Asegura Ana María, nombre de la cantante de pelo corto al bajarse de los escenarios, que Todo lo que tengo es uno de sus trabajos más arriesgados. Lo dice una intérprete que se considera a sí misma «tímida» y «celosa de su intimidad». Los colores sonoros que presentan estas nuevas 13 canciones, sin embargo, desprenden una sensualidad contenida, una carga emocional intensa y que no termina de estallar. Así es la sutilidad de la elegancia.

Los ritmos latinoamericanos de este disco, producido por el músico Gustavo Guerrero y grabado en México, en un estudio por el que literalmente se colaba la naturaleza, se asoman levemente al folclore español sin prescindir de los toques pop. Pasión Vega quiso hacer de este disco un homenaje a la música del otro lado del atlántico, para lo que fue imprescindible recurrir a compositores tan diversos como Jorge Drexler o Silvana Estrada. En 2019, el estallido de la crisis sanitaria frenó una gira de conciertos que ahora, con las complejidades de la actualidad, supone un oasis tranquilo para el oyente que decide ir al teatro a alejarse de la excitación mediática. 

Pasión Vega, durante su actuación en el Gran teatro de Córdoba. A. J. GONZÁLEZ

En el caso del público cordobés, la calidez vocal de la artista supuso este jueves la perfecta opción de escape al mal tiempo. Coincidiendo con el inicio de la programación musical de marzo, Pasión Vega se subió al escenario con su impecable técnica y el acompañamiento del pianista Jacob Sureda, encargado también del piano, acordeón y marimba; el percusionista Mario Carrión; José Vera, al contrabajo y ukelele bajo; Josete Ordoñez, guitarra española, guitarrillo, mandola y coros; Manuel Masedo, percusión y coros, y Raúl Sánchez, violín y guitarra portuguesa.

El Gran Teatro, a rebosar de público para ver a Pasión Vega. A. J. GONZÁLEZ

Por un teatro a rebosar transitaron la bossa, entremezclada con el bolero en Valió la Pena; la rumba de Por tu Amor, la bachata Natural o el tango Queriéndote en silencio. De pronto irrumpía una petenera al estilo mexicano con Petenera Huasteca en lo que parecía un canto a la mezcla de culturas, más próximas entre sí de lo que pudiera parecer a priori. Con los punteos de guitarra en Todo lo que tengo y ese reclamo Qué no sepan donde fuí...Esta es mi manera de vivir que impulsa los ritmos cubanos, quedó claro el acierto de este viraje de Pasión Vega hacia el otro lado del Atlántico. Si la artista llegó a México y a Buenos Aires en 2009 con el disco Gracias a la vida, ese regreso a las influencias latinoamericanas supuso un regalo en forma de paraíso tropical para el público cordobés

La intérprete malagueña hizo viajar al público por Andalucía y la Habana. Citó a Lorca. Recordó a Maria Dolores Pradera y a Carlos Cano. Un canto nostálgico a la poesía, la belleza y las raíces que despertó incansables aplausos.