Hoy en la distancia nos hacemos eco de la versatilidad de José Antonio Rodríguez para desempeñar cualquier papel en la escala ante diversos tipos de sonoridades. Este disco, surgido desde la peripecia californiana, nos dice mucho de la versatilidad del artista que ya conocimos en los años ochenta en Calahorra o Callejón de las flores para luego explorar caminos muy diversos. Algo debía tener el guitarrista como para trascender la frontera y unir peripecias tan distintas como el venerado Fosforito, presente en una soleá, gracias a los buenos oficios de Josemi y Droguería Music, aquella en la que se enamora antes del nacimiento mismo de la amada /Desde el principio del tiempo/antes de que tú nacieras/ ya te estaba yo queriendo/ con la de Macarron Fly, por citar alguno de los varios ejemplos que aparecen en el álbum.

Una parte sustancial de los temas del disco fueron interpretados en el escenario, ya que por su naturaleza era inviable la totalidad. Pudimos apreciar las bondades interpretativas de José Antonio Rodríguez y de unos músicos excelentes, caso del percusionista Pachi Cámara en los coros, el bajista Paco Peña, Fran Roca, en la alternancia de flauta, armónica y teclados o la excelente voz de Manuel Muñoz en la versión de la composición de Alejandro Sanz No es lo mismo, lo cual no es cuestión menor si consideramos que cuenta en el disco con los coros sucesivos de Miguel Poveda, India Martínez, El Pele, Pablo López y Gian Marco. La soleá Guadalcázar sustituyó a la del maestro Fosforito.

Vibraron los asistentes y José Antonio Rodríguez hizo acopio de fuerzas ante su público para superar un contratiempo físico que él comentó con la discreción que ya ha acreditado sobradamente.