Ricardo González Mestre emprende mañana rumbo a la capital de Cuba para dar a conocer la exposición Arte de ida y vuelta: De Córdoba a La Habana, una colección de cuarenta láminas de collage digital en las que el editor y diseñador gráfico cordobés muestra un paralelismo entre los paisajes urbanos, monumentos y estampas sociales más arraigadas de ciudades tan aparentemente dispares como Córdoba y La Habana. Este proyecto nació en el 2019 impulsado por el Historiador de la Ciudad de La Habana, Eusebio Leal Spengler, durante su visita a Córdoba en abril de ese mismo año, coincidiendo con los actos de celebración del 500º aniversario de la fundación de la villa de San Cristóbal de La Habana. La exposición se pudo ver en la sede de la Fundación Cajasol de Córdoba y el día 3 de marzo llegará, con un retraso provocado por la pandemia, al Palacio de Lombillo de La Habana.

-Esta exposición está motivada por un libro previo. ¿Cómo surge?

Con motivo del quinientos aniversario de la fundación de San Cristóbal de La Habana, el Ayuntamiento de Córdoba me encarga como editor un libro, De la Ribera al Malecón, como regalo a la ciudad cubana. Consistía en una comparativa fotográfica del patrimonio monumental de ambas ciudades, lo que no parecía fácil, ya que una es de interior y la otra está junto al mar. El libro fue presentado en el 2019 La Habana de la mano del historiador cubano Eusebio Leal Spengler, que observó durante mi estancia allí que yo no paré de dibujar y fotografiar la ciudad, y me propuso hacer esta exposición para presentarla allí y aquí, en España. Tristemente, Eusebio falleció en el 2020 y no podrá ver ahora realizado lo que él proyectó.

¿En qué consiste este proyecto que ahora lleva a La Habana?

Es una colección compuesta por cuarenta láminas de collage digital en las que se muestra, a través de la transformación, el uso de la luz, los tonos y colores, un paralelismo entre los paisajes urbanos, monumentos y estampas sociales de ambas ciudades. Se compara la Ribera cordobesa con el Malecón de La Habana o la iglesia de San Francisco de Asís de la capital cubana con la iglesia de San Lorenzo, y así hasta 20 parejas.

¿Por qué ha trabajado en esta muestra desde el diseño gráfico?

Yo estudié diseño gráfico en la Escuela de Artes y Oficios de Córdoba cuando estas enseñanzas apenas se impartían en ninguna otra ciudad española. Aquí surgió una generación de diseñadores gráficos que heredamos las influencias de maestros como Antonio Povedano o Ángel López Obrero. El primer libro, De la Ribera al Malecón, se hizo de fotografías, y en este nuevo proyecto creí que debía integrar los dibujos que hice en La Habana a través de la técnica que mejor domino y con la llevo trabajando 40 años.

¿Qué ha pretendido con este proyecto?

En realidad, es una despedida muy especial de mi profesión. Me voy, me jubilo, y quiero hacerlo de una manera en la que, de alguna manera, se reflejen todas las etapas de mi trayectoria cultural. Quiero irme haciendo esta exposición sobre una ciudad a la que quiero tanto como a Córdoba y que donaré a Fepamic. Algunas veces se hacen las cosas sin saber muy bien por qué, pero lo importante es compartirlas, y quiero recopilar también todo el diseño realizado en cuarenta años de Punto Reklamo en una publicación, además de una obra sobre la música de los años setenta, que es de donde yo vengo. Voy a recopilar grupos, posters y fotografías con la ayuda de Aurelio Amén.

¿Qué tienen en común la luz de Occidente y la Perla del Caribe?

Creo que es la sensación de encontrarte, al otro lado del Atlántico, como si estuvieras en Andalucía. La gente es abierta, amable, cercana, feliz, te saluda… El cubano y el andaluz son hermanos, ya lo decía Lorca: «Si me pierdo, buscarme en La Habana o en Andalucía».

¿Con qué aliados ha contado para este viaje de ida y vuelta?

Con la Fundación Cajasol, la delegación municipal de Cultura, la Agencia Andaluza de Cooperación y Desarrollo Internacional de la Junta, además de patrocinadores como Sadeco, Aspacys y Fepamic. También hemos contado con la Oficina del Historiador de la Habana y con la embajada de España en Cuba.

Finalmente, Eusebio Leal Spengler, impulsor de esta exposición, no podrá verla.

Así es, es muy triste, pero vamos a cumplir su deseo y lo recordaremos el día de la inauguración de la exposición.

¿Qué siente cuando viaja a ese país?

En Cuba no te sientes extraño y, además, para mí es un referente ideológico, a pesar de los pesares. Ya acabaremos con el bloqueo alguna vez.

A través de su editorial siempre ha destacado a Córdoba y a sus personajes. ¿Cree que hay mucha ignorancia sobre la historia de esta ciudad?

Siempre he defendido que Córdoba sabe lo que tiene, pero también es cierto que hay que venderla mejor. Tenemos cinco filósofos universales y cuatro patrimonios mundiales, algo que no tiene ninguna otra ciudad, y esto hay que recordárselo a los cordobeses, que deben ser capaces de mirar a Córdoba con los ojos de otro, porque parece que estamos tan acostumbrados a los que tenemos que no lo valoramos lo suficiente.

Desde el punto de vista de editor, ¿Cómo ve la cultura en Córdoba?

Tenemos un gran plantel de artistas, escritores y poetas que se pondrán de manifiesto con el proyecto Córdoba, Ciudad de las Ideas, que está empezando a andar. Yo apuesto por esta iniciativa, no conozco el final, pero creo que el camino merece la pena andarlo e incorporar al proyecto a todo el mundo de la cultura.