A la segunda va la vencida. Tras la suspensión en noviembre del 2020 del estreno en el Gran Teatro de Córdoba por las restricciones del covid, ‘Emily, el Musical’, o ‘Emily, la eterna prometida’, ha pisado este domingo el principal escenario de la provincia, y lo ha hecho a lo grande. A lo grande porque la compañía Drama Cats, su director, Jonathan Vázquez y el medio centenar de técnicos e intérpretes que desde 2017 ponen en escena esta preciosa historia han demostrado que las metas ambiciosas son posibles. 

Un teatro lleno desde el patio de butacas al paraíso. Un público de todas las edades, desde niños a ancianos. Una compañía más nerviosa que nunca, pasando la prueba de fuego de la que probablemente será su última representación, aunque ofertas para continuar no les faltan. Las pasadas Navidades tuvieron la posibilidad de actuar durante dos meses en la Gran Vía de Madrid, el corazón del musical en España, pero el coronavirus frustró ese proyecto, al igual que se frustraba la función prevista en el Gran Teatro.

Ahora, el futuro no está claro. La actuación de la noche de ayer domingo ha sido la despedida, de momento, según sus propias palabras, el espectáculo “queda aparcado”, aunque… ¡nunca se sabe!”. La oferta de actuar el año que viene en la Gran Vía -no cita el teatro al que han sido invitados- ha vuelto a producirse, y más adelante habrá que estudiar las posibilidades. Pero el director dice que en estos momentos solo cabe dar las gracias al público por la excelente acogida, tanto en Córdoba como en las numerosas ciudades en las que han recalado de gira (estrenaron en Lucena, antes un festival en Posadas, varias ciudades de Extremadura, Priego de Córdoba, Valladolid, Sevilla, Almería….) y aceptar lo que llegue en el futuro. Si renace el espectáculo, “estupendo”, y si hay que darle a Emily el adiós definitivo, “pues también”. La experiencia ha merecido la pena, y también los cinco premios obtenidos.

Elenco de Drama Cats al completo, recibiendo los aplausos del público tras la representación de 'Emily, el musical'. CÓRDOBA

Aficionados que dan la talla

Y es que la compañía está formada en su mayor parte por aficionados que tienen sus propias profesiones y actividades, o son alumnos de la Escuela de Arte Dramático, o ya están siguiendo sus propios caminos artísticos. El proyecto salió adelante gracias al crowfunding y a la entrega de los participantes, que han trabajado ‘pro bono’ no solo cada cual en su tarea artística o técnica, sino en el montaje y recogida de decorados y en todo tipo de funciones. El entusiasmo ha permitido lo que en Córdoba parece un milagro, que es un montaje complejo de dos horas de duración que tuvo al público absorto. Pero “con el parón del covid la gente ha tomado ritmos diferentes”, explica Jonathan Vázquez. Hay personas que se han ido fuera de Córdoba, o que se han implicado en nuevos proyectos, y resulta difícil reunirlos. Como muestra, un botón: en la función del domingo, una de las intérpretes viajó desde Alemania para no faltar a la cita.

Así que flotaba en el ambiente una sensibilidad especial, una emoción que se transmitió a los espectadores, muchos de ellos familiares y amigos de los intérpretes. La historia de Emily, basada en un cuento ruso judío, ‘El anillo’, pero más conocida por la película de Tim Burton ‘La novia cadáver’, también invita a las emociones. Relata el amor de dos jóvenes inocentes, Víctor y Victoria (Yumi Ruiz, también directora de coreografía) que surge a pesar de ser peones de los intereses de sus familias, y en la que interfiere el mundo mágico de los muertos, cuando Emily, asesinada por un malvado pretendiente, encuentra en Víctor al hombre que puede hacer real la promesa de matrimonio que nunca se cumplió. Que ella esté vive y él muerto da lo mismo… Hasta la escena final. 

La puesta en escena de Fran Cubero y Álvaro Agredano recrea la estética de la película de Burton -el novio, Víctor, interpretado por Roberto Vilches, está clavado-, pero simplificando la trama y añadiendo su propia interpretación de la historia. Así, la deliciosa y convincente entrada en escena de Marina del Castillo, en el personaje de la madre del novio, que carga con el peso del arranque de la función arrastrando a su marido y feliz de que su hijo vaya a contraer matrimonio con una jovencita aristocrática, despliega desde el primer minuto los ingredientes que definirán el espectáculo: interpretación de actores, canciones bien entonadas, buena composición musical de José Carlos Mohedano, lenguaje gestual de la comedia al drama y acción continua.  

La boda espectral que no llega a celebrarse entre Emily y Víctor CÓRDOBA

Solos de los actores

Sentadas las bases, transcurre una historia en la que el sacerdote interpretado por Alberto Sánchez de Puerta sobrecoge con su voz profunda, puesto su personaje al servicio de la trama de falsedades e hipocresía creada por los padres de Victoria, al igual que, ya en el inframundo, conmueve el inocente dolor de Emily, la novia cadáver, interpretada con creíble dulzura por Ángela Gan. También Bonejangles, el esqueleto cantor interpretado por Fran Martín (al tiempo ayudante de producción musical) se gana de inmediato el favor del público. Un estupendo Gonzalo Cortés es ese malvado falso conde que a punto está de dar al traste con el amor de los protagonistas… Y, en todo el barullo, escenas de humor, uso del pasillo del patio de butacas para dar fuerza a algunas escenas -o para que Rafa Santos impidiera, a golpe de chascarrillo, que el público se moviera de su sitio durante el breve intermedio- , una oportunidad para que cada uno de los principales protagonistas tuviera su solo musical (el más aplaudido el de la sirvienta, interpretada por Rocío Vargas). Aunque no pueden obviarse dificultades con el sonido, que restaron claridad a algunas escenas, el musical estuvo a la altura. Los espectáculos de danza, alegres –siempre con la carga amenazante de la trama- o sobrecogedores –esos cuervos rodeando a Víctor-, los personajes del mundo espectral cargados de ironía, humor negro y bondad. Un buen trabajo de actores, actrices, cantantes, músicos, escenarios que han ido mejorando actuación tras actuación… ¿Por qué nos sorprende?

El director, Jonathan Vázquez, lo comenta con el periódico después de haber leído valoraciones que han dejado los asistentes en las redes sociales. Dice que muchos no solo dicen su opinión sobre ‘Emily, el musical’, sino que se muestran sorprendidos de que desde Córdoba se haya podido llevar a cabo un espectáculo complejo y de calidad. “En otras provincias no se sorprenden, simplemente opinan sobre lo que han visto”. Y es que, para Vázquez, es necesario que los cordobeses se convenzan de que “en Córdoba tenemos mucho talento y aquí podemos hacer espectáculos muy bonitos”, sin nada que envidiar a lo que llegue de otras ciudades. Él, desde luego, actúa sobre la premisa de que “hay que apuntar alto”, tener altura de miras, intentarlo. Y aquí han quedado los resultados.