Uno de los motivos para afirmar que el Festival de la Guitarra ha subido el nivel en su 41 edición es la apuesta por los subversivos Califato 3/4, cuya reivindicación de la tierra contó este jueves con la compañía de las pandeireteiras Tanxugueiras para reunir en el Teatro de la Axerquía a un público, cuanto menos, ecléctico.
La mezcla de sonidos electrónicos con ritmos flamencos y dejes post punk, entre otras aportaciones sonoras inaudibles, hacen de un concierto del grupo sevillano una experiencia difícil de calificar: a veces mística, a ratos catártica e incluso seria por los tonos de protesta. El grupo es todo eso. Crítica y fiesta, seriedad e irreverencia. Un combo contradictorio aunque mágico por la estética, las luces, la puesta en escena. Rap, reggae, punk, psicodelia mezclada con marchas de Semana Santa y referencias pop. En definitiva, una auténtica fantasía futurista.
La perfección vocal de Rosana Pappalardo, el guitarrista Curro Morales y el que llaman El Califa, Manuel Chaparro, se subieron al escenario entre un aura de misa de jueves santo y rave de sábado por la noche. Su conexión con Córdoba, como ciudad andaluza, fue evidente. El bailarín y performer cordobés Carlos Carvento protagoniza el videoclip de Te quiero y lo çabê. No hay rencillas entre Córdoba y Sevilla para una juventud que no solo alaba sus tradiciones, sino que las reinventa. Es capaz de mirar al pasado con una mirada contemporánea, con la frescura que merece adquirir toda manifestación cultural centenaria, para que perviva. Sonó también En bûcca y câttura, la psicodélica Buleríâ̂ del aire acondiçionao y La via en Roça sin que faltara la mítica Çambra der Huebê Çanto, con las referencias que arrastra de Morricone y los Monty Python.
Tanxugueiras llegaron cargadas de fuerza con su virtuosismo a las panderetas y su marcado reclamo feminista. El teatro esperaba que sonase Terra, el tema que les abrió el camino nacional en el Benidorm Fest. No podía faltar Averno, la canción de su colaboran con Rayden. Resquicios del mundo rural que acompañaron de sus cánticos empoderados. Demostraron que el poder de la música ancestral es lo suficientemente grande como para mantenerse actual, junto con el sello andalucista.