Los años 80 trajeron consigo ansiados aires de libertad. Tras la aprobación de la Constitución de 1978 y la convocatoria de las primeras elecciones democráticas después de casi cuatro décadas de dictadura, se evidencia un despegue cultural y social, aspectos que en muchas ocasiones irían de la mano. Surgen así en las distintas ciudades de España nuevas propuestas encaminadas a fortalecer el tejido creativo, a propiciar que la cultura, en definitiva, tome las calles, llegue a todos los rincones del país y refleje el sentir y las corrientes estéticas de las distintas tendencias y sensibilidades que convivían por aquel entonces.

Córdoba no fue ajena a este resurgir generalizado, auspiciado, en más de una ocasión, por la iniciativa privada, por artistas, maestros e intelectuales dispuestos a darlo todo para poner a la ciudad en el punto de mira. En este contexto es cuando empieza a fraguarse lo que en un futuro se convertiría en el Festival de la Guitarra de Córdoba.

Los comienzos

La primera referencia que existe del Festival se remonta a 1981. Surgió por iniciativa del guitarrista Paco Peña, un cordobés que por entonces ya había recorrido los mejores escenarios de medio mundo con su guitarra flamenca, después de que se afincara en Londres en los años 60. Por aquella época comenzó a compartir tablas con enormes artistas como Jimi Hendrix o a deleitar a los públicos londinense y neoyorquino en dos templos de la música: el Royal Albert Hall y el Carnegie Hall. Peña se volcó en la enseñanza y en la divulgación del flamenco y con ese fin creó escuelas y cursos en distintos países de Europa. Junto a ello, el promotor Robert Vidal le invita a participar como docente en su Festival Internacional de Guitarra de Castres, en el sur de Francia, y es así donde a Paco Peña le surge la necesidad de crear un festival en su ciudad natal, en la Córdoba en la que pasa varios meses al año.

En una entrevista retrospectiva con el periodista musical Paul Magnussen, que ya en los ochenta escribía para la prestigiosa revista Guitar, Paco Peña señalaba que fue precisamente en la ciudad francesa donde se le «ocurrió organizar un buen método flamenco» para enseñar a su alumnado y que el mejor lugar para hacerlo sería Córdoba. Su objetivo entonces era «comenzar algo en mi ciudad natal, en la tierra del flamenco, y construir un puente entre el resto del mundo y Andalucía», porque «el verdadero ambiente de Andalucía era aún mejor para aprender» y porque así el alumnado de diversas partes del mundo apreciaría «de verdad el flamenco».

Concierto de Mark Knopfler en la Plaza de Toros, el 25 de julio de 2019. FRANCISCO GONZÁLEZ

Dicho y hecho. El guitarrista regresó a Córdoba, fundó el Centro Flamenco Paco Peña y organizó el Primer Encuentro Flamenco, que se celebró entre el 20 de julio y el 16 de agosto de 1981 en la Posada del Potro, cedida por el Ayuntamiento de la ciudad. Con él nacieron los primeros conciertos y los cursos internacionales de guitarra.

Peña no estuvo solo en esta tarea, se rodeó de amigos, familiares y artistas que trabajaron noche y día para sacar adelante la iniciativa, pero no contó, en un primer momento, con ayuda económica pública, según declaraba. «Solicité financiación, pero no obtuve ninguna», le confesaba a Magnussen, así que «lo financié enteramente yo mismo». Para los conciertos involucraba siempre «a gente de Córdoba, porque no tenía dinero para nada más», y «estaban abiertos al público: no había que comprar entrada, solo se la ofrecía al pueblo. Así que les pagué a los artistas, pero la audiencia no tuvo que pagar» nada. No obstante, el encuentro estuvo respaldado por los ministerios de Cultura y Asuntos Exteriores de la época.

Así, la plaza del Potro se convirtió en lugar de encuentro de aficionados y profesionales de 15 nacionalidades, el lugar perfecto para que los cerca de 100 alumnos extranjeros que consiguió atraer a Córdoba se sumergieran, de lleno, en el duende y en el saber local. Porque para Paco Peña, tal y como rezaba el programa de aquel primer encuentro, «el flamenco es una manifestación musical de una cultura peculiar en Andalucía y el acercamiento a esta cultura tiene que ser una ayuda muy importante para conocer y dominar la técnica flamenca de la guitarra».

Un joven José Antonio Rodríguez, durante su actuación en el Festival de la Guitarra de 1988.

Un joven José Antonio Rodríguez, durante su actuación en el Festival de la Guitarra de 1988. FRANCISCO GONZÁLEZ

Por eso, el programa, pensado para que el alumno, al finalizar su formación, pudiera tener «la seguridad de que lo que ha aprendido es flamenco verdadero que le servirá de base para prosperar con confianza», se organizó en torno a seis días de trabajo intensivo de guitarra, en sesiones de mañana y tarde. Y se abordaron nueve temas: el compás, la falseta, toques flamencos básicos a compás y toques flamencos relacionados con los básicos, el fandango y sus derivados, los toques flamencos de origen «extra andaluz», el acompañamiento al cante y al baile y la técnica general y modo de estudio del guitarrista flamenco.

