Bajo el título Manual de Lluvia con Manual de sol, el escritor, poeta y articulista de Diario CÓRDOBA Antonio J. Mialdea (Córdoba, 1968) acaba de ver publicada una selección de su poesía en la que se refleja su evolución en el mundo de los versos desde 1993. Lo novedoso de esta recopilación, realizada por la editorial Cántico, es que el poeta ha puesto a dialogar algunos de sus textos con los que han escrito otros autores y amigos a propósito de sus propios poemas. Y es que este escritor, que ejerce como profesor de Filosofía en el colegio Virgen del Carmen de Córdoba y cuenta con importantes reconocimientos literarios, considera que el poema, a diferencia de otros géneros, «siempre tiene que tener una capacidad de diálogo».

¿Cómo se siente ante esta iniciativa de la editorial Cántico de reunir una selección de sus poemas?

En un primer momento, me sorprendí porque no estaba en mis planes volver a sacar poesía, pero la idea me gustó y cuando he visto el resultado me siento muy feliz.

¿Bajo qué criterios se han seleccionados los poemas?

La selección la hemos hecho entre la editorial y yo mismo. Creo que lo que se ha perseguido es una línea, sobre todo, en el contenido temático, y eso se ha conseguido.

¿Por qué ha decidido invitar a autores para que prologuen sus versos? ¿Qué busca con eso?

He buscado, sobre todo, poder mostrar al lector que el poema, a diferencia de otros géneros, siempre tiene que tener una capacidad de apertura, de diálogo. Yo soy hijo de la escuela de Constanza, en la que es más importante el receptor del texto que el propio autor y el propio texto, que tiene que abrirse a la posibilidad de diálogo. Esta idea no fue mía, sino de una compañera, Mirian Monforte, y me pareció excelente, por lo que invité a una serie de amigos, algunos escritores, a dialogar con estos poemas. Y lo he hecho a partir de los versos de Manual de lluvia, mi anterior poemario, porque esos poemas ya son muy ajenos a mí mismo y están preparados para ese diálogo.

¿Qué autores ha elegido para esa labor?

Hay algunos de reconocido prestigio internacional, como el catedrático de Teoría de la Literatura y crítico literario Pere Ballart i Fernández o la de la catedrática emérita de Teoría de la Literatura de la Universidad de Puerto Rico Luce López-Baralt, experta en la obra de San Juan de la Cruz. También figuran la firma de Fernando Donaire Martín, además de algunas personas anónimas en la literatura. No he buscado tanto el prestigio como a personas que conocen mis textos.

¿Cómo ha visto la evolución de su poesía ahora que se ha enfrentado a ella?

Yo soy un escribidor que he mantenido a lo largo de los años una línea más o menos constante. Pero he notado una evolución en la temática y en la forma de escribir. Yo empecé muy joven, y mis comienzos fueron como los de otros muchos jóvenes, con ese romanticismo adolescente. Cuando leo esos primeros poemas y pienso que los van leer los demás, me causa un poco de rubor, aunque creo que es bueno que estén ahí para que el lector pueda ver esa evolución.

Pero el amor es para usted fundamental en sus versos.

Lo único importante y real en esta vida es el amor, lo demás es todo mentira. Pero es cierto que a ese amor de esos primeros poemas más nerudianos se ha ido uniendo la influencia de San Juan de la Cruz o de Ángel González. Soy un escritor que hereda de otros muchos porque he leído a otros muchos, e incluyo en mis últimos poemas muchos elementos de la naturaleza y otras cosas más allá del romanticismo.

Como profesor tiene contacto con adolescentes y jóvenes. ¿Les interesan los versos?

Leen la que yo llamo poesía de intemperie, como ha dicho recientemente Vicente Luis Mora. Todos sabemos que hoy hay poetas de redes sociales, y a estos sí los suelen leer. Otra cosa distinta es cuando se tienen que enfrentar al texto en papel, al libro. Eso les cuesta más trabajo. Por otra parte, les resulta muy difícil leer a autores clásicos, a los que hay que conocer. A ellos les gusta la literatura del momento, del aquí y ahora, la que les satisfaga de manera inmediata sus necesidades.

San Juan de la Cruz es su poeta de referencia ¿Está vigente su poesía?

Absolutamente. El día 31 tengo una conferencia en Ávila, en la que hablaré de una parte de sus escritos breves, Los dichos de luz y amor, y es sorprendente que las consignas de los coach actuales sean las mismas que las de un texto que tiene más de cuatrocientos años. La poesía de San Juan de la Cruz tiene la capacidad de ser camaleónica, multicontextual, no está encastrada en las coordenadas de espacio y tiempo del siglo XVI, se escapa a eso. Cualquier defensor actual del medioambiente, por ejemplo, puede encontrar en este escritor a alguien que, de alguna manera, pone la naturaleza en valor.

¿Qué busca en la poesía?

Puede parecer muy tópico, pero lo cierto es que busco comprenderme a mí mismo y saber transportar emociones humanas al lenguaje con el que todo el mundo pueda conectar.

¿Y en la filosofía?

La verdad, sobre todo en una época como esta, en la que se habla sin parar de postverdad. Creo que durante cientos de años hemos prefabricado muchas verdades que no han servido absolutamente para nada y nos encontramos en el mismo punto de inicio.

¿Qué proyectos literarios tiene ahora?

He comenzado a escribir una historia sobre mis propias lecturas, sobre qué me han aportado. Todo comenzó con San Juan de la Cruz y, al final, está tomando cuerpo. Es una invitación a los lectores a que vayan a ciertos autores que les pueden aportar cosas como me ha pasado a mí.