Ficha artística: Serranito, guitarra; Paco Vidal, guitarra; Javier Conde, guitarra; Eva Durán, cante; Cary Rosa Varona, chelo; Víctor Monge, percusión, y Ángel Muñoz, baile y palmas.

Son los cuatro elementos significación del principio que todo lo rige. Víctor Monge interpretó un tema dedicado a ellos, mas todo él transmite delicadamente esa bienvenida elementalidad. Y es que resulta complejo para un artista mostrar en público sus momentos de bajada; cuando eso sucede abandona los peldaños del escenario para transmitir sus emociones más recónditas al público. Recordó ante ese mismo público que llevaba mucho tiempo sin actuar, además del compromiso que supone al intérprete la intervención en un espacio entrañablemente familiar desde el surgimiento mismo del Festival. La complicidad del público ante ese sinceramiento no se hizo esperar, necesitado como está de aliento vital en tiempos particularmente convulsos. La organización tuvo el detalle de premiar su cumpleaños.

El comienzo fue tal como predijo, pero poco a poco, flanqueado por un buen acompañamiento, fue in crescendo, desde la soleá inicial que transmitía el nerviosismo ya anunciado que tuvo su continuidad en la farruca y uno de los diversos tipos de los tangos de Graná. Tuvimos la fortuna los asistentes de deleitarnos con las intervenciones de Eva Durán, cantaora malagueña, y contemplar las excelentes evoluciones del bailaor cordobés Ángel Muñoz, que hizo las delicias del público. Y es que en esta ciudad callada, paradigma de silencios, proliferan los artistas como un resultado natural.

Paco Vidal, el guitarrista sanluqueño y el cacereño Javier Conde mostraron el buen gusto en la elección del maestro Serranito, al igual que la chelista cubana Cary Rosa Varona o el percusionista Víctor Monge. Contribuyeron en gran medida y con la complicidad necesaria a que el resultado final fuese lo que cabe esperar de tan gran intérprete, que de cuando en cuando se desnudaba ante los presentes y a la manera de un barómetro mostraba que se iba encontrando más a tono. Llegó el momento de la interpretación de los cuatro elementos, la cual fue precedida por el toque elegiaco que, según sus palabras había compuesto a un joven amigo suyo Daní,, el cual había muerto prematuramente, y que se convirtió con la estructura cíclica que le confirió a la interpretación, en un canto que apostaba por la vida.

El público agradeció sonoramente su entrega y recordé los momentos que vivímos años atrás en Jerez antes de que la por entonces alcaldesa hiciera un ejercicio de megalomanía, con la conversión pomposa del municipio en la ciudad del flamenco, algo que no necesitaba la ciudad, por asumido. Él por su parte completó su actuación con el arreglo de Recuerdos de La Alhambra; Serranito se despedirá sucesivamente de diversos lugares en los que ha sido feliz, como es el caso de La Unión, presentado por la Blanca del Rey o Almería, en la que contará con Tomatito. Antes el Festival tendrá su broche con la actuación de su alumno predilecto y excelente guitarrista José Antonio Rodríguez en el Gran Teatro, con McCadden Place y la de Paco Peña, en la Mezquita, con Réquiem por la Tierra