En aquellos días el debate e intercambio de pareceres y melodías entre alumnos, profesores y cabales se posponía a la noche del Potro, escenario, también, de los ocho conciertos. Allí, señalaba Peña en un artículo publicado en el libro conmemorativo de los 25 años del Festival de la Guitarra, editado por el Ayuntamiento de Córdoba, la guitarra tocaba flamenco, pero también aparecía música de otras culturas distintas y sorprendentes: el checo que utilizaba la guitarra como si fuera un piano, sacándole más notas de las que pareciera que pudiera tener; el norteamericano que había descubierto en el flamenco una pasión más fuerte que la que le había aportado la música de blues con la que se había criado; la chica holandesa que, ya bien de madrugada, saca de no sé donde una quena andina e inunda la plaza con la melancolía india de aquellos pueblos. Y ya, casi de mañana, el recogedor de basura, que deja momentáneamente su coche y su trabajo y nos canta una seguiriya escalofriante…».

La prensa especializada internacional se hizo eco de todo aquello y ante el éxito obtenido, el verano de 1982 regresaba con una nueva edición del Encuentro Flamenco, aunque esta vez con algunas variaciones. Para empezar, aquella cita se celebró a lo largo de cuatro semanas, entre el 12 de julio y el 7 de agosto, y los Cursos Internacionales de Verano pasaron a tener una duración de dos semanas. Junto a ello se crearon dos cursos más: uno de baile, impartido por Inmaculada Aguilar, profesora de danza, y otro para guitarristas que estaban comenzando y del que se encargó el maestro Fernando Carranza, también cordobés. En esta cita se contó también con la figura de Manuel Moreno Maya El Pele, maestro al cante.

Víctor Monge 'Serranito', durante una actuación en el Festival de la Guitarra.

Víctor Monge 'Serranito', durante una actuación en el Festival de la Guitarra. CÓRDOBA

Según la memoria del Segundo Encuentro Flamenco, ese año «la Dirección General de Relaciones Culturales del Ministerio de Asuntos Exteriores otorgó al Centro una valiosísima ayuda, concediendo seis becas, de 35.000 pesetas cada una, a los estudiantes seleccionados por el Centro (Flamenco Paco Peña) con la colaboración de un jurado compuesto por eminentes guitarristas internacionales». Esta propuesta, en su momento, fue considerada «de gran valor», dado que demostraba «el reconocimiento del Ministerio del Exterior a la labor artístico-cultural que nos ocupa y especialmente porque representan un apoyo al enfoque internacional de nuestra actividad».

Por lo que se refiere a los conciertos, la segunda edición acogió un total de 14 y en su mayoría fueron flamencos, pero hubo un par de excepciones, como el recital del guitarrista clásico británico John Zaradin y el del argentino Eduardo Falú, más centrado en el folclore sudamericano. También pisaron las tablas dos jóvenes guitarristas que ya despuntaban, Vicente Amigo y José Antonio Rodríguez, y otros artistas consagrados, como los cantaores Manuel Soto Sordera y Rafael Montilla El Chaparro, y el guitarrista Manuel de Palma, quien actuó el mismo día que el encuentro había programado una conferencia del maestro luthier Gerundino Fernández, quien, además, presentó a una de sus gerundinas.

Llegamos así a 1983, un año «sumamente importante para consolidar nuestra idea y realizar nuestros objetivos», explicaba Paco Peña en la memoria del encuentro de ese año, celebrado entre el 11 de julio y el 6 de agosto. Ese afán de consolidación animó a la organización a realizar una programación «ambiciosa» que supondría «un avance muy notable sobre las dos anteriores» ediciones. Nacía así no solo el Tercer Encuentro Flamenco, también el Primer Curso Internacional de Guitarra Clásica de Córdoba, dirigido por el mítico John Williams, cuya amistad con Peña se remonta a varias décadas atrás. Su colaboración, reconocía el creador del encuentro, «automáticamente situará a Córdoba en el mapa de los eventos guitarrísticos del mundo».

Presentación del primer Encuentro Flamenco organizado en Córdoba en 1981. RICARDO

En tanto, se incorporan como docentes al Tercer Encuentro Flamenco dos de los grandes de la guitarra flamenca: Mario Escudero, por entonces profesor en el American Institute of Guitar de Nueva York, y Sabicas, exiliado en Estados Unidos tras la guerra civil española y, en palabras de Paco Peña, «supremo maestro de la escuela moderna de guitarra flamenca» y «guitarrista legendario aún en vida».

La nueva magnitud del evento y la aceptación internacional que tuvo la propuesta, que logró atraer a unos 200 alumnos, trajo consigo la ampliación de los espacios, tanto los destinados a la docencia como aquellos preparados para ofrecer los conciertos. Al primer bloque se sumó el Conservatorio Superior de Música de Córdoba, donde se impartía el curso de guitarra clásica, y al segundo, la espectacular Capilla de Villaviciosa de la Mezquita-Catedral y el Teatro Municipal al Aire Libre, nombre con el que por aquel entonces se conocía al actual Teatro de la Axerquía.

En total se celebraron 12 conciertos y espectáculos en los que, como novedad, participaron los ganadores del décimo Concurso Nacional de Arte Flamenco, entre los que estaban El Pele, El Churumbaque o Concha Calero. Y Córdoba pudo disfrutar también del arte de Moraíto Chico, de El Sordera o del milagro de los pies de Mario Maya sobre el tablao.

A esa nómina de artistas se unieron otros importantes nombres propios de la guitarra clásica, como David Russell, que con los años se convertiría en uno de los imprescindibles del Festival, y Benjamin Verdery.

