Este año se cumplen 30 del Carrying, la creación del artista cordobés Pepe Espaliú que dio la vuelta al mundo para visibilizar el sida y clamar contra los prejuicios que generó esa pandemia que acabó con su vida en 1993. Coincidiendo con este aniversario, algunas galerías y centros de arte nacionales e internacionales reivindican la figura del creador, en algunos casos, mostrando obras inéditas, como los dibujos que desde hace unos días se pueden ver en la galería 1 Mira Madrid bajo el título Pepe Espaliú. Dimensión orgánica y pulsional. Se trata de la primera exposición individual del artista en esta galería, que desde ahora pasa a contar con el legado que aún sigue a la venta del artista y que, fundamentalmente, es propiedad de Pepe Cobo, su galerista, y de la propia familia del artista. En esta exposición se presenta de forma retrospectiva una visión sobre su trabajo, desde las primeras fotografías de los años setenta en Barcelona, hasta las pinturas y esculturas más reconocidas del artista y, finalmente, como novedad, una serie de dibujos que proceden de los cuadernos del artista desde los años ochenta hasta la fecha de su fallecimiento.

Según señala el crítico cordobés de arte Jesús Alcaide, experto en la obra del artista, no se tenía constancia de la existencia de estos cuadernos de dibujo, ya que los que se conocían hasta ahora forman parte de los fondos del Centro Pepe Espaliú de Córdoba, por lo que este hallazgo «ha sido un auténtico descubrimiento». Gracias a estas obras hasta ahora desconocidas se descubren algunos bocetos de esculturas o instalaciones que el artista planteaba en sus últimos años y no llegó a realizar. Por otro lado, hay dibujos que son autónomos por sí mismos, pero que «nos muestran cómo su obra siempre fue una cuestión casi circular, estaba trabajando con las mismas temáticas y obsesiones», señala Alcaide, que explica que, sin embargo, también se encuentran obras datadas a principios de los años ochenta en París «en las que usa el color, algo muy poco conocido en su producción», como una serie de acuarelas con motivos de la Francia de ese momento. «Hay uno titulado Fahther, mother and child (Padre, madre e hijo), en el que Espaliú vuelve a uno de sus temas recurrentes, pero esa faceta del color, de la acuarela, de jugar con brochazos, es toda una novedad en su trabajo», indica el crítico de arte, que añade que, «aunque se sabía que estuvo en París en esa época y que la pintura que hizo en ese momento iba por esos caminos, nunca había aparecido nada como cuaderno».

Una de las piezas que el artista denominó ‘Carrying’.

Alcaide no cree que quede mucho por conocerse de este creador, ya que toda su obra está en poder de Pepe Cobo o su familia, por lo que no puede evitar mostrar su sorpresa: «Siempre siguen saliendo cosas y, aunque no sean tan significativas como estos dibujos, sí que se conocerán nuevas conexiones. Espaliú es inagotable y por eso sigue vigente».

De la misma forma opina Pepe Cobo, también amigo del artista: «Era una persona muy inquieta, con mucha capacidad de trabajo y muy inteligente, además de un gran lector, y todo lo reflejaba en sus cuadernos». Hace ocho meses, el galerista descubrió en sus almacenes esos cuadernos, que ahora han salido a la luz y en los que «hay muchas ideas apuntadas, algunas de ellas relacionadas con obras que finalmente no realizó». Con este hallazgo, según Cobo, «descubrimos esa diversidad y riqueza de su lenguaje». Por su parte, Mira Bernabeu, director de 1 Mira Madrid, se muestra muy satisfecho de que su galería cuelgue obra de este artista por primera vez porque «adoro el trabajo de Pepe Espaliú desde que era estudiante, por lo que no dudé en mostrar su legado». Además de esta exposición, dentro de la reordenación de la colección que ha realizado el Museo Reina Sofía bajo el título de Vasos comunicantes, en el episodio 6, titulado Un barco ebrio: eclecticismo, institucionalidad y desobediencia en los años ochenta, se ofrece una parte muy importante dedicada a la obra de Pepe Espaliú. Este centro muestra una sala única dedicada al Carrying, con la proyección de la acción y una serie de nuevo material de archivo de dicho momento. Junto a ella, se puede ver en otra sala que lleva por título El día del héroe, un conjunto de cuatro de los Santos de Espaliú, una escultura de la serie de las muletas recientemente adquirida por el museo a través de una subasta, y la colección de los diez últimos dibujos que realizó, y que en esta sala se ponen en relación a obras de Pedro Lemebel o Feliciano Centurión. «Es uno de los artistas más representados actualmente en la colección de este museo», subraya Alcaide, que considera este hecho como algo «muy importante» porque «se ha hecho una relectura de la historia del arte del siglo XX en España y se le ha dedicado una sala única».

Los dibujos desconocidos de Espaliú que se exponen en 1Mira Madrid.

Por último, el centro de arte Henie Onstad de Noruega incluye obras del creador cordobés en la exposición colectiva Every moments counts. AIDS and its feelings de 60 artistas de carácter internacional y más de 200 obras. La muestra presenta trabajos desde 1982 hasta la actualidad, reflejando la importancia que los discursos sobre el sida han tenido en el mundo del arte y en la que se pueden ver trabajos de Félix Gonzalez-Torres, General Idea, Zoe Leonard, Elmgreem & Dragset, Peter Hujar y David Wojnaroiwicz, entre otros.

El ‘Carrying’

Pero si hubo algo por lo que se conoció Espaliú fue la performance llamada Carrying, en la que el artista, con los pies descalzos, es llevado por los ciudadanos, unos famosos y otros completamente anónimos, en un recorrido por el casco urbano de las ciudades de San Sebastián (septiembre de 1992) y Madrid (diciembre de 1992). «Aquello fue un acto muy importante, porque en ese momento, en el que todo eran fuegos artificiales, fiesta y un mundo color de rosa, como él mismo decía, el sida no aparecía, no se hablaba de la enfermedad mientras la gente estaba muriendo, no solo porque no había un tratamiento, sino porque muchos lo ocultaron para no sentirse apestados», indica Alcaide, que considera que si esa foto no hubiera salido en las portadas de todos los periódicos, «posiblemente, la mayoría de la gente hubiera tardado en saber lo que es el sida».

Sala dedicada a Pepe Espaliú en el Museo de Arte Reina Sofía.

Recordar esa acción treinta años después sería muy valioso para Alcaide, ya que «parece que ha caído en el olvido lo que supuso, ya que, además de visibilizar la enfermedad, también salieron a la luz otros valores». Cobo califica esta acción como una «obra o performance social» para que la sanidad pública se ocupara de atender esa enfermedad, en aquel momento «una pandemia que afectaba al mundo entero». El galerista recuerda la primera de esas acciones públicas en San Sebastián, algo que compartió muy de cerca con el artista, que con esta performance sacó su enfermedad a la calle.

«Fue algo brillante, se expuso para ayudar y concienciar a la sociedad, además de eliminar las barreras de la homofobia», señala Cobo, que cree que Espaliú está cobrando una gran vigencia: «Pepe tocó muchos temas referentes a las conductas humanas y su obra atañe mucho a la condición del ser». Para el director de 1 Mira Madrid, el Carriying «significó mucho, no solo en la carrera de Espaliú, sino porque fue un toque de atención al gobierno y a la sociedad de la época al denunciar la situación en la que se hallaban los enfermos de sida».

1Mira Madrid también muestra esculturas del creador cordobés.