podido querer a alguien y haberla podido cuidar en su momento final, porque supongo que hay gente que no ha conocido el amor ni ha podido estar en el final de la persona que quería.

Se declara un viudo enamorado. Imagino que ha llorado mucho, pero supongo que también le han hecho reír los recuerdos.

Claro, una de las cosas que nos enseña la literatura es que la memoria vive en nosotros, forma parte del presente, y en un momento de pérdida uno vuelve al pasado, donde hay de todo. Pero uno se consuela con los buenos momentos, en los que aparece la sonrisa, la carcajada, la construcción de una familia criando a tres hijos, los momentos de amor, de sexualidad y también la convivencia con muchos amigos que nos han acompañado a lo largo de la vida y que ahora, en este momento tan difícil, suponen una compañía muy estimable porque es la compañía que le da sentido a la vida y al deseo de superación.

«La poesía me ha servido para encontrar una luz en medio de la oscuridad»

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¿Son esos amigos y recuerdos los que le alientan a vivir un nuevo día?

Sí. Por una parte, está la realidad con sus urgencias, vivir una nueva vida significa atender a tres hijos, estar rodeado de amigos a los que se quiere, y eso va dando sentido a la existencia. Y después está, y es lo que ofrece la poesía también, un diálogo muy íntimo con lo más profundo y la posibilidad de recuperar el amor por la vida, y Almudena está ahí, porque era una persona que celebraba la vida y su recuerdo ayuda a no darme por vencido.

No sé si le produce dolor hablar de ella, pero si puede seguir me gustaría saber qué es lo echa más de menos de su esposa.

Bueno, tiene que ver con el libro y le agradezco mucho a la poesía que durante siglos haya sacado lo mejor del ser humano a la hora de hablar de su intimidad con sinceridad. En el libro yo asumo que la muerte es una experiencia desgarradora, que no soy una persona creyente y, por tanto, no tengo la coartada de pensar en el más allá y el cielo, y que ni siquiera ahora tengo ganas de plantearme una reflexión abstracta sobre la muerte, que he convertido en un animal de compañía. Almudena y yo cuidamos durante años de un gato y cuando estábamos en casa aparecía en cualquier lugar. De alguna manera, eso me está pasando a mí con su muerte. Entro en el cuarto de baño y donde había dos toallas ahora hay solo una, cuando paso por su despacho, el ordenador siempre encendido ahora está apagado, me sobra sofá porque no hay nadie a mi lado o abro la nevera y faltan las cosas que le gustaban. La muerte se convierte en una presencia como antes estaba nuestro gato.

¿Qué hubiera dicho Almudena ante el dolor que ha despertado en sus lectores su pérdida? ¿Cree que se hubiera sorprendido?

Estoy seguro de que estaría muy agradecida y sorprendida. Siempre decía que el mejor premio de un escritor son sus lectores. Le hubiera conmovido mucho, desde el entierro, en el que se agolpó mucha gente con sus libros, a los clubes de lectura que la han recordado o las bibliotecas que le han puesto su nombre. Y para nuestros hijos y para mí ha sido un motivo de consuelo y de encontrarle sentido a las cosas que nos han pasado.

«Siempre he unido mucho la ciudad de Córdoba a mi propia relación con la poesía»

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Frente a ese cariño, ¿le molestó la actitud de algunas instituciones tras la muerte de su esposa?

Sí, me molestaron porque las consideré fuera de tono. Una institución no pertenece a la persona que ocupa su dirección, y mezclar las propias mezquindades e inquinas con la institución me pareció muy mal. Me pareció que se politizaba un sentimiento literario y social de generosidad. Pero en la literatura estamos acostumbrados a eso.

Tengo entendido que prepara un nuevo libro de Almudena Grandes.

Durante la pandemia ella empezó a escribir una novela que tenía que ver con la enfermedad y sus consecuencias sociales. Se titula ‘Todo va a mejorar’, una frase a la que ella se agarró durante su enfermedad. Muy pronto se va a publicar.

Volviendo a Córdoba y a la poesía, este año se celebra el 75 aniversario de la creación de Cántico. ¿Qué supuso aquel grupo literario para la poesía posterior española?

Fue un movimiento muy importante porque en un momento en el que la poesía de posguerra podía alejarse de la idea de que es un ejercicio estético, Cántico reivindicó ese valor y nos ayudó a mirar al pasado. Una de las cosas que más agradezco a Cántico es que reivindicara a Luis Cernuda.

En cuanto a su paso por Cosmopoética, ¿Qué opina de la poesía argentina a la que se ha dedicado esta edición del festival?

Conozco la poesía argentina y he tenido la oportunidad de convivir mucho con sus poetas. Tuve como uno de mis grandes maestro literarios a Jorge Luis Borges y, a partir de ahí, mi relación con Argentina ha sido fundamental.

«Es un privilegio haber querido a alguien y haberla podido cuidar en su momento final»

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Compartimos el idioma. Como director del Instituto Cervantes, ¿dónde cree que se habla mejor el español?

Una de las cosas que yo defiendo como director del Instituto Cervantes es que en todos sitios se habla bien español. En Andalucía se habla el español como se habla en Andalucía y en Salamanca como se habla en Salamanca. Nosotros defendemos la unidad y universalidad de un idioma que es la segunda lengua del mundo, y si se mantiene la unidad es porque se ha aprendido a respetar la diferencia.

El castellano es un idioma muy rico, ¿por qué utilizamos tantos anglicismos?

Eso es otra tradición de la evolución del lenguaje. En nuestra realidad surgen necesidades, y cuando esas necesidades se resuelven antes en otras culturas entran los neologismos. Hay una dinámica en la que hay muchas novedades, las que son innecesarias desaparecen y las que son útiles permanecen y las hacemos nuestras. Y en ese sentido lo que aconsejo es que cuando se pueda utilizar una palabra en español se use en vez de una inglesa.

¿Hay más poetas que lectores de poesía?

No, la poesía vive un buen momento, la cultura digital ha unido mucho la intimidad con lo público, hay mucha gente en las redes y la poesía siempre se ha dedicado a meditar desde lo público en la intimidad y hay muchos autores que están haciendo una poesía con mucha dignidad. Y eso puede ser una buena lección para las redes, que enseguida confunden la intimidad con el insulto, la mentira o el bulo. Eso que denunciaba Machado de que a veces la gente dice lo piensa antes de pensar lo que dice, pero los poetas están muy acostumbrados a pensar lo que dicen. Lo que es cierto es que es un gran error creer que solo es bueno y tiene calidad aquello que no entienden nada más que los expertos y los poetas.

¿Existió la poesía de la diferencia?

Hubo un periodista cordobés que también hacía poesía y publicó una antología un poco rara que llamó Poesía de la diferencia. Él estaba convencido de que era un gran poeta y que si no tenía éxito era porque había conspiraciones, e hizo esta antología en la que solo podían entrar aquellos poetas que no hubieran ganado un premio, no hubiesen publicado en una editorial importante o carecieran del reconocimiento de la crítica. La apuesta por la poesía suele ser muy íntima y honesta y cuando uno no consigue realizarse como poeta es normal que salga el rencor. Perder la conciencia crítica no es bueno y aquel movimiento tuvo un recorrido muy pequeño.

¿Cómo ha visto la evolución del papel de la mujer en el mundo de los versos?

La igualdad es una de las grandes transformaciones de la sociedad contemporánea. Hubo buenas poetas que quedaron en un segundo plano por la mirada machista, pero no había el caldo de cultivo para que una voz femenina se hiciera fuerte. Ahora está surgiendo una poesía de gran calidad y ese cambio también está afectando a los hombres.

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