Concierto de BB King durante el verano de 1990, uno de los conciertos míticos del Festival de la Guitarra. CÓRDOBA

Ante las dimensiones que adopta el Encuentro Flamenco surge la necesidad de crear un festival internacional y así se recoge en la propuesta del evento de 1983 realizada por Paco Peña. «Desde hace años - escribe - venimos madurando la idea de un ambicioso proyecto enormemente atractivo: crear en Córdoba un festival de música de carácter internacional tal como otros existentes en algunas conocidas ciudades de destacado relieve cultural. Córdoba reúne las condiciones necesarias como para dar vida a tal acontecimiento, ciertamente acorde con su legado histórico cultural». Señala, además, que la programación para 1983, además de lo ya realizado, constituye «una base sobre la cual -convenientemente desarrollada- dicho festival se podría edificar», aunque requeriría de la aportación de todas las fuerzas vivas, no solo locales, sino posiblemente regionales e incluso nacionales». Y así sería con el tiempo.

La Llegada del ayuntamiento al proyecto

En 1984, el Ayuntamiento de la ciudad, convencido de la importancia del encuentro y dispuesto a darle mayor proyección, entra a formar parte de la organización del ya Festival de la Guitarra, que tendrá lugar entre el 12 de julio y el 4 de agosto. Mientras, Paco Peña se mantiene como director artístico y, junto a Víctor Monje Serranito, dirige los cursos de guitarra flamenca. Al frente de los de danza española y flamenca se ponen Inmaculada Aguilar y Loli Flores, y John Williams vuelve a ser el responsable de los de guitarra clásica. Asistieron 240 alumnos procedentes de 30 países.

En esta ocasión se programaron 15 conciertos y espectáculos. Además, se diversificaron los escenarios, al incluirse el Patio de los Naranjos y el patio del antiguo Ayuntamiento, en la calle Pedro López, hoy sede de la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía. Se amplían también los géneros musicales, que fueron del folclore sudamericano a la música de cuerda o a la guitarra clásica, pasando, lógicamente, por el flamenco. Y la guitarra de Paco de Lucía hizo enmudecer a Córdoba desde el escenario del Teatro Municipal al Aire Libre aquel 21 de julio en el que el maestro se subió a las tablas, acompañado por su hermano Ramón de Algeciras y por Carlos Rebato.

Concierto de Europe en el Teatro de la Axerquía. CÓRDOBA

La prensa internacional y nacional se hizo eco de aquel festival y el 7 de agosto el periodista y crítico musical flamenco Ángel Álvarez Caballero publicaba una crónica en El País en la que escribía: «el nivel artístico ha sido altísimo, con algunas actuaciones verdaderamente antológicas, como la de un Chano Lobato en estado de gracia, un Falú verdaderamente ejemplar y un Paco Peña más inspirado que nunca», mientras que «Benjamín Verdery, en guitarra clásica, y su esposa Rie Schmidt, en flauta, fueron una pura delicia».

En la edición de 1985 se une al Encuentro Flamenco la colaboración del Patronato Provincial de Turismo y el Conservatorio Superior de Música, y el Salón de Mosaicos del Alcázar de los Reyes Cristianos entra a formar parte de los escenarios para los recitales. De nuevo, más de 200 alumnos vienen a Córdoba entre el 1 y el 25 de julio a disfrutar de guitarristas como Williams, Enrique de Melchor, Manolo Franco o Rafael Riqueni. Estos tres últimos ofrecerían un concierto conjunto bajo el título Jóvenes figuras de la guitarra flamenca. Actuaron también ese año otros grandes, como el clásico Roberto Aussel, la bailaora Carmen Cortés o el músico marroquí Mustafa Bennis. El encargado de poner el broche de oro de aquel año fue Enrique Morente. A pesar del cartel, la prensa se hacía eco del decaimiento del público y durante algún tiempo parece peligrar el futuro del evento.

No obstante, la idea se retoma en 1986, año en el que todos los conciertos tuvieron lugar en el Gran Teatro, que abría sus puertas tras muchos años de abandono y que cerca estuvo de desaparecer bajo las excavadoras. Pero en 1987 vuelve la crisis y Paco Peña declara a Diario CÓRDOBA que la séptima edición «ha sido un fracaso auténtico», a pesar de la calidad de los cursos y conciertos programados, que trajeron a la ciudad a figuras como Manuel Barrueco y Enrique Montoya y que introdujeron en el programa, por primera vez, el jazz de la mano de Raphael Fays. Será a partir de aquí cuando comience una nueva etapa para el Festival de la Guitarra.

Par Meheny, uno de los clásicos del Festival de la Guitarra en 2001. SÁNCHEZ MORENO

Las novedades de los 90

Los años 90 supusieron una gran innovación para el Festival, que se abre, como nunca antes lo había hecho, a otras tendencias musicales. El nuevo camino que tomaría el evento empezó a vislumbrarse y a coger forma a partir de 1988. En esas fechas el Festival comienza a extenderse a los meses de julio, septiembre y octubre y se organizan más de una veintena de recitales y espectáculos que abarcan distintas tendencias musicales y que comienzan a traer a grandes intérpretes y compositores de prestigio internacional. Solo en ese año pasaron por los escenarios de Córdoba personalidades como Narciso Yepes, Paco de Lucía, que repetía en el Festival, Joao Bosco, Victoria de los Ángeles, Pata Negra, Manolo Sanlúcar, junto con su alumno Vicente Amigo, la Orquesta de Tetuán o Gilber Biberian, entre otros muchos. Y en el 89 se ampliaron las miras y la guitarra giró sus ojos a América. De allí vinieron Quilapayún, Silvio Rodríguez o Toquinho, mientras en la parte flamenca se disfrutaba del arte desmedido de la Paquera de Jerez, Carmen Linares, Vicente Amigo, José Manuel Hierro, Ketama, Diego Carrasco, José Menese o Enrique de Melchor. Unos y otros actuaron en la Axerquía, en el Gran Teatro, en el Conservatorio Superior de Música o en el Círculo de la Amistad, que acogió un recital de Paco Peña.

