«El folclore pertenece siempre al pueblo y el pueblo es diverso, lo queramos ver o no; nos pertenece a todas por igual», declara contundente Carlos Carvento, el bailarín cordobés que dirige Maricón de España, el espectáculo de danza contemporánea, travestismo y performance  que resume una nueva manera de sentir de las generaciones actuales, aquellas que reivindican su acento, su historia y su valía, pero sobre todo que ponen el grito en el cielo por el derecho del colectivo Lgtbiq+ a expresarse en la cultura popular española.

Carlos Carvento lleva en el baile desde los cinco años. Estudió danza en el Conservatorio Superior de Danza María de Ávila de Madrid y ha trabajado en numerosos espectáculos de compañías de todo el país. Actúa como drag en salas de Madrid, siempre con las folclóricas de fondo y un estilismo muy cuidado. Causó sensación junto al performer, productor y diyei Hombre Bosque en el espectáculo que ambos representaron en la pasada edición del Festival Flora, así como en su participación en el videoclip Por España, de Samantha Hudson y Papa Topo. Carvento imparte talleres de danza amateur, colabora con marcas jóvenes feministas y reivindicativas del andalucismo, como Volunto, y los nuevos diseñadores están atentos a sus proyectos.

Los inicios no fueron fáciles. Cansado de los episodios de plumofobia que experimentó en el mundo de la danza, que «a priori puede parecer muy diverso, con mucha presencia de personas del colectivo Lgtbiq+», pero que en realidad «sigue teniendo mucho machismo, homofobia y plumofobia, sobre todo a la hora de escoger perfiles», declara el artista, que decidió contar su historia y la de figuras históricas clave en la lucha de los derechos del colectivo. «El término maricón tiene que normalizarse para desprenderlo de la carga negativa que tiene, tanto en nuestra sociedad como en algunos sectores profesionales de la danza», explica el bailarín. De ahí el título escogido para la pieza.

El estreno se llevará a cabo en formato audiovisual, junto con un documental que sustancia la iniciativa

Maricón de España se apropia de una palabra que durante años ha pretendido humillar, pero que no podría estar más cargada de orgullo debido a la historia folclórica que le precede. Buena parte del espectáculo popular español sirvió de refugio para la comunidad Lqtbiq+, ya que «en ningún país el folclore ha estado tan ligado al colectivo como en España», incide Carvento. «En los 80 las folclóricas representaban a mujeres empoderadas que cantaban lo que nadie se atrevía, por eso los travestis interpretaban canciones de Lola Flores, Marifé de Triana... Fueron figuras referentes para la comunidad», indica.

La estela de las tradiciones nacionales es alargada; la de la lucha del colectivo, también, y ambas confluyen con más precisión de la aparente. «En Maricón de España tratamos el hecho de que en Andalucía el folclore ha sido un elemento de supervivencia para el colectivo, que desde los 60 viene creando sus propios códigos para sobrevivir en una sociedad heteronormativa en Andalucía, donde había mucha presencia de la iglesia y de las tradiciones», aclara Carvento.

El espectáculo se enmarca igualmente en la corriente de nuevo andalucismo de artistas jóvenes como Califato 3/4, María José Llergo o Isabel do Diego, que vienen ensalzando el acento andaluz y la cultura del sur desde una reformulación de los códigos. «Nuestra generación se da cuenta de que no puede perder todo lo que lucharon nuestros abuelos, ni todo lo que consiguió el pueblo andaluz en lo social, lo económico y lo artístico; debemos cuidar ese legado y generarnos a nuestra forma sin perder lo anterior», declara Carlos con decisión.

Transmedia e innovación

Maricón de España se gestó entre 2018 y 2019 durante una residencia en la Compañía Nacional de Danza. El proyecto se transformó en una pieza piloto que tuvo una buena acogida, pero que no dio el salto al gran formato debido al estallido de la pandemia. Fue cuando Carlos y su equipo decidieron poner en marcha un crowdfunding que terminó con más recaudación de la esperada. El resultado fue la grabación del espectáculo. «Decidí nombrarlo danza contemporánea para que cogiera mayor entidad, pero para mí se trata de algo mucho más abierto, mucho más performático, ya que hay elementos dancísticos combinados con el drag, el travestismo o la performance, con ramificaciones en las redes sociales y en la calle», explica el director.

La dirección de Carvento forma parte de la corriente joven reivindicativa del 'nuevo andalucismo'

La grabación de la pieza finalizó este octubre. El equipo del proyecto está compuesto por Jorge Doménech en la dirección artística; Adriana Von Braun, directora de grabación; el estudio Paté a cargo de la imagen corporativa; Moisés López, en estilismo; Mar Sáenz, asistente de fotografía; Teresa Garzón, asistente de coreografía; Juaquindogo, en vestuario; Meganemercury, en fotografía y Angelvirgilio, a cargo del 3D.

En diciembre el público recibirá un vinilo con un código QR que dará acceso al estreno de la pieza. «Siempre me ha molestado el discurso de elevación de la danza, cuando se trata de una expresión artística más, igual que el resto», de ahí la apuesta por el formato audiovisual, por ser «un código al que los jóvenes tenemos un acceso más fácil que a los teatros», cuenta Carvento, quien percibe como «muy complicado» para los directores y bailarines actuales encontrar espacios donde desarrollar sus proyectos, aunque varios teatros de Madrid se han ofrecido a la acogida del proyecto tras su estreno oficial, que vendrá acompañado de un documental sobre las voces que sustentan la iniciativa. Esmeralda de Sevilla, Rafael Conde El Titi, Pedrito Rico o el pintor José Pérez Ocaña, de Cantillana, entre otros. Ellos ya lucharon y sufrieron. El nuevo arte joven recoge el testigo.