María José Llergo, artista natural de Pozoblanco, ha sorprendido este viernes al interpretar una canción desde el balcón del Ayuntamiento de Pamplona, en el marco del Festival Flamenco On Fire. El gran momento de la cantante cordobesa se ha producido horas después de su actuación en la capital navarra.

María José Llergo ha presentado sus credenciales en Pamplona. Baluarte fue testigo este jueves de la puesta en escena de su primer trabajo discográfico en solitario, Sanación” que le ha llevado a consolidarse como una figura que bebe del flamenco, pero que se adentra con él en otros terrenos.

Su voz, de estilo lírico y altamente emocional, llena de melismas, hizo vibrar el auditorio mostrando algunos de los temas con los que se ha dado a conocer: Nana del Mediterráneo, su particular versión de la Nana del Caballo Grande y Pena penita, entre otras. La joven, que ha colaborado para artistas de la popularidad de Juancho Marqués y grabado para el estudio Colors, como Billie Eilish y otros cantantes de talla internacional, demostró por qué su propuesta merece atención ante un público entregado.

María José Llergo canta desde el balcón del Ayuntamiento de Pamplona, este viernes. Efe

Balcones, cine y galardones

Otros de los protagonistas de la jornada del jueves fueron los veteranos Juanito Villar y, de nuevo, el guitarrista Rafael Riquini. El primero, cantaor gaditano que impresionó al mismo Manolo Caracol, se subió a derrochar su arte en el balcón del ayuntamiento de Pamplona junto a Nono Reyes, inaugurando así las mañanas en la casa consistorial frente a un público que buscó todas las sombras para no perdérselo. En 1989 actuó junto a Camarón de la Isla en Pamplona. Desde entonces, no había estado programado en la ciudad este maestro que representa a una generación dorada en el flamenco: la que echó a andar en los 60 y que tuvo en él sonados éxitos, como Dímelo, dímelo y Qué cara más bonita.

El segundo, Rafael Riqueni, revalidó su éxito desde el Palacio Ezpeleta, que abrió sus puertas para no cerrarlas hasta el próximo domingo. Un recital de casi 90 minutos en el que se impone como el gran concertista de ayer y de hoy que tan solo con su instrumento, hilvanando composiciones como la granaína Triste luna y la Soleá de los llanos, de su último disco, Herencia, con el mítico fandango Al Niño Miguel, Amarguras y algunos temas de Parque de María Luisa, es capaz de mantener la atención de los espectadores que incluso desde fuera del recinto contemplan su efímera obra en directo.