Bernardo Miranda (1988) debutó oficialmente a los 12 años, aunque a los 8 ya cantaba. Lleva una trayectoria extensa de premios, entre ellos el Concurso Nacional Yunque Flamenco, el Murcia Flamenca o el Concurso Nacional de Fandangos Lucena en 2010, del que ha vuelto ha salir vencedor en 2021. Responde a este diario desde el tablao madrileño Torres Bermejas por donde, explica ilusionado «pasaron Lola Flores, Manolo Caracol o Camarón».

¿Ha encontrado en la capital un lugar ideal para desarrollarse?

Sí, claro. Aquí siempre hay más posibilidades de trabajar porque tiene más tablaos, más puntos de encuentro entre compañeros. También voy mucho a Sevilla. Los que queremos dedicarnos al flamenco no tenemos más remedio que tirar de las actuaciones que hagamos los fines de semana o las compañías que nos lleven fuera.

Aparte de los tablaos, ¿Por qué ambiente artístico se mueve?

Normalmente me muevo en los circuitos de peñas de Andalucía o en bienales. Cada vez se dan menos las reuniones entre artistas, pero cuando estaba viviendo en Sevilla iba mucho a Tronío, al bar Lola la Cacerola o, en Córdoba a la taberna La Fuenseca; en Madrid he estado también en Casa Patas, un tablao emblemático que tuvo que cerrar por la pandemia. Por supuesto, no olvido mi peña flamenca, El Mirabrás. De allí han salido jóvenes flamencos como yo. Allí he echado los dientes.

¿Qué papel cree que cumplen las peñas y las tabernas flamencas en el flamenco joven?

La peña es la base fundamental para los comienzos de un artista. Es el lazo más estrecho que puedes tener con el flamenco porque, siendo neófito, tienes contacto con mayores que te abren campo y te dan una confianza y unos conocimientos que son necesarios cuando quieres saber más sobre tus antepasados. También es complicado. Se establece a veces cierto dilema entre el flamenco de la juventud y el de las personas más mayores, que a veces ponen faltas. Yo tuve la suerte de encontrar un círculo que me abrió campo.

El Concurso Nacional de Fandangos de Lucena vuelve a reconocer su talento, ¿Cómo se siente al respecto?

Sí, gané en 2010 en la categoría joven y este año pasado decidí apuntarme y gané en la categoría de más edad. Me presenté porque pensaba que debía tener ese premio, por ser de mi tierra y de un pueblo donde hice mi primer recital. Los concursos sueles hacerlos cuando has tenido un año complicado de trabajo o has dejado algunos proyectos. Pero me hace muchísima ilusión, es una manera de decirle a Lucena que estoy aquí, y a la gente que sigo manteniendo el sello de los fandangos de Lucena. Me siento muy gratificado, muy satisfecho.

¿Qué aportan este tipo de reconocimientos a la trayectoria de un cantaor joven?

Creo que sobre todo van dirigidos a la afición, porque las redes están muy bien hoy en día para patrocinarse pero al final la afición se queda con estos reconocimientos. El flamenco es una música antigua en la que, por lo general, se mueve un público de bastante edad y este público al final quiere ver al artista en directo. Siempre lo equiparo con el que vende telas que, si no tiene una muestra en su tienda, difícilmente va a venderlas. En el flamenco pasa igual, te tienen que ver, necesitas el directo, no basta con las redes, por mucho vídeo que circule.

¿Percibe una escena de jóvenes flamencos en Andalucía?

Sí, hay gente de mi edad o incluso algo más joven que está apretando muy fuerte. Te podría dar muchos nombres y la verdad es que todos ellos de calidad, percibo un gran futuro en estas nuevas generaciones de cantaores. Es una alegría que venga gente pegando tan fuerte.

Ha llovido desde que sacó ‘De cante vengo’, ¿Cómo lo ve ahora?

El disco es como un curriculum y aquello me sirvió para ver que sigo evolucionado, que sigo aprendiendo. Veo algunas cosas que me gustan y otras que cambiaría. Pero eso siempre va a pasar. Es lo bueno de la música, de cualquier arte, tener diferentes puntos de vista que sirvan para mejorar. Esa debe ser la finalidad de un disco, aparte del reoconocimiento, que si viene también pues mejor.

¿Se plantea un segundo disco?

La verdad es que llevo un tiempo dándole vueltas. Me gustaría reunir otros cantes y cerrar un nuevo ciclo para seguir avanzando. Tengo algo en mente, aunque todavía no he encontrado del todo la manera de darle forma.

¿Con qué palos del flamenco disfruta más?

Sobre todo con la soleá. Pero también con la malagueña y con la seguiriya. Son con los que más me identifico.

¿Qué nombres prefiere tener cerca como acompañamiento?

Bueno, lo cierto es que en ese aspecto me gusta siempre probar cosas nuevas. Soy una persona inquieta y miro con mucha mijita lo que quiero hacer, así que depende mucho de lo que me apetezca. Aunque últimamente estoy trabajando mucho con Luis Medina, el cordobés, con mi compadre de Fernán Núñez Juan Marín, con Chaparro, de Córdoba. Ahora mismo esos tres guitarristas me aportan todo lo que necesito.