El Museo Carmen Thyssen Málaga ha presentado la exposición temporal Negra es la noche, con obras de José Gutiérrez Solana, Pancho Cossío y Francisco Bores.

Así, la pinacoteca se sumerge "en el universo más canalla", según han indicado desde el recinto expositivo a través de un comunicado. La muestra traslada al visitante a los bajos fondos de una España plagada de personajes marginales y estampas de "mala vida".

La exposición, comisariada por la directora artística, Lourdes Moreno, junto al área de Conservación del Museo Carmen Thyssen Málaga, cuenta con la colaboración de la Universidad de Cantabria, que cede las obras, y el patrocinio de Cervezas Victoria.

A la presentación han asistido la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Málaga, Noelia Losada; el responsable de Relaciones Externas de Cervezas Victoria, Sergio Ragel; y la directora del Área de Exposiciones de la Universidad de Cantabria, Nuria García.

También ha contado con la presencia de la directora artística del Museo Carmen Thyssen Málaga, Lourdes Moreno, así como la del gerente de la pinacoteca, Javier Ferrer.

De esta forma, la Sala Noble exhibirá del 1 de julio al 25 de septiembre "este encuentro creativo único" en el que el museo ha reunido de forma inédita la obra gráfica de estos tres artistas, protagonistas del impulso modernizador en el arte español en las décadas de 1920 y 1930.

A través de una treintena de xilografías, aguafuertes y litografías, procedentes en su totalidad de la Colección Museográfica de la Universidad de Cantabria, el espectador se adentrará en un submundo en blanco y negro.

Se trata, por tanto, del reflejo de las temáticas de la llamada "España negra de la época", en el que subyace una iconografía "oscura y truculenta que sorprende por su modernidad estilística y los protagonistas, personajes y entornos marginales que retrata".

La propuesta artística pretende trasladar al espectador al reverso oscuro de lo real, a esos territorios ocultos, incómodos o poco recomendables, en los que, desde Goya, muchos artistas españoles se han sumergido buscando un retrato de la sociedad de su tiempo.

Moreno ha explicado que "los fuertes contrastes entre el blanco y el negro y las formas recortadas con dureza sobre las planchas refuerzan el aspecto sórdido y marginal del entorno que describen", y ha añadido que el resultado es "sorprendente y fascinante, de una gran modernidad en la España de la época".

Exponentes de los nuevos realismos

Así, se confrontan en la sala tres nombres capitales de la modernidad en el arte español. Tal y como ha detallado Moreno, estas propuestas creativas "van de la traslación al aguafuerte de la pintura costumbrista y heterodoxa de Solana, a las ilustraciones de Cossío para el libro 'Hampa. Estampas de la mala vida' o el variado conjunto de xilografías de Bores".

Solana fue un referente para jóvenes artistas como Cossío y Bores, con los que coincidió en el Madrid en plena efervescencia cultural de los años veinte. Sus aguafuertes y litografías reproducen retazos de la crónica de un costumbrismo de raíz goyesca, "todo un mundo abrupto, fanático y torvo de un Madrid hecho al aguafuerte", en palabras de Ramón Gómez de la Serna, su amigo y biógrafo.

Por otra parte, en la exposición se muestran las creaciones más vinculadas al ultraísmo de los jóvenes Pancho Cossío y Francisco Bores, quienes participaron de ese fenómeno de agitación cultural, esencial para la vanguardia española de los años 20.

Influidos en su imaginería por el expresionismo alemán, a través de la técnica de la xilografía que asimilan de la también ultraísta Norah Borges, de Cossío se exponen ocho de las estampas con las que el artista ilustró en 1923 'Hampa. Estampas de la mala vida', un libro de poemas del periodista y escritor santanderino José del Río Sáinz, 'Pick'.

Esta sería su primera aproximación al grabado, en el que se había iniciado a instancias de su amigo Bores. Con sus intensos contrastes en blanco y negro y sus asuntos de vida callejera recuerdan a los expresionistas alemanes contemporáneos y se aproximan al propio Solana.

Las xilografías de Francisco Bores, aunque editadas póstumamente en 1977, fueron realizadas en los años veinte, cuando el artista también estaba inmerso en el ambiente del ultraísmo madrileño y publicaba sus estampas en las revistas más importantes del movimiento.