La guitarra moderna llegará para instalarse a partir de 1990. El cambio de década vendrá de la mano de una leyenda del blues, de un B.B. King que dejó sin aliento al público de La Axerquía, maravillado con las notas con las que acariciaba a Lucille, su inseparable guitarra, en una tórrida noche de julio. Le siguieron Los Ronaldos o Mano Negra, pero también John MacLaughlin, El Lebrijano con la Orquesta Andalusí de Tánger, Vicente Amigo o Eliot Fisk.

Manuel Barrueco, un clásico del Festival de la Guitarra

Manuel Barrueco, un clásico del Festival de la Guitarra FRANCISCO GONZÁLEZ

A partir de 1991 el Ayuntamiento y la Fundación Pública Municipal Gran Teatro, creada cuatro años antes, asumían por primera vez, y en solitario la organización, bajo la dirección de Francisco López, director del Gran Teatro, del Festival Internacional de la Guitarra. Y comienza a notarse una mayor apuesta presupuestaria de la Administración.

Es precisamente en esa fecha cuando se inauguran las míticas Noches a la luz de la guitarra, los espectáculos en los Jardines del Alcázar de los Reyes Cristianos que acogen magistrales conciertos de jazz, pop, rock o clásica.

El Festival se circunscribe ahora a la segunda quincena de junio y la primera semana de julio. La ciudad se vuelca con Al Di Meola, con Joe Pass, con la familia Habichuela, Pat Metheny, Riqueni, Fosforito, la batuta de Leo Brouwer, dirigiendo a la Orquesta de Córdoba en un recital poético homenaje a Federico García Lorca, o Max Sunyer, acompañado por Carles Benavent.

En el plano formativo continúan los cursos de guitarra, pero con contenidos novedosos - baile, jazz, armonía moderna...- que tendrán como maestros a Javier Latorre, Chano Lobato, Paco Serrano, Eliot Fisk... Y todo esto se complementa con jornadas, exposiciones, certámenes fotográficos o talleres de construcción de guitarras.

Paco de Lucía durante su memorable concierto de 1993. FRAMAR

Guitarra 92, año clave para la ciudad, trae como novedad el programa de Grandes conciertos y espectáculos y se centra en el encuentro con la cultura latinoamericana, por la conmemoración del 500 aniversario de la llegada de Colón a América, y en la música del Renacimiento. Nacen, también, el Festival paralelo o la Fiesta de la Guitarra, ocho horas ininterrumpidas de música en el Alcázar de los Reyes Cristianos. Se estrecha, además, el lazo temático entre conciertos y cursos y se crean niveles de formación que abarcan desde la iniciación a la guitarra, a las propuestas de perfeccionamiento y clases magistrales.

A partir de 1994 el festival ganará peso con el anuncio de la Junta de Andalucía de su participación en el Festival. Ese año los cursos formativos pasan a a ser una decena y, de nuevo, se amplían los espacios escénicos, con lugares como el Palacio de Deportes Vista Alegre o el Jardín Botánico. A su vez, crecen los seminarios, los libros en torno a la historia de la guitarra, el II Certamen Internacional de Fotografía del Festival. Y en los años siguientes se celebrarán conciertos como los de Carlos Santana, Chuck Berry, George Moustaki, Joaquín Cortés, John Griffits, María Pagés, Baden Powel, La Vieja Trova Santiaguera, Misia... La lista es casi infinita. el regreso y el adiós de paco peña a la dirección artística

1996 supuso un nuevo cambio de rumbo para el Festival Internacional de la Guitarra porque, aunque el Ayuntamiento seguía al frente del evento, incorporó de nuevo a su fundador, Paco Peña, como director artístico, mientras que Manuel Ángel Jiménez, por entonces director del Gran Teatro de Córdoba, asumía la dirección.

Se redujeron también los escenarios, que en aquella edición se limitaron al Gran Teatro y al Alcázar de los Reyes Cristianos, que acogieron cerca de una veintena de eventos. La apertura, apoteósica, fue el concierto Palabra de guitarra, que subió al escenario del Alcázar a Raimundo y Diego Amador, a Jordi Bonell, a Ariel Rot, a Joan Baniloni, y así hasta 16 artistas.

Aquel año se colgó por primera vez en la historia del Festival el cartel de «agotadas las localidades». El responsable fue Luis Eduardo Aute, que ese verano estaba de gira con la presentación de su último trabajo, su mítica Alevosía. Inolvidables fueron también los recitales de Manolo Sanlúcar, junto a la Orquesta de Córdoba y a interpretes cubanos de la talla de Gema y Pavel; Malevaje, Ximo Tébar o Clarence Gatemouth. Y junto a ellos, en la vertiente flamenca, El Pele; las compañías de Paco Peña, de Eduardo Serrano, El Güito, y de Eduardo Márquez, el toque de Enrique de Melchor y el baile de Inmaculada Aguilar o el arte joven de la Niña Pastori.

Aquel año la parte más canalla y más popera se evidenció con los conciertos en el Alcázar de Germán Coppini, de los Mártires del Compás, de Pata Negra y de Kiko Veneno.

