Armando de Castro, líder de Barón Rojo junto a su hermano Carlos, lo tiene claro: "Somos un grupo de culto, un pequeño mito. No somos ni la banda más famosa ni la que más dinero ha hecho, pero a la gente le gusta ver leyendas sobre el escenario". En 2019 anunciaron el adiós pero ahora no quieren que sea una pandemia mundial quien les retire. "Así que nos hemos reactualizado y como tenemos tantos conciertos pendientes en España y América nos tendremos que buscar otra fecha de despedida".

¿Qué significa actualizarse para una banda tan veterana como Barón?

Actualizarse es tratar de que el tiempo no te pase por encima y estar a la altura de lo que la gente, y tú mismo, espera de ti. Coger más la guitarra y ensayar para que todo suene perfecto y con la energía de la primera vez. Siempre que salgo a un escenario intento hacer el mejor concierto que he hecho en mi vida. Barón Rojo nunca ha defraudado y esperamos que eso sea así hasta que no podamos coger la guitarra con las manos.

¿Se vibra, como decían en aquella canción, igual ahora que hace 40 años?

Te aseguro que sí. Cuando empiezo a tocar 'Resistiré' o 'Con botas sucias' es como si las tocara por primera vez. Si te asomas a un escenario con mentalidad de que vamos a dejar pasar el tiempo y te limita a aprovechar la onda de tantos años, estás medio muerto.

¿Y discos? El último que sacaron de un estudio, el Tommy Barón es de2012 y de versiones de The Who.

Aquel disco fue una ilusión que nos hizo, un Tommy absolutamente eléctrico, y nos quedó creo que muy interesante. Es uno de los discos de los que más orgulloso me siento. Pero no se entendió, quizá no era lo que esperaba el público. El problema es que si sacas algo nuevo siempre te dicen que lo que molaba era lo que hacías antes. Y si haces algo como lo de antes, te dicen que no te renuevas. Después vas a un concierto y la gente solo quiere que le contemos nuestra historia.

¿Diría que ha sido una historia accidentada?

No ha sido muy diferente a la de cualquier grupo de rock. Que alguien me presente a un grupo que en 40 años no haya cambiado a sus miembros o no tenga altibajos de popularidad. Evidentemente la marcha de los antiguos componentes que estuvieron con nosotros marco un antes y un después, pero Carlos y yo nos quedamos con el nombre, tiramos adelante e intentamos seguir dando a la gente lo que nos pedía. Y creo que lo logramos pese a que nuestros excompañeros lo intentaron impedir de todas las formas posibles.

¿Hubiesen mantenido la fama de los 80 si Sherpa y Hermes Calabria no se hubiesen ido en 1989?

La escisión para nosotros no tuvo ninguna influencia. Es más, creo que fue positiva porque el grupo ya había empezado un declive claro que solo podía desembocar en algo así. Nos quedamos con la antorcha los que peleábamos por el rock y no los que buscaban el dinero y la fama. Eso a la larga ha ayudado a que Barón haya aguantado 30 años más. Si hubiéramos estado todos en el rock por el dinero, la historia se habría acabado en el 89.

En 2010 volvieron a juntarse.

Sí, pero ellos confiaban en que aquello fuera la vuelta al antiguo Barón, y Carlos y yo pensábamos que no se daban las circunstancias. Así que volvieron al otro lado, al de las zancadillas y las críticas desaforadas. Pero eso demuestra que estamos vivos.

Hace unos días, a raíz de sus declaraciones políticas, tuvieron que recordar que Sherpa no es miembro de Barón Rojo.

Sí, es que hay periodistas que no hacen bien su trabajo. Él ha jugado a confundir a la gente desde que vio que sus productos individuales no funcionaban. Copió el logo y muchas cosas para intentar hacer creer que Barón Rojo seguía siendo él. Es una situación lamentable, pero estamos acostumbrados a bregar con estas historias.

¿Se sienten cómodos cuando cantan canciones que compuso Sherpa?

No vamos a renunciar a nuestra historia y me da igual que los temas fueran escritos por uno o por otro o por los cuatro. Además, los temas de Barón, como los de cualquier grupo, no son solo de quienes lo firman en la sociedad de autores, son un trabajo colectivo. Ni siquiera Lennon y McCartney pudieron hacer cosas en solitario tan buenas como las que hicieron los Beatles.

Bunbury dijo que Barón Rojo le venía grande a España.

Sería un poco prepotente que nosotros nos definiéramos así. Pero sí he pensado a veces que si Barón Rojo hubiese sido un grupo anglosajón y hubiese cantado en inglés, hubiera tenido una repercusión más grande. Pero nos tocó nacer en España y pelear mucho para cristalizar en una banda de rock. Quizá fuimos unos pionero o, quizás, los reyes en el país de los ciegos. Y, además, nos tocó lidiar contra el favoritismo hacia otras músicas por parte del poder.

¿Se refiere a La Movida?

Sí, por ejemplo. El público español de rock no lo ha tenido fácil, ha tenido que ir buscándose la vida para encontrar el disco que le apetecía o escucharlo por la radio. Y hay una asignatura pendiente: la formación musical, que en los colegios se da como relleno. Por eso el público español toma más contacto con las letras que con la música, que cuesta más de digerir. Al público español le falta subir ese escaloncito para ponerse al nivel del internacional. Pero estamos satisfechos de nuestra trayectoria y agradecidos a nuestro público por haber mantenido a Barón durante todos estos años.