Uno de los asistentes más fieles de Cosmopoética lo resumía a la perfección tras el concierto de Viva Belgrado en Orive, con tal atractivo que varios asistentes tuvieron que conformarse con ver al grupo cordobés delante de una pantalla instalada fuera de la sala. «Estoy reventado porque voy a todo lo que programa el Festival».

Tras una edición dedicada a España, que pasó más desapercibida por la incidencia de la crisis sanitaria, la mirada hacia Portugal ha demostrado que el público cordobés demanda una cita literaria con presencia en la calle; diversa y, sobre todo, con fuerte influencia musical.

Bob Dylan ganó el Nobel de literatura poco antes de que Antonio Agredano afrontase la dirección de Cosmopoética y el poeta, que viene de tocar en varias formaciones musicales, siempre quiso que los «músicos con algo que decir a nivel lírico tuvieran peso en el Festival», comenta Agredano a este diario. Es el ejemplo perfecto de Bellavista, el último álbum de la banda cordobesa de screamo, con el que se han asomado a la ciudad con versos crudos y un discurso existencialista, que incide en los porqués de subirse a un escenario para saludar a una afición. Crudeza compartida con los discursos porno de Irvine Welsh. Un contraste a la dulzura melódica de Luisa Sobral o a las sesiones matutinas de música electrónica. 

Diego Doncel incidía en Cosmoversos en la importancia de fomentar voces poéticas cercanas a los temas culturales contemporáneos; a la búsqueda de una verdad lírica que alivie frente a la «violencia» del mundo, como comentaba el poeta Abraham Guerrero antes de recitar en Orive junto a Raquel Vázquez. La portuguesa Sara Ferreira da costa hablaba de «intimidad» en la poesía. Carla Nyman apelaba al «deseo femenino», en la línea feminista de la poeta vasca Miren Agur Meabe. El Nobel Wole Soyinka y el Premio Cervantes Sergio Ramírez defendían la escritura frente a la barbarie. Diferentes prismas que han confluido en esa búsqueda de un sentido lírico a lo que está ocurriendo en el mundo.

«En el Festival siempre tendrán presencia los versos en papel», declara Antonio Agredano, «va a entender la poesía como una lupa a través de la que mirar el mundo, de cantar, de crear cine, sin olvidar otras ramas o bifurcaciones de la lírica», explica, y aclara que «Cosmopoética no es un ciclo de conferencias», ya que «tiene muy presente la parte lúdica», para hacer la cita «atractiva». El éxito de público en todas las actividades «no solo en las principales», confirma Agredano, es sinónimo del «final» de un proceso, que consiste en la «creación de tejido cultural en Córdoba» y de «fomentar y dar voz a creadores inéditos». La ciudad vuelve a volcarse con Cosmopoética y viceversa.