Concierto de Vicente Amigo celebrado en el Teatro de la Axerquía en 2018. SÁNCHEZ MORENO

Peña dejará la dirección artística del Festival al año siguiente, en una edición que se presentó con el lema común de Guitarras contra el racismo y la xenofobia que logró atraer a 15.000 espectadores repartidos por sus 23 grandes conciertos y espectáculos, incluido el de la presentación de Poeta, de Vicente Amigo junto a la Orquesta de Córdoba.

Aquel 1997 el Alcázar de los Reyes Cristianos y el Gran Teatro se rindieron a las actuaciones de Radio Tarifa, Enrique Morente y Lagartija Nick, con su inimitable Omega; de El flamenco viene del sur, con Tomatito, Moraíto Chico, José M. Évora, Esperanza Fernández y José Mercé; Juan Perro, Carles Benavent, Manolo Sanlúcar, la Vargas Blues Band, Donovan, Inti Illimani, Tomasito, Djavan, la Compañía de Antonio Canales, profesor en los cursos junto con Merengue de Córdoba, Blanca del Rey, Inmaculada Aguilar, Leo Brouwer, Sabas de Hoces... Ese año el pabellón quedó muy alto, así que 1998 entró por la puerta grande, con treinta y cuatro conciertos, dos exposiciones, cuatro cursos formativos y cuatro conferencias. Y se sumó a los espacios escénicos la Escuela de Arte Dramático. De nuevo el cartel fue espectacular y variopinto: El Lebrijano y la Orquesta Arábigo Andaluza, Albert Pla, Amancio Prada con Enrique de Melchor, Ximo Tébar, Loquillo, Canales, la Compañía Flamenca de Carmen Cortés, que presentó su Yerma, Ralf Towner, Eduardo Laguillo o Antonio Vega.

El Teatro de la Axerquía uno de los escenarios más empleados en el Festival de la Guitarra. CÓRDOBA

Con la mayoría de edad, en el año 1999, el Festival de la Guitarra se inaugura con la presentación de Musa gitana, un espectáculo creado por el fundador del evento, Paco Peña. Y de nuevo el cartel y la formación académica vuelven a reunir a los más granado del flamenco, el jazz, la música clásica, el folk, el pop, los jóvenes flamencos, el blues... Para muestra un botón: The Chieftains, Víctor Monge Serranito, Alba Molina, Los Sabandeños, Vicente Amigo, Mike Stern Band...

La entrada en el siglo XXI

Con la llegada del nuevo milenio cambia también la dirección del festival, que recae en Ramón López, director del Gran Teatro. Se plantea un nuevo diseño que permita acercar más el evento a la ciudadanía y darle mayor proyección internacional. Para ello se incluyeron novedades como actividades en torno al jazz, exposiciones paralelas o el Festival en la calle, con actuaciones en varias plazas del casco histórico. Aquella edición, en la que actuaron, entre otros, Toquinho, Carmen Linares, José El Francés, Presuntos Implicados, Paul O’Dette o Ariel Rot, logró atraer a más de 16.000 espectadores, 5.000 más que en la anterior edición, y prestó especial atención a las raíces flamencas del evento, para lo que programó espectáculos como el Ballet de Antonio Canales, la Compañía de Joaquín Grilo o los recitales de El Pele, Juanito Valderrama o José Antonio Rodríguez. Todo ello concentrado en 10 días, entre el 7 y el 16 de julio.

Concierto de Europe en el Teatro de la Axerquía, celebrado el 11 de julio de 2018.

El concierto inaugural de la edición de 2001 corrió a cargo de Pat Metheny, anticipo de grandes músicos e intérpretes como Noa, Estrella Morente, Ismael Lo, Radio Tarifa, John MacLaughlin, Paul O’Dette, Sara Baras, Pedro Guerra o María del Mar Bonet. Ese año, y gracias a un convenio con la Universidad de Córdoba, el alumnado de los cursos formativos recibió su certificado de asistencia para el reconocimiento de créditos de libre configuración, cursos que contaron como docentes con maestros como Manolo Sanlúcar, José Antonio Rodríguez o Manolo Franco y que se complementaron con las clases magistrales de Costas Cotsiolis, Pepe Romero y Víctor Pellegrini.

La apuesta de 2002 se centró en el flamenco y el jazz y en el plano formativo amplió los estilos y disciplinas vinculados a la guitarra y dedicó un apartado a la fusión dirigido por el virtuoso intérprete de jazz estadounidense Larry Coryell.

En aquella ocasión los encargados de ponerle música a las tardes y las noches del Festival fueron John Scofield, junto a Joe Lovano, Dave Holland, Al Foster, Los Van Van, The Manhattan Transfer, el Ballet de Cristina Hoyos, Enrique Morente, la Compañía de Javier Latorre o la Cabra Mecánica.

La lista de grandes nombres de la música se fue ampliando en la siguiente edición, en la que Milton Nascimiento fue el responsable de la inauguración con el espectáculo que ofreció en el Gran Teatro. Los conciertos abarcaron diversos estilos y tendencias artísticas, con propuestas que pasaron de Cesarea Évora a Javier Conde, de Ronald Dyens, Stanley Jordan & Novecento Groove Machine a los Orishas o a Marizia.

Miguel Poveda durante su actuación CÓRDOBA

La propuesta se completó con el ciclo Guitarras en las peñas flamencas, ofrecidos por jóvenes guitarristas, y con exposiciones, presentaciones de libros o la celebración del I Certamen de Flamenco de Guitarra Joven de Acompañamiento.

