“Temer al futuro no es una buena excusa para no avanzar.” Fue el reclamo con el que los cuatro chicos de Bogotá se presentaron en el escenario de una Plaza de Toros expectante por ver a su grupo favorito, el de las colaboraciones con Aitana, el que anima las fiestas adolescentes, el elegido por la radio de entre sus listas de éxitos para animar a los madrugadores en su camino al trabajo. Tras un año complicado en el que tuvieron que aparcar su gira y, con ella, su paso por Andalucía, Morat se pregunta ¿A dónde vamos?, aunque en la práctica esa pregunta se refiera más a las relaciones amorosas que a los problemas sociales post pandemia.

Donde sí fueron es a visitar el casco histórico de la ciudad. Como buenos románticos que son, el mismo día del concierto visitaron el Callejón de las Flores y saludaron a los seguidores con suerte que se cruzaron con ellos. Así lo compartió el vocalista en redes. Sería para acercarse a las maneras de encajar el amor del folclore de la ciudad. Contar con más claves para llevarse Córdoba a su terreno una vez en el escenario.

Abrieron el concierto con A dónde vamos, seguida de Amor con hielo, Al aire, No hay más que hablar y la popular Presiento, con la que hicieron enloquecer al ruedo. Luego introdujeron Primeras veces, incluida en el último disco, como un homenaje a los cosquilleos amorosos fugaces, “que dan paso a una monotonía que no siempre es mala si la vivimos con la persona adecuada”, declaraba uno de los cuatro. Juan Pablo Isaza demostró sus habilidades al piano en De cero. Un bonito bloque negro de madera que el grupo ha decidido decorar en esta gira con la firma de uno de los asistentes del público de todas las ciudades que visitan. La fan elegida de entre los presentes colocó su nombre con Yo sé que tú sientes algo por mí de fondo. 

Esta nueva versión de los Backstreet Boys modernos tocó, cantó e interactuó con el público dando a cada integrante del grupo su momento de protagonismo.

Mi suerte, Idiota, Porfa no te vayas y Enamórate de alguien más hicieron que las banderas de las primeras filas con los colores de España y Colombia se menearan con fuerza. Las gradas se convirtieron en un gran pantano oscuro con luciérnagas gigantes meneadas al ritmo pegadizo de las baladas empalagosas. Cuando tocaron El embrujo, Yo no merezco volver y Cuando el amor se escapa, demostraron su actitud democrática sobre el escenario. Esta nueva versión de los Backstreet Boys modernos tocó, cantó e interactuó con el público dando a cada integrante del grupo su momento de protagonismo. Simón Vargas lo dio todo al teclado, la guitarra eléctrica y el bajo; Juan Pablo Villamil intercambió los acordes de acústica, Bandolina y ukelele con una naturalidad sorprendente y el percusionista Martín Vargas dividió al público en tres para convertirlo en una batería.

Son monos, visten mono, cantan bien y hablan de que están muy tristes o muy contentos gracias a su amada afortunada, que podrías ser tú. ¡Podrías ser tú! Esas, junto a la cúpula estrellada en la cima de la Plaza de Toros, son sus bazas para que hasta un fan de Lendakaris Muertos diga para sí: «qué narices» y acompañe con palmas los ritmos pop, mueva los pies con los dejes folk y hasta se emocione con el homenaje al flamenco que hicieron en El embrujo. 

Casi dos horas de letras muy parecidas con canciones que sonaban casi igual y que, aun así, se hicieron amenas, divertidas

Se acercaron al final en Yo no merezco volver, Acuérdate de mí y Aprender a quererte. Casi dos horas de letras muy parecidas con canciones que sonaban casi igual y que, aun así, se hicieron amenas, divertidas. A ello ayudó la intención del Cabaret Fest de llevar a un espacio tan grande como una plaza de toros el espíritu de un salón de fiestas de la Francia del XIX. En al ambiente hubo originalidad, ganas de pasarlo bien.

Antes de hacerse de rogar para los bises entonaron la coreable Besos en guerra. Terminaron con No se va y, cómo no, la imprescindible Cómo te atreves, en la que invitan fácilmente a vivir el sueño de esos cuatro compañeros de colegio reunidos después de las clases para soñar con tocar juntos su música indie frente auditorios. Nunca pensaron que lograrían un sueño al alcance de muy pocos. Quién se resiste a fichar por Universal. 

Se abrieron las puertas para despedir a jóvenes, adolescentes y familias. Los tendidos se vaciaron y ya fuera, la brisilla de verano trajo un sonoro: “ha sido la polla tía.”