La autora ovetense Mónica Rodríguez, con la novela Rey, y el madrileño Pedro Ramos, con la obra Un ewok en el jardín, han ganado este jueves la trigésima edición del Premio Edebé de literatura infantil y juvenil, respectivamente. Lo han anunciado los integrantes del jurado Roberto Santiago y Òscar López, que han destacado que se tratan de dos obras necesarias que abordan temáticas como la supervivencia y el suicidio entre los jóvenes.

El Premio Edebé cuanta con una dotación económica total de 55.000 euros, 30.000 euros para la obra juvenil y 25.000 para la infantil, y las obras se publicarán en el mes de marzo: a esta edición se habían presentado 239 manuscritos originales.

Rey, galardonada con el Premio Edebé de literatura infantil, se inspira en un hecho real y es un viaje a las profundidades del alma humana en el intento de entender cómo puede sentirse un niño que debe sobrevivir entre una manada de perros callejeros. Rodríguez ha asegurado que no ha querido ver nada ficcionado sobre el caso real, sino documentarse, para luego poder meterse en la piel y ver cómo se siente "un ser complentamente abandonado por el ser humano" y construir su propia novela.

Ha dicho que en su novela, el niño es un poco mayor que el caso real, y ha dicho que en parte se puede leer como una novela de aventuras por su parte de supervivencia.

El jurado del Premio Edebé infantil Roberto Santiago ha valorado que es una novela que aboca a una "realidad terrible" de un niño que acaba viviendo en la calle con una manada de perros, y ha considerado que es una epopeya con una huída permanente por la supervivencia.

'Un ewok en el jardín'

Por su parte, Un ewok en el jardín, de Pedro Ramos, aborda con un estilo directo y sucinto los oscuros estados de ánimo, las características de la depresión y el suicidio, y que aboga por que siempre hay una salida, una mano amiga. Ramos ha dicho que se interesó por el tema cuando conoció la estadística de que el suicidio es la principal causa de muerte no natural entre los jóvenes, y ha asegurado que al escribir no se puso "ningún límite".

La novela sigue durante un día a un joven que sale rumbo a un puente para acabar con su vida, pero que se encuentra con circunstancias que le hacen postergar, a lo que Ramos ha dicho que "siempre hay una luz al final del túnel, una esperanza, aunque se crea que no".

Ha subrayado que es necesario contar historias con una alternativa, y ha dicho que toda aquella gente que ha estado deprimida no pensaban que lo iban a estar, pero que siempre se puede "encontrar un ewok en el jardín".

El integrante del jurado del Premi Edebé juvenil Òscar López ha subrayado que es una novela "valiente, arriesgada y necesaria", y ha dicho que en ocasiones la ficción puede conectar con realidades mejor que los ensayos.

Los Premios Edebé cumplen este año 30 años de historia, un galardón que en su primera edición ganó en la categoría juvenil un desconocido en aquel entonces Carlos Ruiz Zafón con El príncipe de la niebla, y otras tres obras vencedoras de ediciones posteriores se adjudicaron el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil: La isla de Bowen, de César Mallorquí; Palabras envenenadas, de Maite Carranza y El efecto Frankentein de Elia Barceló.