Paco de Lucía se convirtió en uno de los grandes protagonistas del Festival de la Guitarra 2004, porque además de presentar en Córdoba sus Cositas buenas, fue la estrella de una exposición audiovisual en la Sala Capitulares del Ayuntamiento de la ciudad. A su nombre se unió el de uno de los grandes de la escena musical internacional, Bob Dylan, que mostró su versión más íntima en el Polideportivo Fontanar, en un concierto abarrotado en el que el grupo Amaral actuó de telonero.

También el cantautor Joan Manuel Serrat, que puso el broche de oro a aquella edición, arrancó los aplausos incondicionales de un público que se rindió a su Serrat sinfónico en el Alcázar de los Reyes Cristianos.

En total se ofrecieron 27 conciertos entre el 5 y el 17 de julio, en lugares tan dispares como el Patio Barroco de la Diputación de Córdoba, el Conservatorio Superior de Música Rafael Orozco o el patio de la Empresa Municipal de Viviendas de Córdoba (Vimcorsa), las plazas de El Potro y San Agustín o las peñas flamencas de la ciudad, donde se realizaron recitales de pequeño formato repartidos por distintos puntos de la ciudad y que enriquecieron los escenarios tradicionales de la Axerquía y el Gran Teatro.

Las bodas de plata

El primer gran aniversario del Festival de la Guitarra llegó en 2005, cuando se conmemoraron los 25 años del nacimiento de esta cita musical sin precedentes y, obviamente, el encargado de dar el pistoletazo de salida fue Paco Peña, que presentó en España su Requiem flamenco en la Mezquita-Catedral, junto a la Coral Sant Jordi.

Ese año de celebraciones se unieron como escenarios la plaza de La Corredera y la de Las Tendillas. La primera acogió la propuesta escénica de Lucky Peterson, que conquistó y sacó a bailar a los asistentes a ritmo de blues, y la segunda permitió rendir un merecido homenaje a Paco Serrano, responsable de la Soleá que desde hace décadas marca el ritmo de las horas del centro de la ciudad y que hoy es uno de los símbolos de Córdoba. De hecho, en aquella edición los campanarios de la ciudad ofrecieron su particular concierto desde las espadañas de los templos más emblemáticos.

El plantel de artistas se completó, entre los días 1 y 16 de julio, con las actuaciones de Carlinhos Brown, The Blues Brothers Band, Enrique y Estrella Morente, Egberto Gismonti, Amancio Prada, Jim Hall Quartet, Manolo Sanlúcar, Silvio Rodríguez, Ismael Serrano, Manuel Barrueco, la Compañía de María Pagés o Gilberto Gil. Aquella edición finalizó con el concierto de Mago de Oz en el Alcázar de los Reyes Católicos.

El 2006 llega con 17 cursos formativos que consiguen batir récord de asistencia con respecto al año anterior, al acoger a 262 alumnos de 22 nacionalidades, según publicaba por aquellas fechas Diario CÓRDOBA.

Joao Bosco, durante el concierto que ofreció en 2008. MANUEL MURILLO

Esa edición trajo también novedades en los escenarios. La plaza de La Corredera volverá a repetir para ser la sede del programa Festival en la calle, que permitió acoger el concierto de Los Aslándticos. Mientras, el Teatro Cómico Principal, en Ambrosio de Morales, vio las actuaciones de Niño de Pura y Serafín Arriaza o de Manuel Barrueco, y el Patio de Columnas del Palacio de Viana acogió el ciclo de guitarra flamenca Por derecho.

Retoman el pulso musical de la ciudad algunos de los más prestigiosos músicos internacionales, como Michel Camilo y Tomatito, B.B. King, que salió al escenario de la Plaza de Toros, Pat Metheny, George Benson, Tonquinho o Madredeus.

Al año siguiente, el programa de conciertos y espectáculos destina el Gran Teatro y La Axerquía a los grandes recitales, lleva a los clásicos al Teatro Cómico Principal y reserva el estadio Enrique Puga para la cita más multitudinaria: Serrat y Sabina con su indestructible Dos pájaros de un tiro, que llenó el campo de fútbol. Ellos fueron los platos fuertes del verano, junto con los incombustibles Pat Metheny y Paco de Lucía, Mike Stern, Eva la Yerbabuena, Joe Satriani, Larry Carlton con Robben Ford, Miguel Poveda o María Dolores Pradera, que estuvo acompañada por Los Sabandeños y que ofreció uno de los espectáculos más populares del año.

En 2008, con Ramón López como director del Festival, se apuesta por buscar más repercusión dentro y fuera de nuestras fronteras, ya que, aunque la cita goza de prestigio en los ámbitos especializados, aspira a conquistar a todo tipo de público. Así que el Festival se presenta en junio de aquel año en la sede del Instituto Cervantes de Madrid.

En total se organizaron treinta y tres conciertos y cuatro líneas de programación situadas en cuatro espacios distintos: el Gran Teatro, destinados a conciertos sinfónicos, espectáculos de baile flamenco y recitales de jazz; el Teatro de la Axerquía, el más versátil de todos en cuanto a géneros musicales se refiere, con cabida para el rock, blues, jazz fusión, flamenco, pop y música brasileña; el Patio Barroco de la Diputación, para conciertos de formato medio con estilos jazz, flamenco y manouche; y el Teatro Cómico Principal, para los intérpretes de guitarra clásica solista, las citas más elogiadas por los críticos y más apreciadas por el alumnado de los cursos.

