Diario Córdoba

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FESTIVAL DE LA GUITARRA DE CÓRDOBA

Coque Malla emplea acordes de nostalgia en el Gran Teatro

El artista apela a varias generaciones y recuerda a Los Ronaldos con una intensa puesta en escena

Coque Malla en el Gran Teatro de Córdoba

Coque Malla en el Gran Teatro de Córdoba FRANCISCO GONZÁLEZ

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Coque Malla en el Gran Teatro de Córdoba Pilar Montero

Ha vuelto a quedar demostrado. No se puede vivir sin el rock y el blues. No se puede vivir sin ti, Coque Malla. Esa sensación revoloteaba en el patio de butacas, a rebosar, durante el plato fuerte de otra jornada en el Festival de la Guitarra de Córdoba. La cita cultural ha apostado en su 41 edición por embestir de nostalgia el corazón, y las extremidades, de los oyentes. Ocurría con Juan Perro la noche anterior en el Góngora y se ha repetido en el Gran Teatro.

Ese sabor metálico a cuerdas bien rasgadas. La sensación de regreso a un tiempo en el que la juventud todavía tenía algo por lo que protestar, sentimientos que potenciar desde el centro de antros pegajosos. En la noche de lunes volvió todo aquello, con un poco de ayuda de la imaginación, gracias a El Astronauta gigante. El último disco del que fuera frontman de Los Ronaldos repasa éxitos de la mítica banda sin olvidar la parte íntima de Malla, vigente en su colaboración con Jeanette en Una Moneda o en Berlín, con Leonor Watling. El público fue buscando la intimidad del teatro, pero también iba dispuesto a los sonidos de los 80.

La luz se puso tenue con Space Oddity de Bowie de Fondo. Una vez puestos en marcha los controles técnicos, un gran aplauso dio la bienvenida a ese hombre menudo de bigote y gestos exagerados; todo lo que se le puede pedir a un dandi rockero. El repertorio comenzó potente con La mujer sin llave y siguió con Solo queda música y Escúchame. Contexto extraño para el rock un teatro, que dificulta los bailes pegados y los movimientos atrevidos. La banda demostró sortearlo con elegancia, entre miradas cómplices que agrupaban a ese Peter pan menudo- pañuelo y guitarra amarillos, a juego; zapatos en punta y de charol-, que no dudó en subirse a cajones para señalar a la estrella polar y hacerse ver.

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Coque Malla emplea acordes de nostalgia en el Gran Teatro de Córdoba FRANCISCO GONZÁLEZ

"Para que la energía fluya tiene que ir en dos direcciones, así que haced vuestro trabajo", apeló al público antes de comenzar con Abróchate, Extraterrestre y los dejes psicodélicos, catárticos, de La Carta. "Creo que la última vez que toqué en el Festival de la Guitarra fue en el 86, así que superemos ese concierto", comentó atrevido. Si fluyó la electricidad fue a través de la puesta en escena. Malla se divierte al estar sobre las tablas, saltos y bailes arropados por la batería de Gabriel Marijuán, el bajo de Héctor Rojo, el teclado de David Sánchez y la guitarra de Amable Rodríguez. Esa es la frescura que lo mantiene en forma pese a los años.

Entre el country y el pop, se acercaron las melodías de La Señal y las palmas del público. Ese intenso calor. Un cálido canto nostálgico al amor perdido que fue el preludio perfecto para No puedo vivir sin ti. Uno de los momentos más emotivos de la noche, el regreso al imaginario de varias generaciones que suena mucho mejor en directo. El rock and roll más reivindicativo se manifestó con ¿Estás vivo?, con el que el frontman se permitió bailes e incluso algún giro a lo Presley. Qué delicia los viajes de guitarra, el recrearse en los teclados mientras el artista se envuelve en sus movimientos y hasta decide sentarse en un rincón para darle un trago a un vaso con hielo y...¿aquello sería agua?.

Cómo supieron medir los tiempos, recrearse en el furor del público en los momentos adecuados. Poner su alma en Me dejó marchar y levantar de su asiento a todo un teatro. Hasta cuatro veces cambió de guitarra. Se quedó sin ella para sentir mientras cantaba sobre los ritmos de jazz de Una sola vez. "Todos amamos las canciones antiguas que nos conectan, pero sin canciones nuevas no hay futuro", añadió.

Después de regalar historias en acústico con El último hombre y dejar con la boca abierta en la ranchera Hace tiempo, momentos a cappella incluidos, se quedó en camiseta de tirantes y puso a bailar al teatro en míticas como Adiós Papá. Una despedida intensa como breve recuerdo de otra época.

Puede que las nuevas canciones, los nuevos géneros, sean bien recibidos, pero son necesarios los dandis de la música que nos recuerden lo imprescindible de algunos sonidos. Aquellos que se potencian en directo, reviven una época eterna de la música con colaboraciones como las de Annie B Sweet y pasean por la psicodelia con la misma soltura que por el jazz, el blues, el rock and roll o el pop. No, no se puede vivir sin artistas de la talla de Coque Malla. No hay manera.

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