Julio Benavente, malagueño de 21 años con padres cordobeses, competirá este sábado en la final del talent show televisivo La Voz tras haber superado a los 10.000 aspirantes de esta edición y con la seguridad añadida de haber encandilado a los coaches Pablo Alborán y Alejandro Sanz, a quienes admira desde pequeño.

En el programa final de este sábado, el aspirante cantará un tema junto a Niña Pastori y junto al palmero Antonio José, a la expectativa de que el público asistente al plató decida, mediante votación, al concursante ganador de la edición.

Benavente ha ido pasando al siguiente programa por haber encandilado a los jueces con su voz algo rota, con matices flamencos, a pesar de la cual dice no querer ser "encasillado como cantante de baladas o del estilo de Alborán y Sanz", porque su preferencia musical "es el pop urbano".

El cantante tampoco quiere que se hable demasiado de la enfermedad de esclerosis múltiple que le diagnosticaron durante la pandemia, que ha supuesto un obstáculo para sus metas dentro del mundo de la música, aunque no más que cualquier otro que se le vaya a poner por delante en el futuro. "A veces las cosas malas que te pasan sirven para centrarte más en tu pasión", cuenta el joven a este diario. "Julio es un chico trabajador, en casa puede estar hasta diez horas seguidas ensayando y llega un momento en que me tengo que bajar a la calle, cansado de tanta música", confiesa su padre, Mariano, impresionado del aplomo que su hijo ha mostrado delante de las cámaras, cuando "nunca jamás" había estado delante de una. "A nosotros nos iba a dar un infarto cuando estábamos en el plató y él como si nada", explica.

Enamorado de la música

Nacido en Málaga e hijo de dos profesores de lengua y literatura, Julio Benavente se enamoró de la música con cuatro años, cuando le llevaron a ver la película Los Chicos del Coro. Como quedó tan fascinado por la banda sonora, sus padres le compraron el disco y no paró de imitar las voces hasta aprender las canciones. En la adolescencia comenzó a dar clases con la profesora de canto Lucía Millán. Poco después se hizo con una guitarra para complementar su aprendizaje vocal.

Aunque su principal vocación es la de cantante, compuso las canciones La luna siempre miente y Me encargo yo, con videoclip incluido. Los modestos conciertos que daba en Málaga le llenaban más que la carrera de filología, de modo que la abandonó para estudiar marketing y publicidad, con la intención de obtener los conocimientos que le permitan entrar en una compañía musical. En la vida de Julio Benavente todo es música.

"Me encantaría ganar, claro, pero si no ocurre no pasa nada porque solo pienso en disfrutar al máximo la actuación sobre el escenario", declara el joven cantante, para quien haber conocido a sus ídolos, haber cantado con ellos, supone tal emoción que se siente "muy afortunado".

Julio Benavente tiene claro que su vida girará en torno a la música por lo que, ocurra lo que ocurra durante la noche del sábado, seguirá componiendo y transmitiendo esa voz que ha sido capaz de emocionar a miles de espectadores.