Como grandes nombres destacaron Juan Manuel Cañizares, con la Orquesta de Córdoba, Scott Henderson, Tomatito, Marcus Miller, Merche Esmeralda, The Earth, Wind and Fire, Chuck Berry, Dulce Pontes, Roger Hoodgson, Gary Moore o Joaquín Clerch.

José Mercé, durante su actuación en la edición del 2002. CÓRDOBA

En 2009, el Festival volvió a presentarse en la capital, pero también cruzó las fronteras para llegar a Berlín, a la sede del Instituto Cervantes y con la ayuda de la Embajada de España, para buscar un nuevo nicho de espectadores y atraer turismo europeo. Esa edición permitió, además, rendir homenaje al director Leo Brouwer, que celebraba su 70 cumpleaños, a Francisco Tárrega e Isaac Albéniz, en el 100 aniversario de su muerte y a Joaquín Rodrigo, fallecido 10 años antes.

Junto a ello, Fedra, dirigido por Miguel Narros, con música de Enrique Morente y con coreografía de Javier Latorre, fue uno de los platos fuertes del flamenco. También los conciertos de Tomatito y Diego El Cigala, The Pretenders, Misia, John Fogerty, Javier Riba o David Russell.

En 2010 el Festival de la Guitarra viajaba hasta Barcelona y Sevilla, en su 30 aniversario, para lograr mayor promoción y anunciar el cartel formativo y de espectáculos previsto para conmemorar la efemérides. Se incluyen varios estrenos absolutos: el espectáculo Duende y reloj, de Javier Latorre, el de una obra de Leo Brouwer, creada ex professo para esta ocasión; Javier Ruibal interpreta algunas de sus canciones orquestadas por Javier López Guereña junto con la Orquesta de Córdoba y también la Orquesta acompaña a Manuel Barrueco, que presenta como solista el Concierto de Aranjuez, de Joaquín Rodrigo.

El flamenco vuelve a contar con un importante elenco de figuras, como Arcángel, Paco Peña, Eva Yerbabuena, José Antonio Rodríguez o Paco de Lucía.

Por lo que se refiere a los grandes conciertos, la palma se la lleva Mark Knopfler, que rinde a sus 13.000 asistentes en la Plaza de Toros, pero también triunfarán Deep Purple, Joe Bonamasa, Serrat, Placebo, Paco de Lucía, Ismael Serrano, Marlango, Fito Paez o Johny Winter. Aquel año el evento cultural cordobés se celebró durante tres semanas.

La última década

En la edición de 2011 el Festival de la Guitarra, que a partir de esa fecha incorpora el Teatro Góngora como uno más de sus escenarios, se limitó a las dos semanas. En ese tiempo ofreció 27 conciertos y espectáculos y reunió a más de 24.000 asistentes en un verano que tuvo un resultado similar al de 2009, como recogieron las informaciones publicadas por Diario CÓRDOBA.

Como de costumbre, los grandes formatos, pensados para grupos musicales con una larga trayectoria de éxitos, atrajeron la atención de público y medios. Ese fue el caso de la cita con ZZ Top o con John McLaughlin, pero también con Vicente Amigo, con Russian Red (que llenó el Gran Teatro), Andrés Calamaro o Pablo Milanés.

A partir de 2012 será Juan Carlos Limia quien dirija el Festival internacional de la Guitarra. Ese año el concierto estrella será el de la banda Jethro Tull, la nota más rockera de un festival en el que se reunieron bastantes espectáculos flamencos, como el de Miguel Poveda, Niño de Pura o el Ballet Flamenco de Andalucía. No obstante, también hubo hueco para el jazz, con la John Scofield Hollobody Band o Kurt Elling y Charlie Hunter; para la canción de autor, con el espectáculo de Serrat y Sabina Dos pájaros contraatacan, o para apuestas musicales más cercanas al pop rock o a la fusión del flamenco con otros estilos, como los que trajeron Amaral y Pitingo.

2014 contó con Alejandro Sanz, que actuó en el coso de Los Califas, y otros artistas como Michael Schenker, Fito y los Fitipaldi, Robert Cray y Los Coronas, Al Di Meola, Tomatito, Paco Peña o Arcángel.

En cuanto a la idea de promoción y de expansión, el Festival buscó aliados en otros festivales de prestigio, como el Festival Internacional de la Guitarra de Adelaide (Australia) y el Festival Internacional de Música y Danza de Granada, con el propósito de entablar relaciones de cooperación y de interacción que fueran fructíferas en aquel momento y en los años posteriores.

Por otro lado, tal y como rezaba la memoria del evento en aquella fecha, «se mantiene por cuarto año consecutivo el estreno de una obra para guitarra y orquesta encargo del Festival. Por primera vez este encargo está compartido con un socio internacional. Se trata de la Guitar Foundation of America GFA, siendo el afamado guitarrista y compositor -muy vinculado al Festival- Sergio Assad el autor de esta nueva composición»

Aquel verano se pudo disfrutar de los conciertos de Pepe Habichuela y Jorge Pardo, Chano Domínguez con el Niño Josele, el cuarteto de Juan Gambale o las grandes apuestas escénicas de Rosendo, Bob Dylan, Sting con Raimundo Amador o Serrat.

