Entre loas y elogios, alegría contenida e incertidumbre, y tras una larga espera de once años, el 19 de diciembre del 2016 abría sus puertas el Centro de Creación Contemporánea de Andalucía, C3A, durante años C4, al que la Junta eliminó días antes de su inauguración la cuarta C, referida a Córdoba, para cambiarla por la A de Andalucía, lo que supuso toda una sorpresa. Costó un poco acostumbrase a esa nueva denominación, pero lo importante en aquel momento era que por fin se inauguraba el edificio que pondría a la ciudad en el foco del arte contemporáneo cuando muchos ya habían perdido la esperanza de ver abierto el imponente y vanguardista edificio realizado por los arquitectos Fuensanta Nieto y Enrique Sobejano. Ahora finaliza su primer lustro de vida con el gran proyecto de albergar próximamente fondos de la Fundación Thyssen Bornemisza Art Contemporary TBA21 y recursos económicos para dotar la Caja Negra.

Vista de una proyección de la fachada mediática del C3A.

Esta apertura, que llegaba al final de un año casi maldito para la cultura de Córdoba y trató de compensar la pérdida de la Capitalidad Cultural, supuso para la ciudad la entrada a las corrientes más vanguardistas del arte y cumplir con la vieja reivindicación histórica de reducir la distancia entre la ciudadanía y el arte contemporáneo y sus lenguajes y códigos. Con la presidenta de la Junta en ese momento, Susana Díaz, y la consejera de Cultura, Rosa Aguilar, a la cabeza, más de doscientas personas, entre representantes políticos, de la sociedad cordobesa y del mundo de la cultura, se dieron cita en el singular y emblemático edificio, cuya arquitectura fue la gran atracción del día por encima de las obras de Falke Pisano y Nicoline Van Harskamp con las que se abrió el centro.

Una visitante, dentro de ‘Alhambra’, de Juan Serrano.

Un punto de inflexión

La Junta de Andalucía gastó 30 millones de euros en la obra civil y en el 2020 superó el medio millón de euros entre personal y otros gastos. En cuanto a su aceptación por parte del público, que fue lenta al principio, entre enero del 2017 y abril del 2021 el edificio hexagonal realizado a base de hormigón desnudo ha recibido 96.689 visitas, aunque la evolución se frenó en seco con la pandemia del covid y este 2021 ha empezado a recuperarse. Como un punto de inflexión en las infraestructuras culturales de la ciudad se valoró esta apertura, que ofrecía aire fresco en el terreno artístico en una ciudad rica en legado y patrimonio histórico, aunque no fue hasta marzo del año siguiente cuando gozó de un director artístico. Álvaro Rodríguez Fominaya se puso al frente de este vanguardista centro de arte, que comenzó a adquirir prestigio gracias los proyectos propios del espacio. Tras la marcha de Fominaya, al que no se renovó el contrato el pasado mes de abril, cuando llevaba cuatro años en el cargo, la dirección del centro la asume Juan Antonio Álvarez Reyes, director del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC), del que depende administrativamente el centro cordobés.

‘Para ver el cielo’, de Yoko Ono.

Evolución

Para Álvarez Reyes, el C3A ha tenido una «muy rápida consolidación» entre los centros de arte contemporáneo españoles y «en solo 5 años ha sabido posicionarse muy bien en este segmento tan especializado y competitivo», demostrando que «desde Córdoba se puede incidir de manera relevante en el contexto de la creación contemporánea en sus distintos ámbitos». Por su parte, el artista visual cordobés Tete Álvarez considera que para analizar la evolución del espacio en estos años «sería obligatorio recordar el contexto en el que arranca el C3A», cuando se intenta «menoscabar un centro que en estos años ha alcanzado una notable repercusión nacional», algo que atestiguan organizaciones independientes como el Observatorio de la Cultura, «y lo corrobora la crítica especializada que reseña a menudo algunas de las exposiciones que aquí se celebran». También el crítico de arte cordobés Ángel Luis Pérez Villén recuerda con satisfacción la sensación de poder disfrutar de un centro con una oferta expositiva y de actividades culturales a la altura de la de otros centros del Estado y considera que, después de los estragos ocasionados por la pandemia, «debería recuperar esa velocidad de crucero que estaba consolidando a comienzos de 2020, ofreciendo exposiciones de calidad, actividades atractivas y ganándose a un público necesario para crear el tejido social y artístico que dote a la ciudad del atractivo que se merece» . El crítico confía en que «el desembarco de TBA21 y el acuerdo logrado con la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Córdoba pueden favorecer que así sea, ya que aunque se restrinjan las exposiciones a una sola al año, las actividades que se prevén desarrollar hacen presagiar un futuro prometedor».

Últimos residentes artísticos que han llegado al C3A.

En este sentido, Álvarez Reyes asegura que al centro le espera «un gran futuro, lo que sería muy beneficioso para la ciudad de Córdoba, para Andalucía y para la comunidad artística». «Hemos trabajado muy duro para que este proyecto sea una realidad y el acuerdo que hemos iniciado e impulsado entre C3A y TBA21 creo que dará importantes frutos», subrayando que, «para empezar, ya hay un consenso en la ciudad, incluso entre aquellos más reticentes al proyecto de contemporaneidad que supone este centro». Por su parte, Tete Álvarez también espera que con la llegada de estos fondos «empiece a vislumbrarse un acercamiento mutuo entre la ciudad y el centro y que lo considere de una vez como uno de los grandes activos culturales con los que cuenta».

Un concierto de electrónica en la Caja Negra.

Uno de los temas más polémicos del año en cuanto al futuro del C3A ha sido la ausencia de director artístico desde que Rodríguez Fominaya cesara en el cargo, y en este aspecto no todos están de acuerdo. Mientras Álvarez Reyes defiende que el espacio «me tiene a mí al frente como director desde mediados de 2016, además de contar con un fantástico equipo que incluye el personal de Córdoba y Sevilla del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo», Tete Álvarez espera que el centro «pueda seguir atendiendo a sus fines programáticos sin injerencias políticas, y que lo haga con una dirección propia y elegida por concurso de buenas prácticas como el resto de centros de arte del país». Al respecto, Pérez Villén considera que «el C3A necesita una dirección con la mayor autonomía posible y radicada en Córdoba», ya que solo así «podrá hacer frente a gestionar, programar y atender las necesidades perentorias del día a día de la institución y seguir implementando las residencias artísticas que tan buenos frutos están comenzando a dar: una nueva y última generación de creadores andaluces reconocidos en todo el Estado han pasado ya por el C3A».

Además de la esperada colección TBA21, también se proyectan cambios en la Caja Negra del edificio. «Dotar a este espacio ha sido uno de los asuntos por los que más he peleado, y conseguir 1,7 millones de euros de fondos europeos para dotarla técnicamente nos permitirá realizar actividades que ahora no podíamos hacer por las limitaciones acústicas, principalmente», señala Álvarez Reyes, que asegura que en el 2022 se licitará el proyecto y se espera tenerlo finalizado antes del verano de 2023. Sea como sea, Córdoba cuenta desde hace un lustro con un espacio que ha conseguido que muchos ciudadanos se familiaricen con nuevos lenguajes artísticos, dejando atrás una Córdoba recreada solo en su inmenso pasado.