Una enérgica Rozalén, que se ha atrevido con el baile como no lo ha hecho nunca, lo ha dado todo en el escenario la noche de este viernes en Los Califas, despertando pasiones entre sus seguidores, deseosos de ver a la cantautora en directo y de sentir en vivo sus últimas canciones, las de El árbol y el bosque, un disco que hasta ahora la albaceteña no ha podido dar a conocer ante el público. La serie de conciertos que acogerá la plaza de toros no ha podido empezar mejor y, sobre todo, con más seguridad, ya que se ha sido muy estricto con las medidas anti covid.

La cantante, muy parlanchina todo el concierto, ha dado la bienvenida al público a "este viaje". "Os echábamos de menos", ha continuado Rozalén, que agradeció a los espectadores que apostaran por la cultura en este momento "que tanto lo necesitamos". Después de su primera canción, El tren, la artista ha recordado "el momento triste con el que nos hemos despertado esta mañana", pero "vamos a intentar recuperar la fe en la humanidad".

Tan solo unas 2.000 personas, y cada una en su asiento debido a las normas de aforo y distanciamiento que impone la pandemia, han podido disfrutar de este primer espectáculo multitudinario en Córdoba desde que la pandemia acabó con los grandes conciertos. El montaje ha deslumbrado y emocionado a un público que coreó constantemente tanto sus últimas canciones como otras emblemáticas que no pueden faltar en sus giras, tales como La puerta violeta, Girasoles, Justo o Vuelves. A tu vida, Y busqué, El día que yo me muera y Loba también han formado parte de un repertorio con el que el público se ha entregado, aunque le costó mantenerse pegado a la silla en algunos temas.

16

Rozalén despierta pasiones en Los Califas

Luces para recrear historias

Un espectacular juego de luces ha ayudado a que todos, también ella misma y su equipo, pudieran alcanzar la ambientación necesaria para acercarse a las historias y recuerdos hechos canciones de la cantante, con las tonalidades más adecuadas para cada tema. También para la cantautora ha sido emocionante este encuentro, el segundo de su gira, en la que sigue haciéndose acompañar por su inseparable intérprete de lenguaje de signos, Beatriz Romero, que también se ha revelado como una gran bailarina en una puesta en escena que ha contado con tres guitarras eléctricas, una española, un piano y una batería. 

Durante todo el espectáculo, la artista ha dedicado palabras de cariño al público, que le ha obsequiado cantándole el cumpleaños feliz, después de que confesara que "en pocas horas cumplo 35 años". Sus seguidores han salido de Los Califas felices gracias a la terapia que supone la música en directo y compartida por muchos, que, por fin, ha vuelto a Córdoba.