Concierto de Europe en el Teatro de la Axerquía. CÓRDOBA

Mientras tanto, siguen los cursos formativos a cargo de eminentes especialistas como Pablo Villegas, Roland Dyens, Josemi Carmona y Pepe Habichuela, Manolo Sanlúcar o Javier Latorre.

En julio de 2016 la organización califica esa edición del Festival de la Guitarra de «rotundo éxito», al alcanzar los 25.365 espectadores. Los conciertos de Scorpions, Medina Azahara y Sabaton fueron los que congregaron a más público, un total de 8.500 personas en la Plaza de Toros. Otro plato fuerte del Festival tuvo lugar en el Teatro de la Axerquía, con la propuesta de Bunbury.

En el plano formativo, recibió a 147 alumnos en sus 13 cursos. Además, el Festival se suma a las conmemoraciones de los 400 años del fallecimiento de Miguel de Cervantes y el centenario de la desaparición del maestro Enrique Granados, y «marcará un hito importante en la historia de la guitarra flamenca de la mano del maestro Manolo Sanlúcar», que presentó en Córdoba su proyecto enciclopédico sobre este instrumento, su obra La guitarra flamenca. Manolo Sanlúcar.

En 2017, el flamenco se convierte de nuevo en el epicentro del Festival de la Guitarra. Cañizares, Tomatito, José Antonio Rodríguez, Niño de Pura, Paco Serrano o Rafaela Carrasco ponen música a una edición donde destacan también los cursos de Manolo Sanlúcar o Juan Serrano Serranito.

Los conciertos del Teatro de la Axerquía los abre Robe, fundador de Extremoduro. Le seguirán Embusteros, con Elefantes y Sidonie, Second con Niños Mutantes, Pasión Vega y Noa, Michel Camilo y Tomatito o Amaral.

Mientras, en el Teatro Góngora dieron lo mejor de sí Mayte Martín, Niño de Pura o Ricardo Gallén, y en el Gran Teatro, Lee Ritenour y Dave Grusin o José Antonio Rodríguez.

El Festival de la Guitarra de 2018 llegó envuelto en polémica porque algunas voces aconsejaban externalizar la programación del evento musical. Con todo, el encuentro internacional sale adelante como de costumbre e incorpora algunas novedades, como la proyección de seis películas documentales en el cine Fuenseca sobre grandes solistas y grupos musicales, una iniciativa que se mantiene hasta la fecha.

Aquella edición logró atraer a casi 32.000 espectadores, unos 10.000 más que en 2017 y Kiss, la banda que cerró el encuentro, en la Plaza de Toros, fue una de las más comentadas de ese verano.

En aquella ocasión también fueron multitudinarios los conciertos en La Axerquía del grupo Europe, Bryan Ferry, Jorge Drexler, Miguel Poveda, Joan Manuel Serrat, Vicente Amigo o Pat Metheny, o los espectáculos del Teatro Góngora de Juan Carlos Romero, que presentó un estreno absoluto, o del cantante y compositor brasileño Joao Bosco.

En 2019 el evento celebra su 39ª edición y se salda con casi 25.000 espectadores, a pesar de que cuenta con un presupuesto un 20% menor que el año anterior, como recogía Diario CÓRDOBA. Además, se abre a nuevos escenarios, entre los que figuran el Patio de los Naranjos, el yacimiento arqueológico de Medina Azahara o espacios emblemáticos del casco histórico de la ciudad. Junto a ello, se presentan los espectáculos de grandes como Miguel Ríos, Lila Downs o Lucky Peterson, que falleció al año siguiente.

La ciudad ansiaba la llegada del 2020 para conmemorar la cuadragésima edición del Festival, pero la pandemia del coronavirus obligó a cancelar la cita y a posponerla a 2021. Durante esta última edición se celebrarán solo conciertos y no los tradicionales cursos de formación, pero la música volverá a tomar las calles y a llenar de emoción a intérpretes, compositores y público.

Hoy el Festival de la Guitarra, con 40 ediciones a sus espaldas este año, muestra la madurez que ha sabido darle el paso del tiempo, la templanza que le ha permitido enfrentarse a las adversidades y la inteligencia para mantenerse en lo más alto, con la dignidad intacta, a pesar de los errores y de los éxitos obtenidos.

El Festival es el vivo reflejo de la lucha y del empeño, de cómo, con trabajo, es posible hacer realidad las grandes ideas, aquellas que son capaces de hacernos sentir orgullo de pertenecer a una tierra que, en este caso, solo quiere regalarnos su arte.

Los cursos de guitarra han sido una de las grandes señas de identidad del Festival de la Guitarra desde su creación y han contribuido, como pocos, a difundir el sentir flamenco por todos los rincones del planeta. Aunque en un principio se ciñeron a la enseñanza de esta disciplina, con el tiempo han tenido cabida otras músicas, como la clásica y el jazz, y el alumnado ha tenido la posibilidad de aprender de la mano de los grandes maestros y compositores que han pasado por el Festival a lo largo de sus distintas ediciones.

Córdoba se ha ganado con el paso de los años un lugar destacado en la lista de grandes escenarios para la música. Por sus tablas han pasado figuras de la talla de Sabicas, de B.B. King, Pat Metheny, Paco de Lucía o Chuck Berry, entre muchos cientos, todos ellos enormes representantes de lo mejor de la guitarra internacional . Pop, rock, flamenco, clásica, jazz... cada estilo ha encontrado su lugar en Córdoba, en sus teatros, en sus recitales al aire libre situados en espacios únicos o en enclaves Patrimonio de la Humanidad que han sido capaces de seducir a varias generaciones.