La polifacética cantante italiana Raffaella Carrà, conocida por sus temas como ''Fiesta, 'Hay que venir al sur' o 'Caliente, caliente', ha fallecido este lunes a los 78 años, según informan los medios italianos.

La noticia la ha dado el que fuera su pareja Sergio Iapino, que ha señalado en un mensaje: "Raffaella nos ha dejado, nos ha dejado. Se ha ido a un mundo mejor, donde su humanidad, su inconfundible risa y su extraordinario talento brillarán para siempre", según las mismas informaciones.

Iapino ha explicado a la agencia de noticias Ansa que ha fallecido a las 16.20 horas locales, tras una enfermedad que llevaba tiempo atacando su cuerpo y de la que no ha dado más detalles, y la ha descrito como una 'mujer fuera de lo común pero dotada de una simplicidad sorprendente' que 'no tuvo hijos pero decía siempre que tenía miles de ellos'.

La 'show girl' italiana fue la creadora de éxitos musicales como 'Fiesta' (1977), 'Hay que venir al sur' (1978) y 'Latino' (1980), que hicieron bailar a toda una generación.

Se desconoce por el momento cuándo ni dónde se celebrará el funeral, pero Iapino ha reconocido que "había pedido un simple ataúd de madera sin terminar y una urna para contener sus cenizas"'.

Nació como Raffaella Maria Roberta Pelloni, su verdadero nombre, el 18 de junio de 1943 en Bolonia (Emilia-Romaña, centro) y con 10 se trasladó a Roma, donde comenzó a tomar clases de danza clásica.

Un fenómeno social en España

Carrà fue muy querida en todo el mundo. Su espontaneidad conquistó primero Italia, luego España, donde se convirtió en todo un mito en la conservadora sociedad española de mediados de los setenta, y de ahí dio el salto a Latinoamérica, donde se paseó por los programas televisivos más importantes. 

El torbellino italiano de Raffaella Carrà se coló en los corazones españoles a partir de los años 70 gracias a desenfadadas y traviesas canciones discotequeras y coreografías que sacudían décadas de conservadurismo, también a su naturalidad como conductora en televisión hasta convertirse en una estrella tan de aquí como de allí.

La artista, que venía de de escandalizar en la televisión italiana al mismísimo Papa por su interpretación con el ombligo al aire de uno de sus más célebres temas, 'Tuca tuca', aterrizó en España en loor de multitudes a través de RTVE en un momento de enormes audiencias.

Su primera aparición en un programa español, '¡Señoras y señores!' en 1975, la confirió suficiente popularidad como para que la ofrecieran nuevas oportunidades de seguir en contacto con la audiencia española, que la convirtió en un icono sexual justo cuando se despertaba de décadas de blanco y negro y moral ímproba.

Unido a su éxito, llegó la experiencia de su primera espacio como presentadora, 'La hora de Raffaella Carrà'. No sería el último. En los años 90 retornó a la RTVE para el no menos icónico espacio de entrevistas y actuaciones musicales '¡Hola Raffaella!', emitido entre 1992 y 1994 con gran éxito. Habría más: 'A las 8 con Raffaella', el maratón solidario 'Contigo', la preselección 'Salvemos Eurovisión' y, en 2006, intervino en la gala de celebración de los 50 años de Televisión Española.

Una larga lista de éxitos

En el tiempo entre medias, la dimensión musical de 'la Carrà' no hizo sino crecer, también en castellano, a medida que se consolidaba su popularidad a uno y otro lado del Mediterráneo. Ahí quedan cortes emblemáticos como 'Caliente, caliente', 'Fiesta' o 'Mamá dame cien pesetas', también 'Hay que venir al sur', 'Qué dolor', '53 53 456', 'Adiós amigo' o 'Felicità, tà', siempre joviales y un pelín atrevidos. En total, en su época de pleno apogeo fueron dieciocho los álbumes editados en España, a destacar grabaciones como 'Male' (1976), 'Fiesta' (1977), 'Hay que venir al sur' (1978), 'Canta sus grandes éxitos' (1978), 'Canta en español' (1979), 'Latino' (1980) y 'Raffaella' (1988).

El espíritu "de tomarse la música como liberación de tantos momentos difíciles" quedó condensado más recientemente en una película, 'Explota Explota', que dirigida por Nacho Álvarez reflejaba precisamente aquel despertar de los años 70 gracias a sus temas, sus ajustados monos brillantes y sus coreografías, entre sexuales y solo aptas para contorsionistas. Y así, perenne, eterna, no le digan adiós, díganle siempre: '¡Hola, Raffaella!'.