¿Por qué el paralelismo con la novela ‘Los pasos perdidos’?

 Me surgió el símil entre los pasos y los trazos. Un joven poeta de Rute me dijo que él escribe desde que tiene uso de la escritura y me di cuenta de que yo dibujo desde que tengo uso del dibujo, antes siquiera de escribir. Quería buscar los trazos primitivos, lo que no quería perder y lo que he encontrado, establecer una comparativa. 

¿Es su propuesta más íntima hasta la fecha?

El contenido es muy actual y sí, se trata de una propuesta muy íntima, cercana a mi mundo interior. Hay metáforas poéticas, objetos de mi niñez… Pero no es exactamente una revisión. Hay obras antiguas pero que tienen un sentido dentro del argumento de trabajar sobre la identidad y el hecho de que la memoria, lejos de anclarte, te catapulta hacia el futuro.

¿Hay algún material con el que deteste trabajar?

Pues no, todos los materiales son interesantes. Mi maestro, Venancio Blanco, decía que hay materiales que no colaboran, pero yo creo que todos son interesantes. Incluso el ordenador, que está absolutamente lejos de la materialidad que te impone lo escultórico, desarrolla sentido espacial y volumétrico. Creo que el artista no puede desdeñar ningún material. El mío por excelencia es el bronce.

¿Diría que su relación con Ánfora Nova ha calado en su obra?

Claro. Pero no solamente la colaboración con la revista. Soy un lector moderado y ese mundo me sostiene, me alimenta, y algunas de las obras expuestas tienen referencias directísimas a pasajes de obras literarias.

¿En qué etapa se encuentra como creador?

 En una etapa madura. He tenido la suerte de hacer, recientemente, algunos monumentos públicos en Zuheros, Iznájar o Rute y he encontrado un campo próximo al mundo de las texturas y a la expresión psicológica de los personajes. Crear una obra pública es una responsabilidad porque dejas testimonio. Pero con esta exposición en Cajasol quiero decir que no estoy dispuesto a olvidar lo que yo era. Porque el artista debe mantener la mirada limpia y no es sano para nadie desprenderse de lo que fue la infancia